Instituciones que hablan de democracia
Tanmi Tnam
Los partidos políticos del país ya están en pleno movimiento con vistas a las próximas elecciones generales. Estas instituciones ya realizan reuniones en municipios y ciudades para tratar temas que les interesa según las funciones que les corresponde. En el entorno de los espacios que visitan, residen personas que pertenecen a pueblos originarios. Estos pueblos, no son reconocidos por estas entidades dado el pensamiento que sostienen desde hace siglos. Muchos guatemaltecos, conocen que los pueblos originarios conciben a la naturaleza parte fundamental para la conservación y continuidad de la vida de los seres vivos, incluida la de la persona. Este es un tema que debería ser del dominio de los partidos políticos para orientar la legislación desde el Congreso de la República. Lamentablemente este poder es un actor que luce más por el racismo que practica. El caso de la Iniciativa No. 5923 «Ley para el Rescate del Patrimonio Prehispánico”, varios actores del país han afirmado que esta Iniciativa simplemente ignora a los pueblos originarios de Guatemala. Ante esto, algunos líderes de la politiquería actual ofrecen convertir las ciudades antiguas de los mayas para atraer al turismo, pero sin el reconocimiento expreso de los herederos de este pueblo.
Desde hace 200 años, el Congreso de la República viene demostrando su negativa al reconocimiento, participación y representación de los pueblos originarios. En sus primeros años de funcionamiento, el Congreso se dedicó a legislar a favor de la disminución y eliminación de elementos culturales de los pueblos originarios, luego pasó al pensamiento y práctica de emitir leyes para la asimilación de dichos pueblos a la cultura nacional y últimamente a la creación de instancias con resultados poco o nada perceptibles para su apreciación. El Poder Judicial impone su pensamiento, forma de administración y resolución de conflictos obviando las normas propias con que cuentan los pueblos originarios y, en tanto, el Poder Ejecutivo diseña y ejecuta políticas sin la diversidad étnica de Guatemala.
Generalmente, el pensamiento y la actuación de los viejos partidos políticos en Guatemala, viene de la época colonial y ahora que estamos en pleno Siglo XXI, es difícil encontrar dónde está la actualización del pensamiento de estas instituciones en relación a la diversidad étnica, su tratamiento, participación y representación en los poderes del Estado. Sin embargo, un gran porcentaje de electores vienen de los pueblos Xinka, Garífuna y Maya. Esta realidad, no es del agrado y reconocimiento del liderazgo de los partidos políticos actuales y entonces recurren al uso de estrategias inaceptables. Es tiempo que los pueblos originarios fijen posición a través de alternativas de participación para ejercer sus derechos políticos.
Mientras en los tres poderes del Estado, muchos trabajadores se dedican a que tales instancias ejecuten sus funciones para administrar los servicios públicos sin pertinencia cultural, generalmente provocando más conflictos. Estos poderes son actores para la continuidad del racismo y la marginación. El impacto está a la vista: baja cobertura y calidad de los servicios públicos, el funcionamiento de instancias que poco aportan al desarrollo y más bien apuntan hacia la segregación, pobreza, analfabetismo y conflictos de todo tipo. Lejos quedaron los compromisos asumidos en los Acuerdos de Paz para su aplicación oportuna. Es urgente que los partidos políticos transformen su pensamiento atendiendo a la diversidad de pueblos para construir la democracia en Guatemala.
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