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Crisis mundial de alimentos

Sueños…

En el marco de una confrontación social eterna. Es el momento de pensar como nación, o grupo de naciones, que debemos avanzar en la construcción de una patria unida, próspera y equitativa. Ya hay que dejar las heridas del pasado. Que se tienen que conocer los pormenores sí, pero no tienen que ser heridas que nos mantengan en una confrontación permanente, especialmente ante los nuevos retos que nos lanza el mundo y sus tendencias.

Todos los países del mundo enfrentan una pandemia. Pero no es solamente sanitaria, los sistemas sociales adoptados por la humanidad crujen bajo los efectos de la amenaza del Covid-19, el estancamiento del comercio internacional, el aparecimiento del extraño monstruo llamado inflación que barre con los ingresos de empresarios, consumidores y gobiernos, además emergen el estancamiento de la economía mundial, resultado de la confrontación de los grandes imperios que urgen una redistribución de las colonias y semi-colonias.

Según los datos del Banco Mundial, muchos países del mundo, especialmente los centroamericanos, están a las puertas de un incremento de la inseguridad alimentaria. Será posible que mueran los humanos de hambre, especialmente aquellos que viven en regiones tan fértiles y abundantes. Todo es posible ante la irracionalidad humanista.

No se le puede echar toda la culpa al Covid-19 de reducir los ingresos de la gente, estancar la producción mercantil, ni provocar el hambre crónica, estas ya estaban aumentando antes del aciago 2019-20. Guatemala es clasificada en el mundo como país de ingresos medios bajos. Sus ingresos son medios, por la mala distribución de los mismos es un país pobre. El Banco Central y el FMI, afirman que ha tenido una recuperación espectacular. Creció, por efecto rebote, más de 8% en el 2021. Las cifras macroeconómicas esconden la realidad. Las expectativas de desarrollo son pobres. La realidad al visitar la totalidad del país es de pobreza, analfabetismo y desnutrición. Las desigualdades y el racismo son extremos, la mayoría de infantes menores de 5 años padecen desnutrición. La población indígena vive en condiciones de la época de la colonia. Según Unicef, Guatemala está en los primeros lugares de malnutrición infantil mundial. En las regiones rurales, indígenas y mestizas, abarca el 80% de la población.

Los datos del Banco Mundial son angustiantes. Especialmente para los países del triángulo del norte, sur de México incluido. El Covid-19 y el encierro promovido por los gobiernos del mundo redujeron los ingresos de todos los sectores, especialmente los quintiles más bajos de ingresos. Se interrumpió la cadena de suministros, aumentan los problemas sociales, el hambre está aumentando en diversos sectores de las sociedades, lo que amenaza el conflicto social. Surgen liderazgos positivos en El Salvador, Honduras y Costa Rica, pero, estamos ante un panorama de terror, los conflictos surgen basados en condiciones económicas discriminatorias de mayorías, la amenaza de desastres naturales, el cambio climático y las epidemias que surgen amenazantes.

¿Hacia dónde vamos? Los precios de todos los productos aumentan en el mundo. Los precios de los alimentos tienden a crecer. Los precios de los insumos, de fertilizantes, combinados con el precio del transporte y las expectativas de profundización de la guerra europea mantienen la opinión pública en ascuas.

Conocemos el índice inflacionario del consumidor, que aumenta sin cesar. No es tan a la vista el aumento del índice de gastos de los productores, que solo en Costa Rica alcanza el 15%, tarde o temprano estos costos se trasladan a la población. En mayo actual, los precios agrícolas crecieron un 42%, afectando a países pobres de varios continentes. Vemos que el precio del maíz y el trigo son un 55% y un 91% más altos, en el último año.

A la inflación de costos se suma la guerra europea, la escasez de suministros, que afectan los mercados del trigo, el maíz, los aceites comestibles y los fertilizantes. Las enigmáticas Rusia y Belarús son los principales exportadores de fertilizantes, con el 38% de los fertilizantes potásicos, el 17% de los fertilizantes compuestos y el 15% de los fertilizantes nitrogenados en el mundo. Es el momento de diseñar políticas de producción propias de tales materias primas.

A nivel mundial, cerca de 193 millones de personas sufren inseguridad alimentaria grave, o sea aproximadamente 40 millones más que en 2020, cuando se registró el anterior récord. Por supuesto, los sectores ricos y los sectores medios no lo sentimos tanto, pero los sectores pobres, mestizos e indígenas se ven en la mayor desesperación. Para el triángulo del norte, un número mayor de personas sin alimentos han disminuido la ingesta de calorías y la desnutrición amenaza la educación, la salud y aumenta la pobreza, los niños de Guatemala están en la primera línea del riesgo mundial. Sí quisiéramos una sociedad equitativa y solidaria hay que enfrentar este tema. Frente a los privilegios de grandes terratenientes, religiosos, académicos y profesionales.

¿Podremos vencer la corrupción?

La corrupción que se adueña del aparato estatal, y la indolencia del resto de capas de la población genera propuestas de organismos internacionales. El banco mundial se propuso un proyecto de interés. En Guatemala, el proyecto Respuesta a la COVID-19: Cadenas de Valor Agroalimentarias Modernas y Resilientes, que se propone como objetivo ofrecer una respuesta de emergencia ante la COVID-19 y aumentar la resiliencia económica y climática mejorando la eficiencia de las principales cadenas de valor agrícolas e invirtiendo en tecnologías y prácticas modernas. Son cerca de 150 millones de dólares, que se pusieron en marcha en el 2021. Nadie sabe los resultados aún. Ojalá se hayan gastado en los pequeños productores campesinos y no en jugosas consultorías, la burocracia del gobierno y algún otro despierto por allí.

El objetivo del Proyecto es promover una estrategia de agro-industrialización que reduzca las pérdidas de alimentos, aumente la adopción de tecnologías resistentes al clima y apoye la respuesta de emergencia de COVID-19 para los beneficiarios en cadenas de valor seleccionadas.

Datos y localización del proyecto

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¿Cuáles son las tareas que el Estado tiene que emprender ya?

  1. Respaldar la producción y a los productores: especialmente pequeños y medianos.
  2. Facilitar el aumento del comercio: el comercio amplio lleva una visión más moderna a una población alfabetizada.
  3.  Apoyar a los hogares vulnerables: para construir una sociedad verdaderamente democrática que es un sueño.
  4. Invertir en seguridad alimentaria y nutricional sostenible.
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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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