OpiniónColumnas

Democracia Economía

Debemos Saber la Verdad

Este primer párrafo no es parte de mi artículo del día de hoy, pero lo menciono como guatemalteco inconforme sobre cómo actúan y son de corruptos los funcionarios públicos y diputados. Con el agujero que se hizo en la carretera hacia el Pacífico, según información en las redes sociales, ya inició el juego de la corrupción entre el Congreso, el alcalde de Villa Nueva y funcionarios públicos. Eso es terrible para Guatemala y la democracia.

En los últimos años ha sido grande el crecimiento tecnológico y científico que hemos tenido, pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales, éticos y las responsabilidades de las personas. 

Las democracias son sistemas para cambiar gobiernos y han fallado porque las personas electas han sido muy corruptas y además se meten en los derechos de los ciudadanos como la vida, la propiedad y los contratos escritos o hablados, que no están sujetos a la democracia, porque ya existían antes de que empezarán las democracias.

Han hecho creer a los ciudadanos que la democracia es para resolver problemas en los países, cuando solamente es un sistema para cambiar gobiernos. Hay que aclarar que en Latinoamérica está fallando porque los izquierdistas y demagogos utilizan la democracia para ganar elecciones y resolver sus propios problemas económicos.

Los izquierdistas y demagogos apelan a los instintos más bajos del corazón y la mente de las personas para ganar votos en elecciones, creando la oclocracia, que es cuando la voluntad general cede ante las voluntades particulares y así, al llegar al poder los demagogos corruptos   generan más pobreza para la población y se enriquecen ellos.

La democracia no es un sistema para dirigir eficientemente la economía de un país. Una cosa es un sistema político y otra es un sistema económico. En este juego, la democracia es la forma de elegir y  organizar el gobierno, pero no de organizar a los ciudadanos.

La gente con sus derechos a la vida, la propiedad, sus contratos escritos o hablados y en el uso de sus derechos, produce, intercambia,  atiende necesidades, etc. y se enriquece. Por supuesto no se produce igualdad económica para todos, pero sí se va reduciendo la pobreza.

Podemos ver que China Continental no es una democracia, pero tiene una economía eficiente, ordenada y ha demostrado que a pesar de su gran extensión territorial es donde más rápido se ha reducido la pobreza. Lo que China tiene es una economía que respeta los derechos individuales, la propiedad, la vida y los contratos hablados o escritos.

Los gobiernos socialistas con su demagogia de redistribuir y procurar la igualdad económica crean más pobreza, porque tienen que violar los derechos de las personas que producen y trabajan, para decir que se los darán  a otros que no producen ni trabajan, eso no permite que una economía sea eficiente.

Para salir de la pobreza y lograr un mejor nivel de vida, en primer lugar los gobiernos electos no deben ser corruptos e irresponsables y que hayan corrompido a la sociedad por medio de sus actuaciones, negocios y contratos públicos.

Hay que establecer un verdadero régimen de derecho, que no es que todos deben cumplir las leyes, pero se deben dar cuenta que muchas leyes violan nuestros derechos que son la vida, la propiedad y los contratos. Cuando se viola uno de estos derechos es que no existe verdaderamente un régimen de derecho. Los legisladores pueden hacer una cantidad inmensa de barbaridades legales y así no se respetan las leyes y por lo tanto va a ser ineficiente la economía con intercambios libres y pacíficos en el día a día.

Las constituciones en nuestros países han fracaso porque han sido reglamentarias y no diseñadas para proteger los derechos de los individuos, para que puedan hacer todo lo que quieran mientras sea honesto y pacífico. Si es pacífico están respetando los derechos ajenos, y así juntos pueden lograr el desarrollo económico

El Estado no puede generar prosperidad económica porque para tener eficiencia económica se necesita tener precios que permitan comparar lo que cuesta producir un producto, en relación a las necesidades de la gente, precios que surgen en los intercambios de propiedades privadas, todo lo que resulta un precio relativo entre las cosas, por lo anterior es necesario tener una economía eficiente.

Los precios deben reflejar la realidad del mundo y los gobiernos al intervenir, causan pérdidas porque reflejan precios que no son la realidad y lo hacen para que la gente actúe en la consecución de los objetivos que el gobierno dispuso.

La constitución de una sociedad libre debe tener reglas claras para proteger los derechos individuales, a eso se le llama justicia en la protección de derechos. Y no buscar que la legislación busque la justicia en los derechos individuales y la eficiencia económica, porque si sólo se busca lo segundo no se logrará lo primero.

En América Latina los gobiernos han estado a favor del mercantilismo y no de la economía libre y se han vuelto aliados de gobiernos intervencionistas que ven sus propios intereses y eso ha sido una desgracia para América Latina, porque no han permitido que el mercado libre establezca reglas generales y abstractas de comportamiento.

Los problemas de violencia y pobreza se resuelven con un régimen de derecho bien entendido, porque la impunidad que tienen los criminales se debe a la falta de un poder judicial que entienda de derecho y que tenga recursos económicos y humanos para proteger los derechos  y que muchos puedan ver la certeza del castigo y más importante que el castigo, la severidad del mismo.

El tema ecológico se resuelve protegiendo la propiedad privada porque nadie tira basura en su casa, pero sí la botan en ríos, lagos, calles y así faltan el respeto la propiedad ajena.

Este artículo es en defensa de la libertad individual y hay que iluminar a la gente para usar la razón dejando ideologías, iluminarla para que trabaje para que pueda haber prosperidad económica y que no se involucre en la corrupción, porque el sufrimiento de mucha gente es grande.

Area de Opinión
Libre emisión de pensamiento.

Lea más del autor Historia no contada Carlos Castillo Armas Parte 3