Las intenciones de la educación
Tanmi Tnam
Familias y pueblos enteros confían en que la educación escolar agrega habilidades importantes a las personas que asisten a las aulas de la escuela actual. Es aceptable que la educación que ayuda al desenvolvimiento crítico y propositivo, apoye a transformar las condiciones que limitan el buen vivir.
En las áreas rurales, para la mayoría de las familias la asistencia a la escuela significa oportunidad para “salir de la ignorancia” y defender los derechos en cualquier circunstancia donde lo común es la marginación. También hay familias que, perciben los efectos de la educación escolar en sus hijas e hijos, como el cambio de actitudes que tienden al debilitamiento de la identidad personal, a la baja de práctica de valores, tal es el caso de las relaciones con las manifestaciones de vida del entorno, la pérdida de vitalidad del uso de la lengua materna, la poca valoración del trabajo y la disminución de la autoestima.
Razones tienen las voces de organizaciones que cuestionan la poca cercanía de la educación escolar con las características y aspiraciones de los pueblos en el campo de la cultura, aquella educación que impone conocimientos de culturas ajenas a cambio del desconocimiento de los conocimientos propios de los pueblos, la educación que considera hechos del pasado los vínculos de la persona con la tierra, aquella educación con poco o nada de preocupación para el fortalecimiento del uso de las lenguas originarias y la educación que asume roles cuestionables para imponer alguna religión. Es problemática la educación que impone conocimientos de otras regiones del mundo como los únicos con validez, los hechos históricos que presenta no logran captar los acontecimientos significativos de los pueblos originarios y el perfil que intenta formar en el estudiantado, no valora ni lleva a la práctica lo que corresponde a la diversidad de culturas. Este tipo de educación monocultural rechaza abiertamente otros modos de educación donde se incluye otra manera de ver la vida, hay otros pensamientos y una serie de vínculos establecidos que hacen de la vida más integral e interdependiente. La imposición de conocimientos en el ámbito escolar crea crisis de identidad, tanto en la cultura considerada superior, como en las culturas subestimadas y fomenta actitudes de discriminación y de sumisión.
Es cuestionable la educación escolar que centra su esfuerzo únicamente en la acumulación de dinero, el desarrollo sin límites, el consumo extremo y la explotación de la naturaleza. Esta educación se da el lujo de alejarse y olvidarse de las personas y de los pueblos y sus resultados generalmente se concretan en sociedades donde poco importa la humanidad entera y hay conflictos.
Guatemala, ha tenido la oportunidad de reflexionar durante muchos años acerca de la importancia de organizar el sistema educativo nacional en que la regionalización logre captar la vida de cada uno de los pueblos, que inspire el diseño y el desarrollo del currículo escolar, la implementación de la administración educativa en el marco geográfico donde residen los pueblos y el desafío de atender la unidad en la diversidad con el apoyo de los conocimientos. Esta regionalización necesita de instrumentos para el desarrollo curricular en todas las áreas del conocimiento, la formación de habilidades para responder a las exigencias actuales y los argumentos y formas de solución de los grandes problemas socioeconómicos y políticos.
Es necesario insistir en la demanda de una educación escolar que apoye la construcción de la justicia, la democracia, la igualdad y la paz para todos.
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