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Rompamos con el mito de la demencia senil

Salud y Mente

Cuando se habla de demencia senil, el pensamiento más común es pensar en que la vejez es sinónimo de enfermedad.  Hay una creencia muy fuerte que con la llegada de la vejez se pierden facultades importantes para el funcionamiento del ser humano tales como: la independencia, la capacidad para tomar decisiones, la socialización y el funcionamiento cognitivo, el cual está relacionado con la atención, concentración y la memoria.

Rompamos el mito. Origen de la palabra senil, su raíz viene del latín senex, senis, que significa “persona de edad” “anciano”. El término senil hace referencia entonces a una etapa de la vida, la cual tiene como punto de corte los 76 años, hasta la muerte. Científicamente está comprobado que el cerebro tiene capacidad de plasticidad hasta los 80 años, lo que demuestra que el aprendizaje no tiene límites, ni edad. La vejez es un proceso fisiológico gradual y natural de todo ser humano. Consiste en el último período de la vida de una persona que suele comenzar a partir de los 65 años. Es la etapa que le sigue a la madurez y que se relaciona con el hecho de ser abuelo o jubilado.

Desde los aspectos biológicos, la vejez comprende a la población que evidencia el paso del tiempo, tanto por los efectos fisiológicos naturales del envejecimiento, como por las experiencias y conocimientos acumulados.

Cuáles son las características de la etapa senil: gradual disminución de la fuerza física debido a la pérdida de masa muscular y de grasa, cambio hormonal, pérdida de elasticidad de la piel, disminución de capacidades sensoriales como la vista o el oído, velocidad para para procesamiento de información. Vale la pena aclarar que esto no es una regla, la pérdida de algunas de las facultades anteriormente descritas, tiene que ver mucho con el estilo de vida que la persona haya llevado a lo largo de su evolución. Podríamos suponer que estos cambios hasta cierto punto podrían ser normales, debido a que se aumenta la probabilidad de enfermedades. Es un proceso en el que el individuo se vuelve más vulnerable debido al deterioro natural del organismo, pero que la parte cognitiva se mantiene preservada, es decir no se experimenta un declive significativo en la memoria relacionada al aprendizaje nuevo, las personas mantienen un buen grado de funcionalidad en la vida cotidiana.

Qué es entonces la demencia: el tipo de demencia más común es el de tipo Alzheimer, es un trastorno neurológico progresivo que hace que el cerebro se encoja (atrofia) produciendo muerte neuronal, la cual trae consigo un deterioro continuo en el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales, que afecta la capacidad de una persona para vivir de forma independiente.

Los signos tempranos de la enfermedad incluyen el olvido de eventos o conversaciones recientes. A medida que la enfermedad progresa, una persona con enfermedad de Alzheimer presentará un grave deterioro de la memoria y perderá la capacidad para llevar a cabo las tareas cotidianas.

La enfermedad de Alzheimer o cualquier otro tipo de demencia se manifiesta por las siguientes características: a nivel neuroanatómico se puede evidenciar pérdida del volumen cerebral, atrofia en ambos hipocampos (almacén de memoria de conceptos) importantes para el aprendizaje de nuevo conocimiento y recuperación de material previamente aprendido, pérdida auditiva. Declive en funciones relacionadas a atrofia de lóbulos parietales, área especializada en la orientación y ubicación de la persona en relación con el espacio, es la razón por la cual una persona que presenta dicha enfermedad se desorienta tanto dentro de la casa, así como fuera de ella.

Los cambios conductuales se caracterizan por irritabilidad, estado de ánimo depresivo, tendencia a la confabulación, aislamiento, en ocasiones algunas personas se muestran agresivos y hasta violentos. Hay una pérdida importante de la independencia en las actividades de la vida diaria, es decir que necesita ayuda notable para la higiene personal, alimentación y movilizarse dentro de la casa. La pérdida de las actividades de la vida instrumental como: tomar su medicamento, gestionar sus pagos, manejo de su economía, realizar compras, hacer citas médicas, usar el teléfono, son actividades en las cuales necesita ayuda notable. Pérdida de funcionamiento cognitivo: pérdida de memoria sobre todo para el aprendizaje nuevo, y dificultades para recuperar aprendizaje aprendido previamente, pérdida de la capacidad de orientación, reducción en la atención y concentración, deterioro en el reconocimiento de rostros, declive en las funciones motoras.

Es importante que los familiares de pacientes con Alzheimer cuenten con información debida para poder ayudar de manera eficaz a sus seres queridos. La empatía, amor y paciencia son factores que ayudan a mejorar su calidad de vida. Existen dos tipos de terapias las cuales favorecen el estado de ánimo de los pacientes y a la familia, estas son la terapia de aceptación y la terapia de reminiscencia.

La etapa senil es un proceso natural de la biología del ser humano y que por tanto no es una enfermedad. La demencia de tipo Alzheimer sí es una enfermedad neurodegenerativa, actualmente no existe ningún medicamento que frene o detenga el deterioro.

Lea más del autor en: https://elsiglo.com.gt/2022/07/17/entendiendo-la-bipolaridad/

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Zoe María Gómez

Psicóloga Clínica por la Universidad Mariano Gálvez, Postgrado en Neuropsicología por la Universidad del Valle de Guatemala.

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