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Pelosi, Taiwán y la democracia

Sueños

Cada día es más evidente. El mundo está al borde del caos. Luego de décadas de convivencia pacífica, las contradicciones entre las potencias internacionales se agudizan y ante la parálisis del sistema económico, el enfrentamiento militar es una salida fríamente planificada. Según noticias del momento, la invasión de Rusia a Ucrania, se ha convertido en una guerra de larga duración, con choques explosivos inesperados, con acciones de guerrilla de ambos lados. Putin se plantea la reconstrucción del imperio ruso debilitado, según su interesante y antidemocrática versión, por la visión leninista de derecho de los pueblos a la autodeterminación.

Por otro lado, la súbita decisión de Nancy Pelosi, flamante presidenta del Congreso gringo, de hacer una visita a sus aliados en la región de los mares de China, ha traído un nuevo sobresalto mundial. Una de las grandes zonas oscuras del mundo, el acuerdo secreto de reconocer una sola China, en un territorio en que no existe nadie que sea chino. Pues el continente conocido como China alberga varias nacionalidades, los cantoneses, el grupo dominante; luego, los uigures que, en el momento actual, luchan por su reconocimiento como nación, y su derecho de decidir su propio destino, y que son mantenidos en campos de “reeducación”, para que reconozcan el liderazgo del partido.

En forma alucinante en el territorio de la República de China conviven cerca de 57 etnias, que hablan más de 300 idiomas, el principal es el mandarín. Por lo que el desarrollo del capitalismo en este vasto territorio conllevará a la búsqueda de crear nuevas fronteras y nuevos países, que podrían surgir libre y pacíficamente en el marco de una visión democrática, o bien en el marco de confrontaciones y represiones masivas. Es la historia. Mientras tanto, el grupo hegemónico busca mantener su poder basado en el desarrollo tecnológico y la fuerza militar.

Luego del fósforo lanzado por Rusia en la zona oriental de Europa, tarde o temprano China envalentonada podría intentar la toma de la isla de Taiwán, y romper sus sueños de independencia y reconocimiento como república. Así que China aprovecha la llegada de la dirigente gringa, y según medios de prensa envía buques de guerra y aviones cerca de Taiwán a medida que aumentan las tensiones en la región. Con el consiguiente lanzamiento de cohetería, y ronda de aviones y buques de guerra, que podrían prender la chispa de una confrontación más violenta y caótica que la provocada en Ucrania.

La idea es clara, Rusia y China, han evolucionado económica y políticamente en el mundo actual. Luego de la caída del muro de Berlín y el fin de los sueños socialistas, China y Rusia se montaron en el capitalismo internacional con gran suceso. Al recuperar su posición socioeconómica, e incluso mejorarla ante la debacle socialista, también exigen su parte del botín en las colonias y semicolonias del mundo. Obviamente, las potencias ganadoras de la guerra fría, estaban satisfechas con la provisión de gas, petróleo, materias primas y mano de obra barata abundante, provenientes de las dos grandes potencias derrotadas. Pero la victoria fue efímera. El mundo se enfrenta a la conmovedora realidad. Las formas políticas de influir y dominar el mundo son conocidas. O simplemente el reconocimiento de la independencia y soberanía de los Estados y someterlos por la vía del déficit comercial, el déficit financiero del gobierno y el endeudamiento de las naciones; o, el sometimiento directo en forma de colonias. La discusión en torno a Ucrania, Taiwán y regiones de medio oriente y África es ¿sí la forma opresión política, será el reconocimiento de su independencia y el sometimiento financiero, o sí será por la retención violenta de una nación dentro de las fronteras del Estado de otra nación?

Y aquí, tanto las potencias, como sus aliados en diferentes países del mundo, dirimen sus argumentos, no todos correctos ni todos equivocados. El mundo es demasiado complejo para una sola interpretación. Por ejemplo, para el primer ministro de Taiwán, Su Tseng-chang, la nación taiwanesa representa «libertad y democracia» y que “el malvado vecino” solamente muestra músculos de opresión y fuerza militar. Sin dejar de lado que el estrecho del mar de Taiwan es, a su vez, una de las vías fluviales más transitadas del mundo, que su cierre, que se avecina, puede generar un nuevo cuello de botella, en el ya maltrecho comercio internacional.

Aquí se toca un tema esencial en la construcción de un mundo democrático. El derecho de separación de una nación de otras, el derecho de adquirir la independencia de una nación en un territorio determinado, y sobre todo el derecho de un pueblo por decidir su propio destino: Taiwán es de China, no. Taiwán tiene que ser de los taiwaneses. Son ellos los que en un referéndum nacional, libre, democrático, igualitario tienen que decidir si quieren incorporarse a China Popular, o si quieren ser independientes, y el mundo debiera reconocer su decisión. Igual Ucrania, en la forma más libre tienen que decidir si quieren incorporarse a Rusia, o quieren se independientes. E igual para el resto de conflictos similares en el mundo. Tanto en medio oriente, América del sur del río Bravo, África, Asia, etc. Tiene derecho el pueblo kurdo a tener su propio Estado, por supuesto. Debieran de tener el derecho de decidir su propio destino.

Los imperios no cejan en sus antiquísimas prácticas, llevar a la guerra, la destrucción y el sufrimiento de otros pueblos y sus propios pueblos. Las anteriores guerras siempre terminan en una paz final, la redistribución de cuotas de poder mundial y el brindis de los grandes empresarios capitales y semifeudales. Aunque podría ser que en los conflictos actuales se aprieten los botones nucleares y no quede tiempo para el brindis ni estrechos de manos entre los poderosos ganadores y los poderosos perdedores, siempre las mismas jerarquías.

Mientras tanto, los misiles lanzados por Beijing, pasaban sobre Taiwán, y cerca del mar de Japón, mientras Pelosi se dirigía a Tokio, donde se reunió con el primer ministro japonés, Fumio Kishida. De esa reunión queda claro que las tensiones están al alza. Un portaaviones estadounidense permanecerá en el área alrededor de Taiwán para «monitorear la situación», según fuentes periodísticas. Además, Kishida está claro de que tiene que estrechar, sin sonrisas, los lazos con Estados Unidos. Fuentes como CNN afirman que Japón y Estados Unidos «trabajarán juntos para mantener la estabilidad en el Estrecho de Taiwán».

Pero, cuáles son las premisas del gobierno chino. Según el portavoz Hua Chunying. Primero que ambos lados del estrecho de Taiwán pertenecen a la misma China y que Taiwán es parte del territorio de China. Es como decir que México es parte del imperio español. El asunto es cuando una nación alcanza cierta madurez en un determinado territorio tiene la potestad histórica de decidir su propio destino. Dice Hua, que “las dos partes han estado políticamente enfrentadas durante mucho tiempo, la soberanía y la integridad territorial de China nunca se han dividido. Este es el verdadero status quo de la cuestión de Taiwán.” Aquí se puede argumentar que nada pierde la república de China Popular con la independencia de Taiwán, al contrario, logra un socio cercano con gran desarrollo tecnológico.

mapa China
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-62356604

Segundo, la parte china pregunta: “¿quién está generando la crisis entre ambos lados del estrecho de Taiwán? Hua señaló que Estados Unidos se ha confabulado con las fuerzas separatistas a favor de la «independencia de Taiwán». El asunto es sencillo. Si ninguna de las dos potencias, ni China, ni Estados Unidos siguen su presión por el poder en la región, ambas podrían ponerse de acuerdo para que el propio pueblo de Taiwán decida su destino. Sí la mayoría vota por reunificarse con China sería genial, sí la mayoría vota por la independencia sería igualmente respetado por el mundo. Aquí se nota, de paso, lo inútil de Naciones Unidas, que son incapaces de convocar a las 8 superpotencias, y obligarlas a respetar la paz y las decisiones de cada pueblo sobre su destino, con el fin de crear condiciones de un mundo en paz y protector de la naturaleza.

Tercero. Esta definición del consejo de 1992 de una sola China es rechazada por la población taiwanesa que afirma que una visión de una sola China fue una relación no clara entre los dirigentes cantoneses del Kuomintang, anticomunista, y los dirigentes cantoneses del Partido de Mao, comunistas. El hecho es que los mismos conceptos comunistas y anticomunistas hoy están en el basurero de la historia y ya no tienen significado práctico ni emocional.

“Hua agregó que la visita de Pelosi a Taiwan violó gravemente los compromisos asumidos por el Gobierno estadounidense con China sobre la cuestión de Taiwan.” Esta afirmación muestra la eterna historia. Los dirigentes de las potencias se unen y hacen acuerdos secretos para mantener la hegemonía en ciertos sectores, repartidos en forma conjunta. Y siempre están dispuestos a romper esos acuerdos y confrontarse. ¿Tiene el pueblo taiwanés qué respetar los acuerdos por medio de los cuales el imperio gringo y el imperio chino se reparten sus derechos? ¿Existen acuerdos secretos entre las potencias para repartirse el mundo?

Es mejor luchar por la democracia con sus defectos, con la sabiduría de aquel personaje cubano de la novela Herejes de Leonardo Padura: “había descubierto hacía tiempo, con una clarividencia siempre capaz de asombrar, que el país donde vivían quedaba muy lejos del paraíso dibujado por los periódicos y discursos oficiales, y había decidido sacar el provecho que los más aptos siempre extraen de la miseria.”

Lo invitamos a que lea más del autor en: https://elsiglo.com.gt/2022/08/03/democracia-y-libertad-de-prensa/

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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