Apuntes de aguas transfronterizas
Lugar Hermenéutico
Como un bien multifinalitario en sí mismo, actualmente, hay cada vez mayor demanda de agua en el mundo, sea para consumo humano, industria, ganadería, agricultura, generación de energía, por mencionar algunos de sus usos, sin embargo, los niveles freáticos cada vez están más lejanos, las masas de agua más contaminadas y las infraestructuras de suministro y tratamiento, rebasadas en el tiempo y capacidad.
El nuevo siglo, vino acompañado también de nuevos conflictos, muchos de ellos generados por el agua, motivo de preocupación, a nivel local, regional, nacional e internacional, ante lo cual la cooperación entre partes interesadas para la gestión integrada de las cuencas es una necesidad cada vez mayor, especialmente en países como el nuestro, en el cual se carece de una legislación para el efecto.
En el mundo, hay 310 cuencas fluviales y unos 600 acuíferos subterráneos que desbordan las fronteras políticas de dos o más países. Las cuencas internacionales abarcan el 45,3% de la superficie terrestre, afectan aproximadamente al 40% de la población mundial y representan aproximadamente el 80% del caudal fluvial global.
Las aguas que cruzan fronteras internacionales son susceptibles de generar tensiones entre las naciones que comparten el río. Aunque no es probable que éstas conduzcan a la guerra, la cooperación temprana entre Estados sirve en cualquier caso para mitigar las potenciales disputas.
Contra lo que pueda pensarse, una vez se ha acordado un marco de cooperación respecto a las aguas transfronterizas, a menudo este es tremendamente resistente al paso del tiempo -incluso entre naciones hostiles tradicionalmente-, llegando incluso a mantenerse en contextos de conflicto abierto por otros motivos.
En el caso de Guatemala, contamos con 3 grandes vertientes, la del Golfo de México, la del Caribe y la Vertiente del Pacifico, las que se alimentan de 38 cuencas, 22 de las cuales son transfronterizas, 12 compartidas con México, 3 con El Salvador, 3 con Honduras y 5 con Belice, de las cuales, hoy tenemos demandas abiertas dado el nivel de contaminación que de Guatemala se vierte a las referidas cuencas.
Es en este marco, que la gestión integrada de estas cuencas debe tener especial atención, dado que indistintamente del nivel de contaminación, es agua que se está generando en nuestras zonas de recarga hídrica, ante lo cual es necesario para su saneamiento una colaboración con los países con los que se comparte.
El problema de la contaminación del agua en Guatemala es una realidad que debe afrontarse seriamente, además si más de la mitad del agua que generamos se esta yendo para otros países, está más que justificado solicitar la colaboración de estos Estados.
Lo que no está, por ningún motivo justificado, es seguir evadiendo una responsabilidad, de gestionar adecuadamente el uso y tratamiento del agua en Guatemala, lo cual anualmente representa daños a la salud de la población y en casos hasta la muerte por la cantidad de enfermedades derivadas del consumo y uso de agua contaminada y la ingesta de alimentos y bebidas elaborados con dichas aguas.

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