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El solidarismo y el bienestar social

Sueños…

“Setiembre, como mes especial de la Patria, también nos trae a la memoria el inicio de los primeros planteamientos sobre el Solidarismo Costarricense que diera a conocer don Alberto Martén Chavarría, Benemérito de la Patria, un 15 de setiembre de 1947… El éxito de Alberto Martén radicó en el convencimiento a la sociedad costarricense y de manera especial a los empresarios de nuestro país, de que su propuesta contribuiría en la solución de los conflictos sociales, económicos y políticos que se experimentaban en ese período tortuoso de la historia, en particular en el ámbito laboral, toda vez que, el auxilio de la cesantía era sinónimo de controversia, pugnas, sabotajes y conflictos, y solamente se reconocía mediante la figura de los despidos con responsabilidad patronal.” Con estas claras palabras el Rector de la Universidad Nacional, don Francisco González Alvarado, inició las celebraciones del 75 aniversario del solidarismo en la Asamblea Legislativa (Congreso de la República).

El ejemplo del desarrollo económico y social de Costa Rica, siempre surge como un paradigma para el resto de países del tercer mundo. Según algunos historiadores insignes, Costa Rica era con mucho el país más pobre de América “latina” al desplomarse el imperio español, en la primera década del siglo XIX, y el surgimiento de la construcción de nuevos Estados de la nada en esta región. El período, llamado de la independencia, fue el vacío de poder. Ya que al morir, sin pena ni gloria el imperio de Carlos IV, aquel imperio no tuvo fuerzas para reactivarse. Y el conjunto de regiones de administración española fueron cayendo en manos de terratenientes, que se ufanaban como descendientes de los conquistadores, en alianza con la iglesia católica, descendiente de la inquisición y los ejércitos en construcción de la mano de los “libertadores”.

¿Cómo fue posible que el país más pobre de 34 de América, hoy sea uno de los cuatro de mejor desempeño económico?, ¿cómo fue posible que un país que no tuvo universidad hasta 1948 hoy sea uno de los 4 con mejores indicadores educativos, de salud y de cultura?, ¿qué hicieron los costarricenses para convertir a su país en uno de los cinco de mayor ingreso per cápita de la región?, ¿qué tienen los ticos para ser capaces de tener una de las democracias más sólidas y maduras del mundo?

Hay muchos factores económico-sociales que lo explican. Uno de ellos, muy importante, es el solidarismo. Al terminar la segunda guerra mundial el mundo entró en un proceso de lucha entre dos grandes sistemas del capitalismo, es decir del sistema basado en empresas productoras de bienes y servicios con el fin último de generar excedentes para reinvertir. Por un lado, el capitalismo liberal encarnado por Estados Unidos y sus aliados, encaminado a construir un capitalismo democrático, es decir empresas privadas generadoras de concentración de riqueza y explotación del ambiente, en alianza con el Estado compuesto por funcionarios y profesionales rentistas funcionales al Estado capitalista, con críticas a sus excesos. Por otro lado, el llamado socialismo, encabezado por la Unión Soviética (la Rusia de siempre), que concentraba la propiedad privada de todas las empresas en las manos del comité central. Es decir, un capitalismo de Estado, con una concentración de la planificación en manos de los organismos del Estado, concentrados en el partido.

Costa Rica, con un pueblo y dirigentes visionarios escapó a esas posiciones delirantes. El país fue capaz de encontrar nuevos caminos y generar modelos de solidaridad y unión nacional. El solidarismo es una fuente para encontrar acuerdos entre las distintas clases de la sociedad en la búsqueda de consensos y convivencia en paz y progreso generalizado, con los vaivenes y contradicciones propias de cualquier organismo social vivo. Un ser visionario, patriótico, un estadística como pocos, Alberto Martén Chavarría dedicó su vida a promover una visión alternativa, basado en la convicción de que el liderazgo nacional puede ser racional, es decir, por medio de la actividad intelectual y política capaz de construir una sociedad basada en lo mejor del capitalismo, eficiencia y competitividad; y simultáneamente combinarlo con lo mejor del socialismo, la búsqueda de la equidad, la solidaridad y la mejora en los niveles de vida de todos los miembros de la sociedad.

En palabras de Rodrigo Arias Sánchez, actual presidente de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, “La creación del proyecto solidarista, su enfoque, que privilegia la cooperación entre empresarios y trabajadores, y no el odio entre clases sociales, es un hecho que forma parte de la gran transformación social de nuestro país en los años cuarenta del siglo pasado, tan importante como lo fueron la creación del Seguro Social, de la Universidad de Costa Rica, del Código de Trabajo y del capítulo constitucional de las Garantías Sociales.”

El Rector de la UNA, Francisco González, reafirmó todos estos ideales expresando que en “75 años después de haber iniciado este prolijo Movimiento, encontramos un sector solidarista fortalecido, con cerca de 1 500 organizaciones sociales constituidas tanto entre el ámbito privado como público, con una cobertura del 23% de la población asalariada, así como con recursos que superan el 10% del Producto Interno Bruto. De igual manera enfrenta grandes retos, como la necesidad de democratizar la constitución de organizaciones en el parque empresarial del país, pues solamente alcanza un 2% del total de empresas formalizadas en el Seguro de Salud de la Caja Costarricense, así como eliminar todo vestigio que le modifique su naturaleza de organización social por definición de ley… centrado en el uso de los recursos en la atención de las necesidades y expectativas de las personas asociadas y sus familias, así como en el rescate del planteamiento original de don Alberto Martén Chavarría, que lo hacía de manera elocuente al mencionar que el Solidarismo es un Plan de Ahorro y de Educación, en procura de alcanzar personas cultas y solventes.”

Al finalizar “la segunda guerra mundial”, el mundo americano se enfrentaba al reto de continuar el desbrozo de estructuras feudales que dejaron como herencia la caída del imperio y la construcción de Estados basados en el poder de terratenientes, militares e iglesias heredadas del imperio, que aún hoy dominan la región. Costa Rica entró en un proceso de reformas profundas, que generaron confrontaciones y luchas de poder. Que culminaron con extraordinarios cambios que han fortalecido la visión de un Estado democrático y de convivencia ejemplar.

Una de las reformas profundas fue el plan Martén. En palabras de Arias, “un plan para fomentar el ahorro de los trabajadores y la cooperación entre ellos y los empresarios, como vía para fomentar el bienestar colectivo.” Que, en medio de las luchas, que aparentaban un panorama oscuro para el país, surgía como una luz de esperanza.

Muchos son los factores que el pueblo tico moviliza como valores de una gran nación. La nación tica se construye alrededor de una visión progresista de cambio, cada vez que el mundo cambia, en el marco de la crisis económico-financiera, en el marco de guerras y sufrimientos fatales, Costa Rica encuentra vías pacíficas para realizar las reformas socio-económicas, que permiten avanzar sin confrontaciones fratricidas. La base de avance social desde el 1821, 1848, fue invertir en educación primaria común y obligatoria, lo que permitió que al tener todos acceso a la educación esencial, se pudiera generar identidad nacional, unidad de todos los sectores y solidaridad común. En los 40, inició reformas profundas que fortalecieron el sistema democrático, con una fuente de pluralismo, libertad de pensamiento, disolución del ejército, y destino del gasto militar a políticas sociales.

El éxito de esta pequeña nación, como lo reiteró Arias, se encuentra en los valores que defiende. Valores que el solidarismo a fortalecido, y que llevan en su ADN los costarricenses. “El Solidarismo defiende la unión, la colaboración y el bienestar social, en vez de la confrontación. A diferencia de otros movimientos que privilegian el odio de clases, el Solidarismo afirma que las clases sociales no son enemigas entre sí, sino fuerzas que se complementan y cooperan.”

El recuento es positivo, al cumplirse los 75 años de existencia, en Costa Rica trabajan más de 1 400 asociaciones solidaristas, que agrupan a más de 300 mil trabajadores. Casi anecdótico: dice Arias, “es tan exitoso el modelo en nuestro país, que muchísimas empresas, cuando anuncian un puesto de trabajo indican que cuentan con una asociación solidarista. Es además igualmente cierto, que muchas personas cuando buscan trabajo, lo primero que preguntan es si en esa empresa o institución existe una Asociación Solidarista.”

En un informe del BID, de 1994, se decía “…al comparar los indicadores sociales de Costa Rica con los países de base agrícola de la región centroamericana, se detecta un punto de partida diferente labrado por la presencia de hombres y mujeres en condición de ejercer la democracia, configurando un perfil propio en el que se va a asentar la paz, la colaboración de grupos sociales y un crecimiento económico superior al de sus vecinos.”

Ojalá que en el resto de países de la región se inicie la reforma profunda que supere Estados capitalistas feudales, y se transformen en países capitalistas democráticos. Con Estados que sean representantes legítimos de la población, y que intervengan activamente, no en la represión y la seguridad, sino que se basen en promover, en conjunto con todos los sectores de la sociedad civil, condiciones de bienestar social. Amén.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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