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Nuestro país necesita mucho aprecio

Tanmi Tnam

Algunos guatemaltecos conscientes del compromiso de apoyar buenas acciones para tener al país con mejores indicadores de educación, salud, seguridad y justicia, tratan de orientar a las nuevas generaciones de manera responsable en todos los espacios que la cotidianidad presenta. En algunas mentes y corazones, la preocupación es alta cuando se dirige una mirada a los factores que causan corrupción en distintos ámbitos y no hay reacciones para disminuirla, presentar denuncias u organizarse en contra de la apropiación indebida de recursos públicos. La ciudadanía deja que los hechos negativos se concreten y nadie dice nada.

Veamos una que otra causa: por ejemplo, el caso de la educación escolar, el ciclo básico tiene una cobertura alrededor del 40% y el ciclo diversificado alrededor del 20% según datos del Ministerio de Educación del año 2020. De estos porcentajes, el sector privado atiende una parte, el sistema cooperativo otro poco, de manera que el Estado casi se ha olvidado de la educación del nivel medio. Entonces, se ha formado una ciudadanía sumisa, que no alza la voz y que admira a los saqueadores con libertad en detrimento de otros. Es necesario revisar el concepto y práctica de desarrollo que se enfoca únicamente en la acumulación de dinero y tiene al ser humano solamente como trabajador y en muchos casos con salarios nada más que esté vivo para seguir trabajando el día de mañana.  En el campo del poder, a partir de la invasión, las estructuras de poder y la base de la economía tienen como cimiento la imposición, el saqueo, el uso de la religión para someter a los pueblos y la falta de respeto a las manifestaciones de vida.

En época de elecciones, se presenta la oportunidad de cambiar autoridades, pero no cambia el pensamiento que sostiene el aprovechamiento del poder para beneficio de pocos guatemaltecos que no quieren ni aman a su país, no reconocen la vida y la presencia de los empobrecidos, hablan de un dios que permite la corrupción, el egoísmo, la persecución y el encarcelamiento de quienes piensan diferente.  Un gran porcentaje de la ciudadanía que elige, ya se acostumbró porque le compran el voto, recibe regalos tales como licor, una gorra de colores y el pago de transporte. Las elecciones, uno de los caminos oportunos para llegar a puestos públicos donde es posible obtener recursos de manera indebida y que se constituye como el objetivo de muchos aspirantes a puestos de elección popular.

En contextos donde los recursos públicos toman caminos distintos a la planificación y ejecución de proyectos destinados al desarrollo de las comunidades y de los pueblos, se observa pobreza, poca cobertura de servicios de salud, baja cobertura y de calidad de educación escolar, los tribunales de justicia no ven la injusticia, hay falta de seguridad, maltrato al medio ambiente, juventud abandonada, proyectos asistencialistas y no hay fuentes de trabajo.  Poquísimos están muy bien, algunas autoridades con muy buenos salarios en ámbitos donde otros se mueren de hambre y abandonan el país. Hay suficiente experiencia en escuchar aspirantes a puestos públicos que hablan de valores morales como alternativa para terminar con la corrupción, pero en la práctica no hay cambios.

Contra la corrupción, hay que buscar medicinas que pueden estar en manos y decisiones de los pueblos, debería surgir de la conciencia y deberes de la ciudadanía, de la propuesta de líderes desinteresados en puestos públicos, mentes y corazones que ven a los empobrecidos y de ideas y prácticas que vengan de guatemaltecos que aman a Guatemala.

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