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Al final de cada ciclo: Se tiene como desafío ser perfectible

Pinceladas Democráticas

¿Porque somos testarudos y nos empecinamos en la autodestrucción, teniendo la oportunidad de conversión? ¡Una oportunidad más de reinventar la especie humana!

Cada ciclo que termina, es el momento preciso para evaluar los eventos que se marcan en el desarrollo personal de cada ser, en los conglomerados sociales y a la humanidad misma, que permite que se pueda madurar para la mejor convivencia, pero las características del ser humano se descompone por la avaricia, ambición, envidia y rencores que se transforman en jinetes apocalípticos que van en desmedro de la perfección divina que Dios ha dado por naturaleza al hombre.

Se busca explicación, cuando los hombres eligen a sus reyes, autoridades y gobernantes en un mandato divino apelando al dicho “Que Dios pone y quita reyes” que por los antivalores que se han incrustado en la conducta humana distorsionan la voluntad de dirigir las naciones, en donde  se da la oportunidad de servir y trascender que después de tener la venia del pueblo confunde la misión encomendada y terminan construyendo estructuras que son contaminados por el mal y se vuelven explotadores de los mismos hombres aprovechándose de los recursos humanos, naturales y económicos para servirse de los mismos hombres inflamando su comportamiento salpicado de corrupción, mentira y el engaño. Se olvidan que el comportamiento periódico de nuestra vida diaria constituye el mejor testimonio de ser carismáticos y bienhechores que los convierten en arquitectos para diseñar el fruto exquisito del bien, amor, alegría, paz, paciencia, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio, enseñándolos a desechar los deseos impuros que ensucian la iluminación divina.

La celebración de la navidad cada año, en donde termina un ciclo para reinventarnos como seres humanos, significa el nacimiento del hijo del padre, desnaturalizado por el consumismo y el comercio, queriendo confundir a los hombres, creyendo que es un mero acontecimiento materialista; no el que significa que en cada hombre debe estar la espiritualidad, de que él nazca olvidando que cada ser humano debe reencontrarse con los escrito divinos de “amarnos los unos a los otros”; pero sobre todo, considerar que en cada hombre esta Dios presente debiendo respetar su existencia a pesar de tener el poder y el dinero, la ambición que no permite que los gobernantes sean la semejanza de él, y que al contrario que se deberá trabajar para satisfacer las demandas de los más necesitados y evitar servirse de los gobernados como suele suceder en los países que viven dentro del marco de la democracia, en donde eligen a sus gobernantes y funcionarios para dirigir los destinos del bien común para todos  los que habitan en un territorio determinado.

Se ha vuelto habitual que el gobernante arma estructuras para hacer prácticas de corrupción, nepotismo, populismo, paternalismo, provocando delincuencia, violencia, pobreza, ignorancia, desnutrición en los tres poderes del Estado en su estructura del modelo republicano, en donde los pesos y contrapesos del sistema los han cooptado y manejado a su antojo sin permitir el verdadero desarrollo, que permita el bienestar y mejora de las condiciones de vida de todos, desestimando las normas constitucionales y las leyes para evitar el manipuleo para alcanzar la satánica suerte de tener todo el derecho del poder y la riqueza de la población, aduciendo que trabajan tesoneramente por el bienestar de los pobres.

Es inexplicable la intensión de no querer alcanzar la conversión que tiene como propósito tener un arrepentimiento verdadero para hacer una recreación de la existencia de hombres probos que busca encontrarnos con la paz y la felicidad para todos.

El nacimiento del rey de reyes, es para cambiar este tipo de comportamiento de actos de maldad que nos induce la avaricia en el desempeño del servicio a los demás, que nos obliga a conducirnos al arrepentimiento verdadero, sin caer en la hipocresía, queriendo engañar a los mismos hombres que nos hemos arrepentido.  Este acontecimiento del nacimiento de Cristo, que no sea para aparentar que hemos cambiado, es para transformar nuestra existencia, con el nacimiento de Cristo en el interno de nuestra personalidad, aduciendo que somos fieles creyentes en la fe y que Dios viene a nosotros para ser verdaderos servidores de sus lecciones divinas.

Vale invitar a gobernantes de los tres poderes del Estado y gobernados, empresas, Organizaciones Gubernamentales y no Gubernamentales y todos los que manejan los recursos del Estado que por circunstancias especiales dirigen los destinos de la patria para que se conviertan y que en este nuevo ciclo de vida, cambien del mal que han hecho al bien que proclaman hacer,la oportunidad de recrear nuestro yo; es tácito, para ser más útiles a los hombres y seguir los mandatos divinos, es el veinticuatro de diciembre a las doce de la noche, para que verdaderamente nazca en sus corazones el hijo del padre, que en la creación perfecta de Dios en sus ciclos del tiempo, convivencias y la oportunidad de reinventar la especie humana, que tiene como desafío ser perfectible de lo contrario vale preguntarnos  ¿Porque somos tercos y nos empecinamos en la autodestrucción cuando se tiene la oportunidad de conversión?

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