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Elecciones 2023

Reflexiones

Como sociedad estamos ante la disyuntiva existencial de cambiar o seguir como siempre. Los guatemaltecos experimentamos cada cuatro años un proceso psicosocial simbiótico comparado al comportamiento sadomasoquista. Lo explicaré así: nos sentimos seducidos por el candidato que pensamos que solucionará los sempiternos problemas nacionales y ya en el ejercicio del cargo de presidente, diputado o alcalde comenzamos a padecer la falta de sensatez para la buena gobernanza, la falta de liderazgo para el control de la gobernabilidad y la falta de competencias para llegar a consensos y conducir al país por el sendero del desarrollo.

Cada gobierno desde el inicio de la transición a la democracia, se ha encargado de esquilmar y degradar el nivel de vida de la población y ésta increíblemente ha soportado el deterioro en su calidad de vida, esperando con fe la próxima elección en la que de nuevo le venderán la idea de un mañana mejor, dando la impresión que disfruta de estar en ese círculo perverso. Lamentablemente a nivel colectivo carecemos de formación cartesiana y en el proceso electoral no advertimos las falencias en la oferta electoral y no nos preocupamos por conocer los programas propuestos por los partidos políticos.

A pesar de que ahora la información está al alcance de la mayoría gracias a la internet, no reparamos en lo que preceptúa nuestra Constitución Política en relación al perfil que deben de poseer los candidatos a puestos de elección popular. Idoneidad, capacidad y honradez son conceptos que a los guatemaltecos nos cuesta asimilar. En este siglo XXI hemos tenido seis partidos políticos administrando los negocios del Estado y es vox populi que cada presidente y la legislatura correspondiente al terminar su periodo van dejando un sabor amargo cada vez con mayor intensidad.

Los resultados están a la vista. Carreteras intransitables, falta de empleo, la inflación de manera sostenida, los hospitales, centros y puestos de salud sin medicamentos, y con una pésima atención al ciudadano enfermo que requiere de esos servicios, las escuelas sin agua potable, energía eléctrica, sanitarios, pupitres y con programas de apoyo que son una entelequia en la mente de las autoridades. Así podemos continuar ejemplificando esa falta de atención a la ciudadanía en sus demandas socioeconómicas para vivir de manera digna.

Como sociedad necesitamos que nos representen mujeres y hombres capacitados para dirigir el Estado. Se necesita formación académica y experiencia en lo relativo al gobierno, la administración y políticas públicas. Es importante conocer la estructura, las funciones y la normativa del organismo ejecutivo quien será el responsable de la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas entendiendo que estas son las grandes líneas de acción que traza el Estado (o gobierno de turno) para abordar y brindar solución a los ingentes problemas que afectan a la sociedad; así también, es sustancial que los nuevos funcionarios conozcan la articulación intra e inter dependencias del Organismo Ejecutivo, así como, con los otros organismos del Estado.

A decir del científico social Álvaro Matud es importante pensar en la trayectoria de los futuros candidatos a puestos de elección popular, en quiénes conforman sus equipos de trabajo y en sus planes de gobierno. Es una realidad que detrás de los buenos candidatos, hay buenos equipos de profesionales con expertise en diferentes disciplinas que realizan el rol de think tank. Son equipos de trabajo con personas expertas, creíbles y honestas que facilitarán el cumplimiento del plan de gobierno.

Es por ello necesario, tomar conciencia de lo que significa el concepto de “Ciudadanía Activa”. Esta la podemos entender como la capacidad del ciudadano en preocuparse de lo que ocurre en su ciudad, en su municipio, en su aldea y estar dispuesto a involucrarse en la solución de los problemas. La participación ciudadana fortalece la democracia. Elegir y ser electos es un derecho y debemos tomar la mejor decisión al ejercer ese derecho. En este 2023 tenemos la gran oportunidad de terminar con el síndrome del sadomasoquismo ciudadano.

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