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Entendiendo el populismo

Zoon Polikón

Estamos ya en período electoral en Guatemala y un tema que viene a la mente en paralelo con las elecciones es el llamado “populismo”, pero ¿qué es este fenómeno? ¿cómo se caracteriza? ¿quiénes lo utilizan y para qué fines? como una contribución al análisis particular, me he permitido escribir este ensayo para ayudar al lector al mejor entendimiento del tema y así coadyuvar a su opinión y elección.

La teoría política ha desarrollado diversas visiones sobre el populismo, entre algunas de las cuales se podría considerar como dañino a la democracia, en virtud que puede, por un lado, dar origen a regímenes autoritarios o a movimientos que supuestamente buscan la institucionalización de sistemas excluyentes de manera seudodemocrática.  Entre estas visiones se distinguen el populismo clásico, el neopopulismo y el populismo de izquierda o radical (Nueva Sociedad, 2013,).

Para el populismo clásico la democracia era el medio para ocupar aquellos espacios públicos, hasta entonces vedados para las masas llamadas por este, excluidas, a través del irrespeto a las normas e instituciones de la democracia liberal.

El neopopulismo se caracterizó por gobiernos civiles elegidos a través de las urnas en un contexto que favorecía a ciertos candidatos, producto de crisis en las instituciones políticas, especialmente en los Parlamentos; y cuyo objetivo principal era el de refundar la democracia y finalizar el predominio de los políticos tradicionales.

Al no contar con el apoyo de otros partidos la estrategia de supervivencia consistía en hacerse del control de las principales instituciones democráticas como las cortes, congresos, tribunales electorales, desembocando esta práctica en crisis institucionales que supuestamente solo se resolvían con acciones no democráticas (Nueva Sociedad, 2013,).

El populismo de izquierda o radical, comparte con el neopopulismo por arremeter en contra de la hegemonía de la partidocracia, diferenciándose de este por dejar atrás las políticas neoliberales y voltear la vista a políticas económicas nacionalistas y redistributivas; acercándose más al populismo clásico.

Es encabezado por políticos elegidos en las urnas, pero con una visión personal mesiánica y salvadora (Nueva Sociedad, 2013,).

Se asume que la democracia garantiza los derechos de la oposición para competir en la gesta política en igualdad de condiciones, garantizando así la participación y la inclusión.

Sin embargo, en Latinoamérica el populismo, ha provocado, a pesar de la retórica, la no incorporación de las masas de excluidos; agravando la situación al no respetar la libre acción de los opositores políticos.

Lo gobiernos abiertamente populistas se han dibujado a través del bloqueo de los espacios democráticos, encontrando únicamente oposición en la sociedad civil y en las instituciones puramente democráticas, generando fricción por la supuesta mayor inclusión que pregonan y la apropiación, por parte de los lideres, de la voluntad popular, sin tomar en cuenta la verdadera opinión ciudadana; ya que el populismo en su realidad desconoce tarde o temprano la voluntad homogénea de la población y el Estado de derecho, siendo utilizado únicamente para motivar la participación de los apáticos.

Ahora bien, el populismo ha estado y estará presente en la política de Latinoamérica, ya que es un fenómeno mundial, y el continente no escapa de él, en donde la práctica populista ya es una característica de la forma de nuestra política, al apelar, por parte de un candidato carismático, al electorado durante las campañas, especialmente a los más desposeídos a priorizar sus necesidades frente a los intereses de las elites.

Entendiéndose que el populismo no es una ideología, sino más bien una práctica política muy utilizada en el discurso tanto por los partidos de derecha como de izquierda, ya que este no ha cambiado a lo largo de la historia (Charaudeau, 2009).

A raíz de las desigualdades sociales, la desconfianza en el sistema democrático y sus instituciones, Latinoamérica es propicia para la práctica populista; corriéndose el riego que pueda tomar formas más radicales para uso de etnias, políticos radicales xenófobos o ideologías que atentan contra el statu quo; dejando atrás la cultura de diálogo, el respeto a las instituciones democráticas, cultivando la polarización y de esta manera debilitando la ya desprestigiada democracia (Roedenbeck, 2021). 

El populismo en sí no debe ser considerado como amenaza a la democracia ya que su liderazgo es personalista, no está institucionalizado y normalmente no es organizado en el ámbito nacional, por tanto, carece de disciplina y solidez. Ahora bien, el populista arremete en contra de las instituciones que considera una amenaza, buscando aumentar su poder, y a cambio utiliza el slogan de “nosotros los buenos” en contra de “los otros los malos”; generando intencionalmente conflictos sociales y políticos que desembocan en polarización parcial o generalizada lo que a su vez atenta en contra del pluralismo, constituyéndose, la polarización propiamente, una amenaza para la democracia (Cevallos, 2022).

En síntesis, el populismo como tal es una práctica acostumbrada tanto de partidos políticos de derecha o de izquierda, que ha estado presente en la política latinoamericana desde hace mucho tiempo y por tanto no se le puede atribuir una característica de contraposición libertad-democracia versus totalitarismo autoritarismo producto de la guerra fría.

Haciendo referencia a la reflexión “Más bien lo que la crítica anti populista llama “populismo” es un espacio por naturaleza de democracia en tanto se encuentra articulado fuertemente a la llamada “interpelación popular democrática”, es decir, una lucha por la ampliación del espacio de participación popular en la política oficial (Laclau 1977:144).”, o sea que el populismo es una práctica democrática (Retamozo, 2014).

La democracia en general ha utilizado el discurso populista para relegar a la oposición, olvidándose de las verdaderas intenciones que deberían surgir de la razón y la justicia, provocando el debilitamiento de las columnas procedimentales que la democracia representativa debería de garantizar, al exceder los mismos movimientos populares los límites que el sistema democrático les marca; y si han podido llegar al poder de manera legítima, se han embarcado en un proceso de su transformación.

En democracia el populismo es empleado por todos los políticos, si es que desean verdaderamente llegar a gobernar, pues ninguno alcanzaría la cima del poder sin aludir a los deseos del pueblo. Tampoco llegarían ofreciendo a los ciudadanos esfuerzo y sacrificio, ya que todo el mundo quiere hacer lo menos posible con el menor esfuerzo. De ahí, que los políticos acostumbren a hacer ofrecimientos basados en los derechos más que en los deberes.

Todos los políticos, sin importar su ideología, quieren alcanzar el poder y para ello necesitan una mayor cantidad de votos en relación con el de sus contrincantes, lo que sólo se consigue con el apoyo de las mayorías, las que normalmente no son las más educadas y que solo ven sus necesidades particulares. Para conseguirlo, elaboran y aplican estrategias populistas que proclaman justicia social, y que son tan comunes como indeseables por caer rápidamente en el olvido de las promesas electorales.

Independientemente de si han llegado a gobernar o no, el resultado casi generalizado ha sido la polarización de la sociedad Latinoamericana, lo cual más que beneficios solo ha traído la abertura de viejas heridas (MORENO VELADOR & FIGUEROA IBARRA, 2016).

En conclusión, el populismo se caracteriza por ofrecer algo atractivo para ganar la voluntad de las personas, aunque en la realidad no se tenga la más mínima intención de cumplir los ofrecimientos de campaña.

Bibliografía

Charaudeau, P. (.-2. (2009). Reflexiones para el análisis del discurso populista. Discurso & Sociedad, 3(2), 253-279.

Cevallos, J. P. (2022). El populismo: ¿una amenaza a la democracia en AméricaLatina? Un diálogo con Kurt Weyland. ICONOS. Quito, Ecuador.

MORENO VELADOR, O. H., & FIGUEROA IBARRA, C. A. (2016). EL MIEDO AL POPULISTA LATINOAMERICANO DEL SIGLO XXI. Papeles de Trabajo Nº 31 – Julio 2016 – ISSN 1852-4508. Buenos Aires, Argentina.

Nueva Sociedad. (Septiembre – Octubre de 2013,). El populismo latinoamericano: entre la democratización y el autoritarismo. El populismo latinoamericano: entre la democratización y el autoritarismo. (f. F. Ebert, Ed.) Brasil.

Retamozo, M. ( Septiembre-diciembre de 2014). Populismo en América Latina: desde la teoría hacia el análisis político. Discurso, sujeto e inclusión en el caso argentino. Bogotá, Colombia.

Roedenbeck, M. M. (15 de noviembre de 2021). Universidad de Lima. Obtenido de INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA » BLOGS » ULIMA-BLOG : https://www.ulima.edu.pe/idic/blog/el-populismo-en-america-latina.

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Edgar Wellmann

Profesional de las Ciencias Militares, de la Informática, de la Administración y de las Ciencias Políticas; Analista, Asesor, Consultor y Catedrático universitario.

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