Las historias marcan nuestra infancia
Ventana Cultural
Realmente uno no entiende los llamados cuentos de hadas hasta que alguna experiencia en la vida cotidiana te hace reflexionar sobre ello. En estos días, dictando la clase de comprensión lectora, caes en la cuenta que estos relatos tienen una enseñanza práctica en la vida cotidiana.
Veamos la historia de los tres cerditos y vamos a analizar su simbolismo. Cuenta la narración que estaban tres cerditos, ellos vivían en el bosque, a menudo se sentían inquietos porque por allí solía pasar un lobo malvado y peligroso que amenazaba con comérselos. Un día se pusieron de acuerdo en que lo más prudente era que cada uno construyera una casa para estar más protegidos.
El cerdito más pequeño, que era muy vago, decidió que su casa sería de paja. Durante unas horas se dedicó a apilar cañitas secas y en un santiamén, construyó su nuevo hogar. Satisfecho, se fue a jugar. El cerdito mediano ere un poco más decidido que el pequeño, pero tampoco tenía muchas ganas de trabajar. Pensó en hacer su casa de madera, así que se internó en el bosque, acarreó todos los troncos para hacer su casa. En unos días la había terminado, muy contento se fue a charlar con otros animales. El cerdito mayor era más sensato y tenía muy buenas ideas. Quería que su casa fuera fuerte, indestructible, pero a la vez confortable. Así que se fue a la ciudad, compró ladrillos, y cemento y comenzó a construir su vivienda. Día tras día, el cerdito se afanó en hacer la mejor casa posible. Pasaron las semanas y el cerdito terminó su casa. Cada uno se fue a vivir a su hogar. Una mañana, el más pequeño vio aparecer al lobo, empezó a correr y se refugió en su casita, el lobo sopló con todas sus fuerzas y la casita de paja se desmoronó, el cerdito se fue donde su hermano mediano y se refugiaron en su casa. Otra vez el lobo volvió a soplar y la casa desapareció al final, desesperados fueron a la casa del hermano mayor. Sopló y sopló y la casa no se movió. El lobo no se dio por vencido, pero recibió una gran lección y no volvió a aparecer.
El mensaje del cuento – que lo he resumido lo más que pude – es que la vagancia y la inconsciencia nos lleva al estado en que estamos. Por no querer trabajar y buscar las cosas fáciles, es que pagamos las consecuencias de nuestros actos. Era mucho más fácil para los jóvenes salvadoreños que, por el desorden social, la deserción escolar, la represión social, el abandono, la violencia, las drogas, alcohol y otros factores, hacen que los muchachos busquen lo más fácil.
Antes, el juntarse con otros jóvenes de la misma edad para divertirse, para jugar, para relajarse, llevó a muchos a convertirse en pandilleros. Aunque no es la única razón de ello.
La juventud actual, tal vez no tenga como mayor aspiración a convertirse en pandillero, muchas veces, es porque no conocen otro estilo de vida. Y, como dice el mensaje del cuento, – que no llega a fábula por ser más largo que esta – primero es la responsabilidad y luego la diversión. Después estamos llorando que ¿Por qué nos llevan presos?
La construcción de la casa, que simboliza la sociedad, fuerte, segura, lo hace la educación de calidad, toma tiempo. Es como la medicina, tomas una pastilla para quitarte los síntomas de una gripe, pero no buscas un remedio más eficaz que te cure del todo del virus.
El trabajo es interno. Para que el lobo que representa las vicisitudes, los problemas, y todo lo que afecta a una sociedad lo derrumbe de un solo soplido. Es lo que pasa con muchas comunidades. Por mucho que queramos barrer la casa y limpiarla, también hay trabajo de fondo que se debe de hacer para evitar que nuevos vientos nos roben la paz, y eso es a través de la educación. Es el tratamiento más efectivo, tarda más, pero es más seguro.

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