Vida

Los jóvenes ya no quieren ser profesionales, quieren ser influencers

Desde el inicio del siglo XXI y, a medida en que el poder de la tecnología ha invadido nuestras vidas, un hecho paradójico se ha venido manifestando, el conocimiento tiene más poder y al mismo tiempo, tiene menos poder.

Según datos de la empresa de tecnología de aprendizaje Lexium, las personas cada vez se expresan más por medios escritos que verbales, y, al hacerlo, no necesariamente se expresan con palabras, ahora las imágenes, los videos, los emoticones, las abreviaturas son parte del lenguaje, tanto o quizás más que las palabras.

Otro dato interesante es que el seguimiento de instrucciones y la habilidad para asimilar la información cuando se habla y se escribe en el método tradicional, es decir, mediante un texto una conversación cara a cara también está, sino perdiéndose, cada vez más en desuso y esto tiene consecuencias interesantes.

Una consecuencia es que para las nuevas generaciones es más sencillo “seguir” en Instagram a un influencer que les muestre o “enseñe algo “a través de imágenes, breves palabras y sin una secuencia como la que se tendría que realizar cuando se aprende por medios tradicionales.

Los influencers entonces se convierten en “los maestros”, en “los guías”, en aquello que se aspira a ser o a hacer, no solo porque enseñan algo, son divertidos, entretenidos y no cuesta trabajo seguir su ritmo, sino también por el dinero que, de ser exitosos, pueden generar.

De acuerdo con la plataforma de campañas para influencers, Voxfeed, un influencer de 500 seguidores, puede cobrar hasta 10 dólares por video.

Lexium, como experto en psicometría para la orientación profesional, comenta que, además de actividades como influencer muchos estudiantes hoy en día se inclinan a evitar las carreras profesionales y buscar alternativas más conocidas como “ocupaciones”, pues les aportan más satisfacción y en ocasiones mejor remuneración económica como por ejemplo: youtuber, foodblooger, podcaster, para las cuales no se requiere tanto esfuerzo ni inversión como al estudiar Física, Derecho o Economía.

Las nuevas generaciones intuyen que hay nuevas formas de ganarse la vida y están apostando a un camino que les parece de menos esfuerzo, menos conocimiento y más satisfacción.

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