Nuestro sol interno
Desde La Ventana De Mi Alma
A veces es necesario mirarnos y darnos el valor que tenemos a nosotros mismos, en un mundo donde se camina tan de prisa y bajo las sombras de la inconsciencia, de la falta de verdadero afecto y respeto por quienes somos en realidad.
Estamos viviendo momentos de grandes confusiones afectivas y se esta perdiendo la capacidad de mirar en el otro un ser creado con grandes virtudes a pesar de sus defectos y digno de ser valorado y amado por lo que realmente es.
En este contexto podría decir que la mayoría de personas en este mundo muchas veces no nos damos nuestro real valor y no cuidamos nuestro espacio afectivo, pues es necesario poner ciertos limites para evitar sentirnos invadidos y lastimados. Aunque cueste entender hay que aceptar que existen seres con maldad a nuestro alrededor, buscando el momento para hacernos sentir mal con sus palabras que provienen de su mundo obscuro de frustración mal canalizadas o no saben conducir sus actos y buscan un culpable en el más débil de carácter, como una forma de fácil manipulación.
Sin embargo es gratificante sentir que en medio de la obscuridad es donde más podemos sentir el resplandor de nuestro sol interno y traducirlo en una mirada cordial, en una sonrisa abierta, en la palabra franca, en el gesto amable volando en busca de un destino seguro. Girar los pasos para entender una vez más nuestras propias huellas buscando en todo aquello la respuesta a nuestros anhelos, el amor más puro e inquebrantable en todas las cosas, en todos los seres, así como la mirada del sol busca el brote de la semilla en la tierra después de la lluvia.
Y a través de la claridad de ese sol interno encontrar el camino, hacia aquello que sentimos nuestra alma necesita, y expandir el resplandor de todo el amor que hemos sembrado en aquellos seres que existen en nuestro mundo y ha sido posible encontrar transparencia y resonancia a nuestros afectos.
Cómo dejar de vivir en esa esperanza de renacer distintos con el sol de cada día, y estar atentos a cada oportunidad de aprendizaje y transformación en el círculo de esta existencia, cuya única finalidad de vivir, es amar todo aquello que nuestros sentidos y el alma reconozcan como algo sagrado; la vida y todo lo creado en una convivencia de profundo respeto, humildad y gratitud.
Ese esperado encuentro con el sagrado objetivo del ser donde despierta la divinidad en profundo reconocimiento como un ser único, con una capacidad indescriptible de amar y de crear espacios para continuar hacia la luz infinita, a la fuerza inquebrantable de Dios.
Este es el objetivo de la creación de todas las criaturas en este universo, mirarnos y darnos valor, amarnos a nosotros mismos sin ningún egocentrismo y valorar y amar a los demás, entregando lo mejor sin condicionamientos y en un marco de respeto y altruismo.
Expandir desde nuestro universo el brillo de nuestro sol interno trabajando de manera consciente para ser una versión distinta de lo que comúnmente somos, dejando de ser ordinarios y manifestando esa diferencia a través de nuestros pensamientos, gestos, palabras y acciones que edifiquen, miradas que acaricien, sonrisas y abrazos sinceros y muchas veces callar con aquellos silencios llenos de profunda sabiduría que nos iluminan y nos conducen, hacia el amor más puro e inquebrantable que existe, a nuestro destino como alma en este trayecto de la existencia.
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