Deconstruyendo las historias (Segunda Parte)
Ventana Cultural
BLANCA NIEVES
En la entrega anterior, hacíamos la referencia al cuento de los tres cerditos. Tomando en cuenta lo que habla la autora de La Simbología de los Cuentos de Hadas, Tamara Chubarowsky, describe detalladamente que estos no son otra cosa que la representación imaginaria de la evolución del ser humano. Siempre vamos a ver a príncipes y princesas en diferentes roles.
Aunque algunas personas, específicamente del sector feminista digan que las princesas son creaciones del sistema opresor, heteropatriarcal que nos rige y toda la sarta de sandeces que dicen, han inventado cuentos dizque para niñas valientes. Uno de los títulos que hablan es, por ejemplo: Las princesas también se tiran pedos. Y otros tantos más de parecida temática. Cuentos que se supone que hacen que las niñas no crean en tonteras que un príncipe las debe de rescatar, que deben ser lindas y obedientes, y un largo etcétera para ello.
Analizando los cuentos y fábulas a profundidad, nos damos cuenta de que esos conceptos están totalmente fuera de contexto y, vamos a ver por qué de esta razón. Cada uno de los personajes forma parte de la evolución y forma de ser del ser humano en su totalidad.
En el caso del cuento de Blanca Nieves: Blanca Nieves era una jovencita hermosa de cabello negro, labios rojos y piel blanca, cuando cantaba, los animales del bosque lo hacían con ella. Es decir, los animales que representan nuestras emociones entraban en armonía con la belleza y el alma, la vida anímica, que lo representa la princesa.
Esta llega a un bosque, porque la malvada reina le quiere sacar el corazón y entregárselo en una caja. La malvada reina representa el intelecto frío, sin ánimo, cerrado, es el mundo entero que ve el entorno a través de un espejo.
Blanca Nieves, el ser que debe “huir” del mundo tan convulso, suspicaz, violento, gris entre sus tormentas, se interna en el bosque, y ve una casita donde habitan siete enanos, – interesante número, lo vemos como número primo y cabalístico, así como los colores del arcoíris, o las notas musicales – que, de acuerdo a los relatos de la tradición oral recopilados por los hermanos Grimm, representan los siete pecados capitales. Recordemos que, al compilar estas historias, los hermanos Grimm no solo colectaron la tradición oral, también le insertaron un poco del espíritu medieval – renacentista que imperaba en ese momento.
Los siete enanos son: Sabio, el ego desmedido, la necesidad de recibir altos honores y ser adulado, estornudo, recordemos que las enfermedades respiratorias es la necesidad de acaparar y no soltar, estornudo representa la avaricia, tontín es la lujuria desmedida. Es verdad que en el reino animal de donde somos parte, el acto sexual es una necesidad natural, pero solo el hombre es capaz de hacer erotismo y ser más sensual, por eso busca incesantemente el placer sexual. Gruñón es la ira, todo el tiempo está enojado, rezongando, Feliz representa la gula, la felicidad que da la comida, Tímido es la envidia, el no atreverse a lograr las cosas por envidia, Dormilón es la pereza y el desgano.
La malvada reina le da a comer una manzana envenenada a Blanca Nieves, quiere decir que le da de probar lo que es el mundo y esto “la mata” poniéndola en una caja de cristal hasta que llega un príncipe y con un beso de amor la devuelve a la vida, aunque en el cuento original no le da un beso, sino que fue un tropezón de un traslado del ataúd que hizo saltar la manzana que estaba en la garganta de la princesa saliera despedido, la devuelva a la vida.
Los cuentos de hadas tienen mucho que enseñarnos. No solo nos sirven para entretener a los niños, sino, de ver con ojos de filósofos, los detalles más mínimos de ellos y trabajar en nosotros. Los cuentos son representación del ser humano, y así es como lo debemos ver.

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