Vivimos tiempos diferentes: Reconocimiento al periódico El Siglo
Antropos
Artículo dedicado al amigo y compañero de ideales: MARIO ANIBAL GONZALEZ.
Hoy primero de marzo de 2023, el periódico guatemalteco, hoy llamado EL SIGLO, cumple treinta y tres años de circulación nacional e internacional.
Antes fue bautizado por sus fundadores como SIGLO 21. Aún recuerdo que uno de sus primeros presidentes, fue el periodista José Rubén Zamora, quien tiempo después, fundo otro medio titulado EL PERIODICO.
Sus reportajes acerca de los problemas de la vida en Guatemala, fueron sustentados a partir de investigaciones de campo. Recuerdo haber escrito un artículo que versaba sobre problemas ambientales.
Con el paso del tiempo, la empresa que dirigía SIGLO 21 y el periódico AL DIA, fue adquirido por el consorcio del periódico LA NACION de Costa Rica. Momento en el cual Luis Guillermo Fernández, de amplia y profunda trayectoria periodístIca, asumió la dirección y Edgar Rosales, la responsabilidad de la página editorial. De manera paralela, frente AL DIA, estuvo el chiquimulteco Otoniel Monroy.
Este fue el momento qué en principio por invitación de Otoniel, empecé a escribir en AL DIA, compartiendo con el economista Guillermo Cárcamo, y otros apreciados amigos. Simpática era la página de opinión, porque siempre fue ilustrada con una caricatura irónica e inteligente de la vida nacional y sus políticos. Conocí además a Edwin Marroquín, quien tiempo después se ha dedicado al ámbito de la cultura. A veces visitaba el centro de operaciones de este periódico y gozaba contagiado por el entusiasmo que cada uno de los redactores, reporteros, fotógrafos, le daban a su trabajo creativo. Fueron buenos tiempos.
El mismo Otoniel en una de esas largas y agradables conversaciones, me dio a conocer su opinión acerca de mis artículos. Me dijo, que lo mejor era que escribiera para SIGLO 21 y que su presidente, Guillermo Fernández, de quien por cierto lo conocí en los corredores de la Universidad de Costa Rica, cuando ambos éramos estudiantes, estaba totalmente de acuerdo.
En fin, subimos a su oficina ubicada en el Edificio Etisa de la Plaza España. Conversamos y me presentó a Edgar Rosales, responsable de la página de opinión. En medio de la seriedad y responsabilidad de un nuevo reto, recuerdo que Edgar me sugirió que un artículo debe manejar sólo una idea, además ser corto, dado que el lector es muy exigente y un escrito con más de cierta cantidad de caracteres, no lo leen. Esto, lo tomé como una seria y adecuada advertencia.
Edgar en sus inquietudes, le dedicó espacio a la educación y constituyó un pequeño foro entre columnistas. Opinamos y recuerdo la pluma aguda de Marco Antonio Flores. El resultado de nuestras críticas al estado deplorable del sistema educativo, nos trajo después, amargas frustraciones. Por alguna razón que tanto Flores como mi persona, no entendíamos, leímos asombrados una pequeña nota en la que se nos invitaba a retirarnos de SIGLO 21. No hubo explicación. Mucho tiempo después, nos enteramos qué un personaje de alta jerarquía del Ministerio de Educación, fue quien promovió nuestra salida como columnistas, dado los análisis que publicábamos. No los compartían, se crispaban y tampoco estaban dispuestos a debatir.
En silencio, pero frustrados ante el poder político, nos retiramos y volvimos a respirar en este medio, cuando asumió la conducción el periodista Gonzalo Marroquín. Desde entonces, y después con el amigo Amílcar Alvarado, hemos escrito una infinidad de artículos semanales. Reconozco y aplaudo que tanto Marroquín, como Alvarado, nunca me censuraron.
Ahora vivimos nuevos tiempos. Hemos cruzado a puras penas, el golpe demoledor de la pandemia. Amigos y familiares que se fueron. Tristezas que nos han dejado. Amarguras que persisten derivados de los inmensos problemas de la inequidad, la desnutrición infantil, la contaminación agresiva de las aguas, así como el uso injusto de las mismas, la tala de los bosques, el abultamiento del tráfico y de los crímenes que rondan nuestras casas generando inseguridad. Del enriquecimiento cueste lo que cueste, aunque con esto los corruptos le hereden a sus hijos y nietos, la vergüenza de ser señalados como mentirosos.
Hoy vivimos tiempos que nos sirven para volver los ojos hacia nuestras propias personas. Escudriñar lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer. O sea, tiempos que nos abre el camino para autoevaluarnos y reflexionar acerca del destino individual, familiar, social y de la humanidad. Es tiempo de sacar igual que Jesús, a los mercaderes de la iglesia, porque son los que entorpecen una vida digna de cada uno de los seres humanos. Y es tiempo también, de no seguir insistiendo en la desacralización de los otros. Es tiempo de construir esperanzas, sueños, ilusiones y afectos, como sostenía el maestro Mario Aníbal González. Es tiempo a su vez, de trascender en la práctica, los tiempos difíciles que vivimos, si es que queremos vivir con dignidad.
También es el tiempo del desencanto, como lo señaló el profesor costarricense Manuel Formoso hacia la política porque es considerada sucia, lo cual tiene raíces históricas en todo el conjunto de acciones que han ido deformando su esencia y propósito, tales como los niveles de incumplimiento de las promesas electorales, componendas, acomodos oportunistas, existencia de la corrupción, violencia desencadenada entre los contendientes, electorerismo que desvía la atención acerca del contenido de las propuestas programáticas.
Es el tiempo de volver a considerar a la política, señala Formoso, para que ésta, no la dejemos enteramente en manos de los políticos. La política debe ser una responsabilidad de todos los ciudadanos, a pesar de que se ha ido imponiendo en nuestra sociedad un concepto empobrecido y peyorativo de lo político.
Vivimos tiempos diferentes en los cuales deberá prevalecer la sensatez, la concordia y la mesura. Estas tres palabras hacen grande a nuestro maestro Mario Aníbal González, que en vida, guiaron su propio caminar.
Le invitamos a leer más del autor: