Elecciones obscuras y objetivos imaginarios
Todo proceso electoral tiene algo de imaginario, algo de especial, algo que nos llena de ilusiones. Para el caso de Guatemala el próximo proceso electoral se presenta como algo que supera las ilusiones de un mundo de magia negra. Al final el gran objetivo es que todo quede igual, es decir que las tareas para convertir a Guatemala en un país ejemplar, dinámico, desarrollado y equitativo se harán realidad cuando suenen de nuevo las trompetas de Jericó.
Todos esperamos que en Guatemala, el nuevo gobierno, ejecutivo, legislativo y municipal electos cumplan con lo básico de la economía, es decir que se apliquen las leyes del desarrollo social sacando al país del atraso, la pobreza, la desnutrición y la destrucción del medio ambiente.
El primer gran tema será sí por fin en este pequeño país del istmo podrán existir elecciones libres, participativas, en donde la mayoría simplemente no asiste a votar. Y, que estén representados todos los grupos políticos. Y no solo eso, que de verdad gane el que tiene más votos, no el que decide la cúpula que maneja el entramado social chapín.
Luego, sí los ganadores tienen claro que de las dos ambiciones que persiguen: una, hacer dinero fácil y garantizarse una vida tranquila, incluso con un penthouse en Miami, New York o Los Ángeles; y dos, entrar a la historia por haber resuelto algunos de los temas pendientes para construir una verdadera república, una verdadera nación.
Hasta hoy, estamos condenados a elegir solamente políticos que no ven más allá de su nariz, y persiguen solamente la primer ambición. Pero están pendientes grandes objetivos, que de alcanzarse le darían un gran renombre a los electos. Ya que se levantaría de la condición más baja de capacidad organizativa hasta alcanzar un eterno renombre.
Un primer objetivo social al alcance de los políticos que ganen las elecciones será reducir el porcentaje de hogares con ingresos por debajo del costo de la canasta básica alimentaria, cuanta gloría les cabría si lograran reducir el número de hogares que no tienen ni para comprar la canasta básica del vergonzoso 49% de Guatemala a un 14% de Costa Rica y El Salvador. (Dato del BID[1])

O convertir los porcentajes de hogares con jefes de hogar en pobreza, si las autoridades que ganen, baja el porcentaje de jefes de hogar en pobreza a los niveles de Costa Rica y Uruguay.

No hay que olvidar que los componentes de producción, distribución, comercio y consumo de bienes es la base de la sociedad. Y, que sobre esta base se puede levantar una cultura, una vida democrática y un progreso cultural que interactúan con esa base social.
La producción solo puede avanzar en un escenario de oportunidades de educación y salud para todos. En la que todos se sientan parte del desarrollo. No es nuestro caso, según el BID, entre el 40% y 50% de la población en Guatemala, Honduras y El Salvador se encontraba en inseguridad alimentaria extrema, afectando alrededor de 14 millones de personas (Figura 12).

Cualquier ofrecimiento electoral, que no tenga como base la solución de este problema es demagogia. En ese informe se menciona que más del 25% de la población en Guatemala y Honduras enfrenta una situación de crisis o emergencia alimentaria, (7.2 millones de personas). Para los que han ejercido cargos públicos en los últimos cuarenta años estos datos muestran un completo desinterés por resolver problemas reales de una país abandonado. Para ellos parece que la muerte de los demás es su objeto más digno.
¿Cómo resolver el atraso terrible de estos países?, ¿podrán sus habitantes votar con propia voluntad y consciencia por el porvenir?, ¿cuáles son, las fuerzas determinantes del desarrollo de estas sociedades?
Para vivir, los humanos necesitan producir en condiciones competitivas de pequeñas y medianas empresas, con reglas claras del aparato estatal. Cuando en un país domina un pequeño grupo de empresarios con carácter de monopolio la economía se estanca. Es lo que pasa en Guatemala y Cuba, por ejemplo.
Aquí sucede una gran desviación de la esencia del trabajo. En el proceso del trabajo, el humano ejerce una gran presión sobre la naturaleza, nunca se le ocurrió que el concepto de propiedad es un absurdo destructivo. Ya que la propiedad debiera de ser colectiva. La Tierra es un planeta que debiera pertenecer a todos. Pero el humano se inventó ideologías políticas, económicas y sociales para ser, según él, el único dueño del planeta, eso hace que en pocos siglos el humano esté a punto de exterminar la vida en este pequeño, y un día maravilloso mundo.
Y, pese a su dominio, los países de América son extremadamente pobres. Como lo muestra este gráfico de CEPAL.

Otro objetivo que podrían imponerse unos candidatos y posibles representantes del pueblo sería reducir, o eliminar el trabajo informal, que es una fuente de desprotección y sobre-explotación laboral. Reducir este sector podría significar un aumento del ingreso y la productividad de los sectores más empobrecidos.

Ha llegado el tiempo en que el humano no vea en la tierra un simple medio universal de trabajo. Es cierto, que hasta hoy tiene poder sobre la naturaleza. Pero ha llegado el momento de frenar ese ímpetu destructivo y reorientar la visión de consumo y reproducción humana.
Si la fuerza laboral es esencial para el bienestar. Un elemento adicional que hay que resolver es la alta concentración de pobreza en las zonas rurales. El humano debe caminar hacia los servicios y la equidad de la ciudad y el campo.

Un proceso electoral será positivo para Guatemala si en los cuatro años de gobierno se logra sacar a este país de las listas oprobiosas de países más pobres y miserables del mundo. Ya que adicionalmente nos amenazan los factores claves del atraso social: hambre, desempleo, desnutrición, analfabetismo, además ahora surge el cambio climático.
Según el BID, los países de la región, se ubican entre los países más afectados por amenazas del cambio climático. Países como Guatemala enfrentan periodos estacionales de inseguridad alimentaria. Lo que finalmente llevará a elevadas protestas sociales y la inestabilidad política.
No olvidemos que el “corredor seco” es una zona que incluye partes del territorio de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, donde residen alrededor de 10 millones de personas, dedicadas principalmente a la agricultura. Lo que genera una expectativa de reformas profundas o el camino al abismo.
El resultado electoral solamente será positivo si se logra una tendencia de reformas profundas en el manejo de las finanzas públicas, la apertura comercial y el cuidado de la tierra y sus ecosistemas. Los riesgos son: inestabilidad geopolítica internacional, especialmente las debilidades de Estados Unidos y sus aliados, la ineficiencia de China, las debilidades de Rusia, la caída de la imagen de Israel, la falta de una visión de reforma progresista y compartida en el mundo.
[1] BID (2022). Panorama y respuestas para garantizar la seguridad alimentaria en la región. Washington, 2022.
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