Crecimiento económico a costa de sangre, lágrimas y muerte
Lugar Hermenéutico
Ayer por la mañana, se confirmo la muerte de 28 migrantes guatemaltecos, en un incendio registrado en una estación del Instituto Nacional de Migración, en Ciudad Juárez, México, el pasado lunes 27 de marzo, las autoridades mexicanas investigan las causas de este suceso, sin embargo, la raíz de esta, como de otras tragedias, que nos envuelven, es una maquinaria de marginación e indiferencia sistémica en nuestro país.
Hasta ahora, sabemos que los 28 fallecidos, son hombres mayores de edad y procedentes de los departamentos de Huehuetenango, San Marcos y Quetzaltenango. Probablemente para las autoridades y para buena parte de una sociedad fría y antipática, no son más que números, estadísticas, pues ya se contabilizan en miles las muertes en la travesía del “sueño americano”, tragedia a la que anualmente se enfrentan miles de niños, jóvenes y adultos, que, emprenden, lo que podría ser su ultimo camino.
Esta nueva tragedia, debe ser motivo de ardua critica, por no decir vergüenza, para una sociedad que se precia de pujante y en constante crecimiento, que contradicción, que, los connacionales, que salieron expulsados por un sistema reproductor de pobreza y miseria, sean los que soportan sobre sus desnutridos hombros, la economía de nuestro país.
Solamente, en los meses de enero y febrero de este año, el envío de remesas familiares aumento un 13.2% en relación con el mismo periodo del año anterior y el BANGUAT estima, que, al finalizar el año, las remesas alcancen los US$19 mil 400 millones, unos 150 mil millones de quetzales, dependiendo la taza de usura que usemos, compra o venta, legalmente utilizados en el sistema bancario nacional.
Estos números, nos colocan como uno de los principales receptores de dinero de remesas en Latinoamérica, vaya logro, sin embargo, el costo social de las anteriores cifras es incalculable, desintegración familiar, frustraciones, números tallados con base a sudor, lágrimas y muerte,
Que hace el Estado de Guatemala para cambiar esta realidad, no se trata de asignar más recursos a un inútil Consejo Nacional de Migrantes, bastante inútil, por cierto, ni de hacer campañas mediáticas por parte de la embajada gringa, se trata más bien de la posibilidad de iniciar un verdadero proceso de Estado Nación, que garantice a sus habitantes el derecho a la oportunidad de vivir dignamente.
La construcción de un verdadero Estado Nación, más que una utopía, debe ser la principal consigna de una sociedad que aspire al bienestar de su gente, de superar su actual realidad, en la cual muchos connacionales huyen de la pobreza y de la miseria, ante la indiferencia de sus pares.
No es con campañas mediáticas, ni con amenazas que la gente dejara de huir de Guatemala, no es de esa manera que dejaran de huir de su realidad actual, es con un verdadero esfuerzo de impulsar el Desarrollo en cada rincón del país, solo de esta manera podrá evitarse que nuestra gente migre, no solo al norte, sino a los barrancos, a las áreas marginales de la ciudad o cabeceras departamentales, donde de igual manera vivirán precariamente, en condiciones similares o peores de donde huyen.
No se puede seguir permitiendo la desintegración de familias y pueblos enteros, que a falta de poder poner algo de comer en la meza, huyen de esa realidad, sin embargo, vaya paradoja, hoy son el principal sostén de la macroeconomía de un país que les expulso con la fuerza centrífuga de la marginación y la indiferencia.

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