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Refresquemos el gusto por los libros

Antropos

Desde el momento en el cual la humanidad trascendió la oralidad como vía de transmisión del saber hacia la escritura, se materializó el instante en el cual se grabó el conocimiento humano.  Ahí el ejemplo de los griegos en el ágora, espacio donde se reunían los ciudadanos para discutir problemas de orden político, económico, de justicia, filosóficos y anotaban los temas que debatían cotidianamente. La escritura se convirtió para los filósofos en la vía de plasmar sus ideas que han trascendido hasta nuestros días.

No debemos olvidar grandes hitos en torno a este hecho, en las culturas orientales, americanas y occidentales. Sobresale la escritura de las Sagradas Escrituras. Así como la herencia de filósofos romanos: Cicerón, Séneca, Plotino, Marco Aurelio, Lucrecio, Hipatía. O pensadores de la edad media: Agustín de Hipona, Juan Escoto, Avicena, Abelardo, Severino Boecio, Averroes, Tomás de Aquino.

Trascendental fue para las letras, el invento de la imprenta en 1444, por el Fraile Johannes Gutenberg. Antes los libros que circulaban eran manuscritos elaborados por los copistas. Aunque los romanos sentaron precedentes a través de moldes de arcilla, los chinos con piezas de porcelana y los Mayas en corteza de árbol, que hoy se conoce como los códices que dan cuenta de la historia de esta civilización del mundo.

Con el invento de la imprenta, Gutenberg logró la impresión de varios ejemplares de la Biblia, la cual circuló fuera de los recintos religiosos, y facilitó a Martín Lutero promover la Reforma Protestante. Fue también el medio a través del cual circularon las ideas de la ilustración y revolución francesa, convirtiéndose Gutenberg, en precursor de esta gesta histórica.

En cuanto a Guatemala, los historiadores sitúan la imprenta en el año de 1660, por intermedio de Fray Payo Enríquez de Rivera y su primer impresor José Pineda Ibarra.  En ese momento esta ciudad fue considerada como un lugar de alta cultura e intelectuales.

Hoy día asistimos a otro fenómeno realmente innovador, a través de los caminos de los instrumentos computacionales, de la Inteligencia Artificial, Google, Facebook, YouTube, Instagram, TikTok, Twitter, Snapchat, Pinterest, WhatsApp, Facebook, Messenger, Linkedin, que abren otras múltiples autopistas para la comunicación humana. Este hecho histórico de la revolución de las tecnologías de la información y comunicación coloca a la lectura de un libro en papel como una especie de armario que resguarda los recuerdos, ideas, literatura y poesía más preciados del ser humano.  Y esto es lo que significa leer. Abrir páginas y encontrar letras para alcanzar una dimensión conceptual y espiritual que nos eleva a lo más sagrado de nuestra humanidad.

Adicionalmente, habrá que tomar en cuenta, en lo que respecta a la promoción de la lectura, el esfuerzo que se hace en varios países con las ferias de libros, lo cual conforma ese aliento de sensibilidad humana que debe transmutarnos hacia un estadio en el cual podamos extirpar esos vicios que intentan agotar a los niños, niñas y jóvenes en el vacío de la desilusión y masificación. El gusto por leer un verso enaltece y estimula las virtudes. Hace crecer la imaginación creadora. Inhibe las voluntades de quienes pretenden el acabamiento de nuestra sociedad.

Así mismo surgen las Ferias del Libro que se han llevado a cabo en nuestro país a través de la Feria Internacional del libro en Guatemala -FILGUA-, que tiene un pasado de hermosos antecedentes. Ahí está el ejemplo de José Antonio Villacorta que en la década del treinta del siglo veinte, promovió una labor editorial sin precedentes. O bien el trabajo que concretó la primavera del cuarenta y cuatro con la edición de colecciones de libros para maestros y alumnos o el rescate que hizo el ministro de Educación Guillermo Putzeys que incidió en el renacimiento de la Editorial Pineda Ibarra.

Lo más reciente fue la divulgación de miles de libros que publicó en su oportunidad, el gobierno de Alfonso Portillo, titulado, Bibliotecas Presidenciales para la Paz entre los años de 2000-2004. Se destacan algunos títulos de historiadores como Severo Martínez Peláez y su obra cumbre La Patria del Criollo, Escritos de Juan José Arévalo, Historia del Istmo Centroamericano, de varios autores, ensayistas como Luis Cardoza y Aragón, del cual se publicó Poesía.  Poetas como Otto Raúl González, Enrique Juárez Toledo, Luis Alfredo Arango, Roberto Obregón, Otto Rene Castillo, Julio Fausto Aguilera, Francisco Morales, Luz Méndez de la Vega, Werner Ovalle López, José Luis Villatoro, Margarita Carrera, Marco Antonio Flores, Luis Eduardo Rivera, Isabel de los Angeles Ruano, Humberto Akabal:  Jaguar Dormido. Novelistas Miguel Angel Asturias: El Señor Presidente, Titanes de Rafael Arévalo Martínez,Mario Monteforte Toledo: La isla de las navajas,  Carlos Wyld Ospina: Los lares apagados, Flavio Herrera: El Tigre, Virgilio Rodríguez Macal: La Mansión del pájaro serpiente, Augusto Monterroso: La Oveja Negra y otras fábulas, Luis de Lion, El libro de José, Las criaturas del aire de Gerardo Guinea, El mundo como flor y como invento de Mario Payeras, Los Centroamericanos de José Mejía, literatura infantil: Tío Coyote y tío conejo, de Ricardo Estrada, El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, La Edad de Oro, de José Martí, Leyendas Populares de Celso Lara, Carlos Samayoa Chinchilla: Chapines de ayer, La Historia de la Marimba de Léster Homero Godínez,  libros universales como Lazarillo de Tormes, Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, Enciclopedias, Diccionarios Enciclopédicos, Las grandes preguntas, Los Derechos humanos sus normas y leyes, Pensamiento filosófico Contemporáneo de la América Central, Mapas geopolíticos de Guatemala y Centro América, esfera del mundo, así como los libros sagrados el Popol Vuh, los libros del Chilam Balam y Anales de los Cakchiqueles.  Adicionalmente el libro El valor de Educar de Fernando Savater, Líderes y educadores de David Casares, El progreso incluyente de Carlos Fuentes. Estos tres últimos se le entregó a cada uno de los maestros del país. Se complemento con la edición de algunos textos para docentes y estudiantes, entre otros: El hombre que calculaba.

Obviamente no todo se ha hecho desde las instancias gubernamentales, sino que también están presentes las editoriales: Oscar De León Palacios, Piedra Santa, Artemis, F&G Editores, Edinter, Maya´Wuj, Serviprensa, Editorial Cultura, Fondo de Cultura Económica, Santillana, Ediciones del Pensativo, Editorial Sophos, Catafixia, Zopilote, Alambique, Cafeína, Tujaal Ediciones, entre otras, que amplían sus voluntades para ofrecer libros a miles de personas. De la misma manera está la Universidad de San Carlos que coadyuva con su trabajo editorial.

Esto significa, que juntos y acompañados de un público lector, en las ferias de los libros, se levanta la bandera de los libros como una manera de hacer mejor ciudadanía. Nada debe perturbar la tenacidad de los que hacen libros, porque quienes viven la proeza del aliento de la cultura de las letras, siempre navegarán en el barco de las mejores causas y virtudes de Guatemala y la humanidad.

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