No le quitemos tiempo a la verdad

Mirilla Indiscreta

El tiempo y la verdad, corren de manera paralela. La verdad, segura y determinada, avanzará sin prisa, sabiendo que llegará al final, mientras el tiempo, entrampando la carrera, se rendirá hasta llegar a la meta, pero entonces, buscará como aliada a la mentira.

Quienes se montan en el tiempo, fabrican su mentira, también paralela, para ocultar, la vergüenza que acarrea la verdad.

“Lo maté, porque me había amenazado de muerte” dirá el cobarde asesino después de cometer el crimen.

“Vivo del delito, porque a los honrados les va mal”.

“No tengo ideología, porque me aburre leer”.

“Prefiero las vacas, a los libros; las vacas gordas. Valen y me dan más, que un libro grueso”.

“El único libro grueso que me gusta, es la Biblia, porque a veces me disfrazo de pastor, por si caigo al bote”.

Las letanías que fabrican los mafiosos se consolidan eficientemente, en un mundo en que es más fácil, que te crean la mentira, repetida por el embaucador, que una verdad sostenida por la evidencia.

Lo único que corrige el entuerto es el tiempo o el poder, de quienes, sabiendo la verdad, podrían llegar, al colmo de ocultarla, para hacer del delincuente, un esclavo incondicional, que les dirá siempre sí, delatará a sus compinches, rutas, cantidades, funcionarios, métodos de acción y cualquier información que mantenga satisfecho al informador del imperio, y además, porque no será, el único delincuente, que tendrá en su lista de informantes.

El hijo de Petro, en Colombia, fue denunciado por su esposa, por recibir, para la campaña de su padre, bolsas con dólares, procedentes del narcotráfico.

Pero la verdad, dilucidada por la experiencia y el tiempo, liberarán de culpa a la esposa y al hijo; el verdadero Narco es el mismo Petro, a quién el vástago le robo el encargo.

¡O cumples o te encierro!, tenía como advertencia el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, a quién le permitieron durante dos períodos, presidir el país, mientras, le barrían la celda, que le esperaría en los Estados Unidos, al finalizar su mandato.

No le permitieron nada y de manera humillante lo encadenaron y exhibieron ante el mundo, como un delincuente, a quién le había llegado la hora de enfrentarse a la verdad… en silencio, el tiempo, sonriente, había cumplido su misión.

El peso del poder local, no le importa al imperio, los delincuentes, como si fueran maras, en su territorio, pueden hacer sufrir a su pueblo, mientras enfrentan la justicia sin complejos ni sobornos.

Al expresidente Noriega, de Panamá, consentido de las agencias de inteligencia de los estadunidenses, por ser informante y dependiente de ellos, le permitieron alcanzar el poder, y en su insolencia se atrevió a declarar, Estado de Guerra, al imperio, en 1989, que provocó la invasión ordenada por Busch padre, que la denominó “causa Justa” y que provocó miles de muertos panameños y sin bajas en las fuerzas invasoras.

Toda esta hecatombe, para capturar a Noriega, recluido en la nunciatura apostólica, cuya sede rodearon con altoparlantes, a todo volumen, encendidos las 24 horas, como para enloquecer a cualquiera, que lo hicieron abandonar su refugio, con cara de “ya me jodieron”, desfilando con traje de reo, encadenado, hasta el avión norteamericano, que finalmente lo llevó, como gritón humillado, a su celda, pacientemente conservada para ese momento.

¿Se los llevó el río a los habitantes de la Unión Americana?… ¡claro que no!

¡El sufrimiento! ¡La humillación! ¡La cárcel! ¡El asesinato y la muerte!, estaban reservadas para un pueblo, inconsciente que hizo de un demente, un dictador.

Aún se recuerda, qué, blandiendo frente a las cámaras, un machete, en su locura, retó a la aviación, porta-aviones, cruceros de guerra, llenos de tropas entrenadas para arrasar, sin compasión, para enfrentarlos

El pueblo panameño, tratado como colonia, en esa época, fue víctima, de los traspiés políticos mefistofélicos del imperio.

Frente a esa realidad, reaccionar a tiempo, nos haría aliados formidables, de la verdad del tiempo.

¡No le demos tiempo a la verdad, de ser víctima del tiempo… por un tiempo!

Cuidado con las maniobras algorítmicas, qué, usadas por encargo, modifican encuestas, tendencias, y publicaciones pagadas, que puedan justificar, como recurso mafioso, invocar el fraude, apoyándose en la experiencia de la historia, para procurar el desconocimiento de resultados legítimos y que ya se deja ver, esa tendencia electorera.

¡Fraude!, es utilizar medios perversos para engañar la buena fe de un electorado, confiado en la eficacia democrática de su voto.

¡Aprendamos a perder y también a ganar!

¡No hay que hacerle cabronadas a la gente!

Area de Opinión
Libre emisión de pensamiento.

Le invitamos a leer más del autor:

Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.