El perfil del docente y las TIC
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Hace algunos años, a la luz de la revisión y actualización del reglamento académico en la institución, nos encontrábamos que algunos artículos del mismo resultaban obsoletos al no incorporar la Tecnología de la Información y la Comunicación como herramienta didáctica a diferencia del mal uso que suelen darle algunos estudiantes, de desconectarse de la clase y comenzar a “navegar” o simplemente dialogar (chatear) con otro perdido o mejor dicho indisciplinado dentro de la institución o fuera de ella.
Por supuesto acción que no debe ser permitida por el docente, lo cual nos obliga a revisar también el perfil del mismo en la clase.
Es posible que aún existan en nuestras aulas de clase docentes, cuyos planes de clase se encuentren cuarteados y amarillos por el de cursar del tiempo, semestre tras semestre, manifestación no de la pereza de volver a escribir lo que supuestamente sabe, la duda es su nivel de actualización, para poder enseñar.
La otra “cara de la moneda” es de docentes con mucha experiencia, los cuales han asumido el reto de las TIC con la entereza y responsabilidad propias de un profesional, muestra de ello es que cuando la institución crea estos cursos, se nos agotan los cupos, los cuales le han permitido adquirir nuevas destrezas informáticas, aprender en el marco de comunidades virtuales, hacer uso de los recursos disponibles en las redes y lo mejor de todo, que han posibilitado en sus estudiantes, no solo a través del ejemplo sino de experiencias innovadoras, nuevos y frescos espacios de aprendizaje.
¿Qué debe cambiar en el perfil del docente, con el uso de las TIC? Deberá superar por mucho su función de transmisor de información. El uso de material educativo digital, de las redes de información, posibilitan el acceso a contenidos educativos en diversas presentaciones y formatos al igual que permiten la construcción de espacios de interacción que funcionan de manera muy distinta a los espacios tradicionales de interacción presencial.
Las TIC permiten una relación con el contenido educativo a través de recursos que combinan el texto, el audio, el video, etc. Espacios en los que lo oral, lo escrito y lo multimedia se combinan, se complementan. Este fenómeno requiere de un maestro – comunicador, de un profesor investigador que logre interpretar estos lenguajes y lógicas, encontrar los ritmos adecuados de interacción y motivación en aras de construir ambientes de aprendizaje ricos en posibilidades de aprendizaje, pero que además asuma con entereza una posición académica crítica en la que se reconozca que el conocimiento no está acabado, y que la búsqueda permanente de nuevos espacios y estrategias didácticas posibilita nuevas realidades y posibilidades para el aprendizaje de sus estudiantes.
¿Y la posibilidad que los docentes que no se sumen, podrían ser desplazados? Sin duda alguna los maestros obsoletos podrían ser reemplazados, pero no serán reemplazados por la tecnología sino por otros maestros que sepan hacer un buen uso de ella y generar valor al proceso educativo mediante su constante actualización en conocimiento, didácticas, y espacios que permitan un aprendizaje enriquecido para sus estudiantes.
Luego, no queda otra que aprender, para aquellos que siguen siendo conservadores en esta herramienta.

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