Ese día, la crema y nata del “todo París” se dio cita en este teatro para ver la inauguración mundial del ballet “La Consagración de la Primavera”, pero primero hablemos de los creadores de este ballet. Por una parte, estaba el ya muy famoso compositor ruso Ígor Stravinski que, para la fecha, ya había triunfado con la música para ballets tan importantes como Petrushka y el Pájaro de Fuego. Stravinski era un compositor revolucionario que rompía con los cánones de la música armoniosa del romanticismo que había prevalecido durante todo el siglo anterior. Stravinski era un gran intelectual que se codeaba con lo más selecto de la cultura mundial del momento. Era él quien ponía música al ballet que nos ocupa hoy.
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