¿Quién le teme a Pineda?

Teorema

Los marineros de Ulises, arrebatados por el canto de las sirenas saltaban del barco para escucharlas mejor. Al hacerlo, algunos morían ahogados en el mar. Así, la mayoría de los candidatos (son más de 20 mil) se alborotan ante la convocatoria a elecciones y entran a una competencia de campañas negras, armados con mentiras y difamaciones.

Observaciones generales sobre Pineda: Carlos Pineda tiene una magnífica comunicación con la gente, especialmente con sectores de menor nivel académico. No puedo recordar a ningún líder político de antaño que lo supere. Mucho menos a los actuales.

Tiene liderazgo: Las manifestaciones de solidaridad organizadas de un día para otro fueron impresionantes. Creo que, en su mayoría, fue una respuesta espontánea al llamado de Pineda. Algunos habrán ido a expresar descontento contra un sistema político y electoral que se percibe corrupto.

Es fácil (y un tanto perverso) decir que se trató de un movimiento artificioso, que «los manifestantes fueron acarreados, que se les pagó». Concebirlo así, ofende a quienes pensaban estar cumpliendo con un deber patrio. Hay que aceptar que movilizaciones, como las del domingo, pero bajo pago, no se organizan de un día para otro.

Creo que todos queremos para nuestra Guatemala, como presidente, a un estadista, a un hombre recto, honrado, con conocimiento profundo de diferentes temas. Uno que pueda visualizar un país desarrollado y tenga una buena idea de los caminos que habrá que recorrer.

Creo que Carlos Pineda no lo tiene.

Pero los demás tampoco lo tienen. Ninguno de ellos. Ninguno ni ninguna (si se quiere usar ese espantoso “idioma incluyente”). Lo que tenemos son “políticos” de tercer mundo. Algunos incluso se anuncian con sombrero vaquero y usan un lenguaje soez.

Desde luego, habrá unos mejores que otros. Aunque quizá sea más propio decir que algunos son menos malos que otros. Lo paradójico es que estos, los mejores, ocupan las últimas posiciones en la intención de voto.

Por ejemplo, Arredondo se ha dado a conocer por una actividad cívica de años, incluso creó un programa de entrevistas por TV. Julio Rivera Clavería es el favorito de los telenoticieros en temas de seguridad. Hace un par de años, Farchi pasó, hizo labor social en las Verapaces. Manuel Villacorta expone su visión en artículos de prensa.

En cambio, Pineda, Mulet y Zury son conocidos debido a cuantiosas inversiones en publicidad proselitista hechas en anteriores campañas y en esta. Sandra Torres, además de la publicidad acumulada en cuatro campañas fue noticia cuando estuvo en prisión.

Muchos candidatos solo son producto de la publicidad. En las calles y carreteras, sus fotos adulteradas para parecer más jóvenes acusan su fatuidad. Casi todos sonríen, exhibiendo ser ignorantes de que, en caso de ganar, tendrían que enfrentar situaciones superiores a su preparación. La propaganda puede engañar a los electores, pero no prepara al candidato para los desafíos que habría de enfrentar.

¿Cómo se compara a Pineda con los otros candidatos punteros? ¿Y con los anteriores presidentes? ¿Está por debajo de Giammattei, de Jimmy, de Pérez, de Colom, de Berger o de Portillo? Me parece que no, aunque esto no signifique que los supere por mucho. Creo que Cerezo, Serrano y Arzú sí tenían mejores atributos.

Si la diferencia entre Pineda y los seis presidentes anteriores no es significativa, entonces su indiscutible mayor liderazgo compensa, quizá con creces, esa diferencia y lo pone por encima de ellos. No es mucho decir. Pero esa es nuestra realidad.

Vienen tiempos aciagos hacia Guatemala. Hay manifestaciones de rechazo a la resolución que impide participar a Pineda. La gente está repudiando al TSE y a las Cortes. La posibilidad de actos violentos es alta. Basta que un sicario dispare sobre un manifestante inculpando a la policía o a un tercero para que se desencadene lo que podría derivar en una revolución civil.

Pero quizá haya algo aún peor. Podríamos estar perdiendo la facultad de elegir a nuestros gobernantes. Eso es más grave que lo que pueda suceder al señor Pineda. Él solo sería una víctima más. Alguien a quien no habría que temer. La pérdida de esa libertad para Guatemala y los guatemaltecos, en cambio, sería desastrosa.

Solo alcanzo a ver una puerta entreabierta: el Magistrado de la Corte de Constitucionalidad, Roberto Molina Barreto. En 2019 se le impidió participar. Las razones fueron distintas de las que ahora enfrenta Pineda, pero también fueron espurias, al menos muy discutibles. También Héctor Hugo Pérez Aguilera. Ambos tienen un prestigio que cuidar y, según creo, cuentan con suficiente valor para enfrentar un sistema perverso en vez de permitirse pertenecer a él.

Después de lo escrito: Temo causar molestia a algunos lectores amigos por el apoyo implícito en las líneas anteriores al señor Pineda (a quien no conozco). Es un asunto de honradez intelectual. De decir lo que pienso y no lo que creo que otros quisieran leer. Si no puedo actuar de esta manera, no podría volver a escribir… ni a mirar de frente.

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José Fernando García Molina

Guatemalteco, 67 años, casado, dos hijos, ingeniero, economista.Tiene una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de San Carlos, una licenciatura en ingeniería industrial de la Universidad Rafael Landívar –URL–, una maestría en economía en la Universidad Francisco Marroquín –UFM–-, estudios de especialización en ingeniería pentaconta en la ITTLS de España.