¡Mamolas!
Teorema
El resultado de la elección nos ha dejado ante dos escenarios:
Escenario TSE: la votación se llevó a cabo normalmente sin irregularidades importantes distorsionando la voluntad de los ciudadanos.
Escenario alterno: Las actas número cuatro alteradas, las declaraciones de los fiscales informáticos, los amparos interpuestos por fiscales de mesa, los vídeos mostrando papeletas destruidas, así como, computadoras escondidas en matorrales, actas con tachones no razonados, denuncias de soborno a magistrados del TSE, y la denuncia interpuesta por diez partidos políticos, no son hechos fortuitos sino vestigios de un fraude electoral meticulosamente planificado, al estilo EU 2020.
Si se examina el escenario que plantea la posibilidad de fraude intencional, hay que preguntar ¿quién o quienes pudieron haberlo fraguado? Me refiero a los autores intelectuales más que a quien haya encendido el fósforo que quemó la boleta.
Hay que hacer unas preguntas que podrían parecer inocentes, pero no lo son: Suponga que don William Pop, el flamante embajador de EU hubiera votado en representación de su gobierno, esto es, por encargo del señor Biden, la señora Harris y el DOS del señor Blinken. ¿Por quién piensa usted que lo habría hecho? ¿Por quién habrá votado Dionisio Gutiérrez?
Una clave para ayudarlo en esta adivinanza es la elección en 2019, cuando la señora Thelma Aldana fue candidata por el partido Semilla. Entonces, Gutiérrez mostró su solidaridad y apoyo a esa candidatura, íntimamente ligada a la CICIG. Aldana fue denunciada ante la justicia guatemalteca; en vez de defenderse legalmente se convirtió en prófuga. Se refugió en EU donde gozaba del apoyo del DOS y el gobierno federal de ese país. La señora Harris, incluso intentó reivindicarla.
El gobierno de EU nunca aceptó extraditar a Aldana. Ella y sus secuaces, llegados poco después, recibieron la condición de asilados políticos “express”, al tiempo que a nuestros migrantes honrados, trabajadores y dignos se les persigue ferozmente. El gobierno de Giammattei no protestó, al contrario, siguió dando trámite a las solicitudes de extradición de EU y colaborando en la lucha que ese país, principal consumidor de narcóticos, libra contra los traficantes en otros territorios más que en el propio.
En esta ecuación también aparece el poderoso George Soros, financista de varios miembros del partido Semilla (el financiamiento electoral externo está prohibido en la legislación nacional). Hay sospechas, sin evidencia válida, que Semilla ha recibido aportes a través de las entidades que patrocina Soros.
Otro hecho concurre a favorecer tal identificación: Trascendió que el señor Robinson, embajador entre 2014 y 2017, del gobierno de EU ante el de Guatemala, estuvo unos días en nuestro país el fin de semana anterior. Su arribo fue semejante a cuando el director de una orquesta sinfónica sube al escenario para dirigir la participación de los músicos quienes, atentos, preparan su intervención dentro de la partitura. Así, el DOS, la OEA, los representantes de la Unión Europea y de Canadá, con la obediencia a EU que los caracteriza, pronto se manifestaron públicamente a favor de “respetar la voluntad popular”.
Pero no hablan de la expresa voluntad popular de tener resultados transparentes después del proceso electoral del domingo 25 anterior. Aquello que intranquiliza a la inmensa mayoría de ciudadanos guatemaltecos, no les preocupa ni a ellos ni a la prensa internacional con marcado sesgo socialista. A los electores no nos importa tanto cuál sea el resultado, cuanto que el mismo represente la voluntad electoral ciudadana. En segundo lugar, aspiramos al desarrollo de nuestro país. Que haya seguridad, paz, armonía y que la justicia opere con ecuanimidad. Quién esté a cargo de un gobierno que cumpla tales cometidos, nos resulta secundario. Solo conocemos a los candidatos, por las fotos en las calles donde se enfrascaron en una competencia de sonrisas bobas. Además, sabemos que a ellos no les importamos como personas, que solo buscaban nuestro voto.
¿A cuál voluntad popular se refieren los músicos del infame Robinson? Las cifras electorales son elocuentes: El 25 de junio había 9.4 millones de ciudadanos aptos para votar, todos debidamente empadronados. De ellos 3.8 millones no votaron y 1.4 millones votaron nulo o en blanco. Solo 4.2 millones (45%) votaron por alguno de los 21 candidatos. De ellos 0.65 millones (7%) dio su voto a los candidatos presidenciales de Semilla. ¿Cuál es entonces la voluntad popular que se debe respetar? ¿No es acaso, la de quienes queremos resultados transparentes y confiables, que constituimos inmensa mayoría?
Si las cifras oficiales (únicas que se manejan) fueran transparentes y confiables, entonces 1.5 millones de votos (16.4% de empadronados) otorgados a los candidatos punteros serían aceptados por los ciudadanos y estaríamos a las puertas de un balotaje que resolvería la sucesión del señor Giammattei. Empero, para muchos electores, entre quienes me cuento, las cifras oficiales no son ni transparentes ni confiables.
Tampoco lo son para las nueve organizaciones políticas que, a través de sus secretarios generales, acudieron a la CC solicitando amparo en contra del TSE, el que les fue otorgado. Es importante destacar que actuaron dentro de la ley, en pleno respeto del ordenamiento jurídico de Guatemala. Mis felicitaciones para los partidos, sus secretarios y sus candidatos por haber dejado de lado sus diferencias y por haber actuado en representación propia y de cierta manera, de quienes nos consideramos ofendidos ante un eventual manipuleo de votos.
¿Qué pueden tener en común organizaciones políticas como CREO (Francisco Arredondo); VOS (Manuel Villacorta); BIEN (Giovanni Reyes); VAMOS (Manuel Conde); Valor (Zury Ríos); UNE (Sandra Torres); Mi Familia (Julio Clavería); CABAL (Edmund Mulet) y Azul (Isaac Farchi)? Hace dos semanas, entre ellos hubo antagonismo intenso. Así que, quizá pecando de ingenuo, me atrevo a pensar que el único elemento común a todos pudo ser el amor por Guatemala.
Ellos han actuado en ley. Díaz Durán, por ejemplo, ha sido comedido y respetuoso pidiendo que se cuenten los votos públicamente. Las manifestaciones han sido pacíficas, no han acontecido disturbios callejeros… Sin embargo, entidades internacionales de prensa, organismos como la OEA y los representantes de países europeos, de Canadá y EU hacen exigencias que violentan nuestra soberanía nacional, pidiendo a las autoridades de Guatemala que actúen autocráticamente obedeciendo sus instrucciones en contra de nuestras leyes.
Afortunadamente para los guatemaltecos, la CC actuó correctamente y ordenó al TSE contar nuevamente los votos. El tribunal electoral tuvo que obedecer y el recuento dio inicio ayer. Guatemala, actuando dentro de la ley fortaleció su soberanía al ignorar a esas entidades y países que exigían ser obedecidos aun cuando hacerlo contravenga nuestra legislación interna. Tuvieron éxito en Perú, en Chile, en Brasil y Colombia. Pero aquí, al igual que en El Salvador dijimos ¡mamolas!
¿O no? Dígame usted: ¿Acaso no le dan deseos también de decirles que se vayan mil veces a… al carajo?

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