Estabilidad y crecimiento económico (Parte I)
Evolución
Guatemala se ha caracterizado por tener una de las economías más estables de la región. Pero en ese contexto, el crecimiento económico también ha sido moderado. El reto para nuestro país, y la clave para cualquier gobierno que busque implementar políticas públicas que potencialicen el desarrollo, consiste en mantener la estabilidad económica y a la vez incrementar la tasa de crecimiento real de manera sostenida. A continuación expongo algunos de los factores que se deben tener en cuenta para lograr dichos objetivos.
En cuanto a estabilidad, se debe considerar en primer lugar la inflación, entendida como la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. Como lo he dicho en muchas ocasiones, la inflación, en sentido estricto, es un fenómeno eminentemente monetario. Expresado de manera sencilla, si la emisión monetaria crece, sin un correspondiente crecimiento en la producción de bienes y servicios, la moneda pierde valor; y esa pérdida de valor es la que se ve reflejada como un incremento en el nivel general de precios. Como también lo he expuesto, hay otros factores que inciden en los precios; pero todas esas situaciones que tienen que ver con la oferta y demanda de bienes y servicios, son más bien condiciones económicas de los mercados y deben entenderse y analizarse en su contexto. En cuanto a esto, lo importante es mantener una sana, libre y abierta competencia para procurar un adecuado suministro de los bienes que demandamos y, por ende, precios favorables ante las condiciones.
En el tema monetario concretamente, una expansión se puede dar por política monetaria y por política fiscal, esencialmente por gasto y endeudamiento público, que inyectan dinero a la economía y pueden provocar inflación si se hace a niveles inadecuados. La comparativamente estable economía de Guatemala ha sido en buena medida el resultado de políticas monetarias relativamente mesuradas y prudentes a lo largo del tiempo. En cuanto a la política fiscal, hemos venido operando con déficits presupuestarios por bastante tiempo y la deuda pública se ha venido incrementando año con año pero, comparativamente aún no se encuentra a los niveles que tienen otros países, lo cual es positivo. La más reciente calificación que recibió Guatemala, en parte resalta el hecho de que el país no tiene un nivel de endeudamiento peligroso. Por lo tanto, es importante que esa condición al menos se mantenga e, idealmente, que mejore, puesto que actualmente estamos a un paso de obtener una calificación que nos ubicaría en grado de inversión, lo cual traería efectos positivos para el país. Otro aspecto para considerar es que los ingresos tributarios están ya comprometidos prácticamente en un 90% en el presupuesto, por lo que el margen de maniobra es escaso. Por ello, deben eliminarse programas de gasto ineficientes y priorizarse esos recursos en reducir la deuda e inversiones en proyectos que aumenten la productividad y, por ende, conduzcan al crecimiento económico (este será el tema de la segunda parte). Incrementar la deuda, el déficit o el gasto en programas que solo consumen recursos no solo atentaría contra la estabilidad ya lograda, sino también contra el crecimiento potencial.
Otros dos factores que quisiera incluir en el tema de la estabilidad son el tipo de cambio y la certeza jurídica. El tipo de cambio se ha mantenido muy estable a lo largo de mucho tiempo. Si bien en años recientes el influjo de remesas ha crecido notablemente, paralelamente también han crecido las importaciones. Y esto en parte se explica porque buena parte de las remesas se destina al consumo y, en general, la mayor parte del PIB en Guatemala obedece a consumo más que a producción (esto también lo abordaré en la segunda parte relativa al crecimiento). Cuando la política monetaria se concentra en contener la volatilidad y en mantener un adecuado nivel de reservas para la demanda de dólares, el tipo de cambio, determinado por las condiciones de mercado, es bastante estable. Hay quienes sostienen que la política cambiaria debería utilizarse como instrumento de fomento a las exportaciones porque presuntamente se lograría una mayor competitividad. En realidad, hay muchas formas de mejorar la competitividad de nuestros productos para los mercados internacionales sin necesidad de crear distorsiones en el mercado cambiario (más al respecto en la parte sobre el crecimiento). En cuanto a la certeza jurídica y estabilidad, no resta más que decir que cualquier gobierno debe generar la suficiente confianza para atraer y mantener inversiones. Los datos sobre la baja inversión en Guatemala, comparados con la región, son muy reveladores. Ya hemos logrado una estabilidad relativamente buena en varios aspectos, lo que nos falta es aquella inversión que se traduce en crecimiento y reducción de pobreza. En el próximo artículo expondré cuáles son los principales retos.

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