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Mucho de qué hablar

Tanmi Tnam

El pueblo de Guatemala pacientemente y con esperanzas está atento del anuncio de la oficialización de los resultados de la segunda vuelta electoral. En el ambiente, se percibe alegría, preocupación y esfuerzo de identificar los caminos que lleven al país donde todos vivan en justicia, democracia y paz. En las reflexiones de calle, en las familias, en las organizaciones y en algunas instituciones, la gente pregunta por qué se ha llegado al punto en que algunos trabajadores públicos tratan de evitar la concreción del resultado del ejercicio de los derechos políticos y cívicos de la ciudadanía.

Se reconoce la importancia del diálogo entre sectores y pueblos para alcanzar acuerdos mínimos que faciliten la continuidad de esfuerzos por abonar a la construcción de la democracia y el bienestar de toda la población. En este sentido, el Presidente Electo y su equipo de gobierno deberán escuchar las demandas de los sectores y pueblos para sostener la gobernabilidad con la participación y aportes de todos. El partido político que perdió en la segunda vuelta electoral debe aceptar el resultado obtenido como expresión pura de la voluntad ciudadana y asumir un rol modelo como actor relevante en la oposición con actitud y propuestas para el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo del país. Con las fuerzas activas de la oposición se deben concretar propuestas políticas, económicas y educativas para la transformación de las cuestiones negativas que padecen los pueblos de Guatemala. El Congreso de la República es uno de los poderes que la ciudadanía y la población guatemalteca deben ponerle atención permanente de cómo actúan los diputados, qué propuestas de ley presentan y apoyan con el objetivo de apreciar el esfuerzo por desterrar la corrupción, el empobrecimiento, la desigualdad y la imposición de hechos que hacen sufrir a los pueblos.

Hay que escuchar a los que no tienen voz, los que no cuentan con espacios de participación en temas políticos, los que carecen de representación en los poderes del Estado, los empobrecidos y olvidados por cada gobierno de turno. Estos compatriotas, solamente solicitan atención en salud, educación, vivienda y oportunidades laborales en la localidad y en las regiones del país.

El caso de los pueblos originarios, que la historia y la educación escolar sostiene que ya no existen, que son negados por muchas instituciones y por más de alguna religión. Al escuchar sus demandas en idiomas mayas, español, Xinka y Garífuna, se oye muy bien que solicitan al Estado de Guatemala y a cada gobierno en turno que cese el saqueo de sus bienes naturales, no utilizar la violencia en su contra tan solo por asumir la defensa de sus derechos individuales y colectivos, que se discuta la solución a la falta de representación en los poderes del Estado, eliminar el racismo en todos los servicios públicos especialmente en los que tienen presencia en las comunidades locales, piden la transformación del Ministerio de Educación para facilitar educación intercultural a todos los pueblos de Guatemala y de alternativas que contrarresten la poca demanda de la educación del nivel medio.

La corrupción, como habilidad que tienen algunos funcionarios y trabajadores de hacer uso del puesto público para apropiarse de manera indebida de los recursos del pueblo, es el tema que está facilitando que sectores y pueblos de Guatemala estén tras la identificación de los hilos que faciliten la coordinación de esfuerzos para apoyar al próximo gobierno en su lucha contra la corrupción. El pueblo es sabio y dice que “no hay mal que por bien no venga”.

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