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Rectificar: Valentía que enaltece

Liderazgo

«Cometer un error y no corregirlo es otro error», advierte Confucio. Hay personas, equipos y empresas que padecen sufrimientos innecesarios porque alguien se demora en rectificar el propio.

Se lo dicta su conciencia, pero usted no le hace caso. Sabe que cometió un error que afecta la carrera profesional de alguien, el clima laboral y, particularmente, su propia credibilidad. Aun así, cobija ese error con su silencio. Está a una conversación de distancia para corregir su decisión, su juicio de valor, su ligereza. ¿Se atreve usted? Identifiquemos algunas de las ventajas de hacerlo.

Prejuicios y proyecciones. Trata a la persona con base en suposiciones, rumores, datos no corroborados. Establece conversaciones poco transparentes con ella. Más grave aún: los estereotipos, prejuicios y comportamientos o carencias que le atribuye son más propios de usted que de quien, en realidad, solo sufre las consecuencias de su persistente actitud irreflexiva.

Unos pocos minutos de ecuanimidad y sensatez le bastarían para percatarse de la gravedad de su proceder. Una pequeña dosis de integridad le ayudaría a recuperar algo de su credibilidad. Mirar hacia adentro en lugar de atribuirse el derecho de enjuiciar a otros es característico de un líder.

Desamarre el talento. Como jefe, suele descalificar o desestimar los intentos de los miembros de su equipo por cambiar, innovar o simplemente tomar decisiones en favor de la empresa. El ambiente es tenso, burocrático, desgastante. Tiene un efecto contagioso, los clientes lo perciben.

Un buen día, entra en razón, se despoja de sus temores y promueve la creatividad en lugar de impedirla. Ahora refleja más espontaneidad y alegría. En reciprocidad, los talentosos toman la iniciativa. Usted se encontraba a un cambio de mentalidad de distancia, dejó de ser un obstáculo.

Confianza, por favor, confianza. ¿Por qué suponer que siempre hay una mala intención en todo y en todos? ¿Qué gana con creer en el despliegue de agendas ocultas o de propósitos perversos contra usted si no cuenta con evidencia alguna? ¿De qué se protege? Sí, es difícil lidiar ante el trato desigual a iguales, pero la sospecha sin fundamento y el control excesivo son paralizantes.

Según Lao-Tsé, «Aquel que no confía lo suficiente no es digno de confianza». En casos así, se está a una decisión de distancia para aceptar ayuda, pues se requiere recobrar la confianza en sí mismo y en los demás. Solo ella engendra la cohesión de equipos y líderes más auténticos e inclusivos.

La reparación de los daños. «Si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad quedará fuera», advierte R. Tagore. Un ego momentáneamente abultado, un secuestro emocional, un apagón de inteligencia emocional, entre otros, podría originar complejas y severas crisis a alguien.

Nadie está exento de tropezar. La humildad enseña en todas las aulas de la vida. Ella es la cura contra la soberbia, posibilita aceptar que es hora de curar relaciones afectadas por injusticias, excesos de poder, temor o baja autoestima. El perdón es el pilar sobre el que se edifica lo nuevo.

La valentía de reconocer y rectificar repara los vínculos. Invita a la reconciliación y enaltece a quien, habiendo retornado a sus valores, deja de repetir los mismos errores. Exalta al que respeta y reconoce a los demás, al que es capaz de admitir que todos tenemos una verdad, no la verdad.

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German Retana

Consultor desarrollo gerencial Profesor Emérito INCAE Business School [email protected]

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