La Argentina ya cambió: Diez factores que lo explican
Existe Otro Camino
No se trata de ser tremendistas, ni producir futurología, pero la Argentina cambió quieran o no quieran.
La Argentina ya cambió, aunque gran parte de la sociedad no lo quiera asumir y otra significativa porción de la dirigencia lo niegue.
No se trata de ser tremendistas, ni de producir futurología, hay demasiados indicadores a la vista para concluir que la Argentina ya cambió, gane quien gane la elección presidencial de octubre-noviembre.
Hay 10 factores que revelan la transformación de lo conocido en lo nuevo que llega:
1.- El enojo
El malestar, que se transformó en disconformidad y luego en enojo hasta llegar al hartazgo de la ciudadanía con gran parte de los dirigentes y con la política en general ha encontrado un vehículo de expresión en esta elección. Entre los que no fueron a votar y los que eligieron opciones provocadoras y disruptivas (sobre todo Milei, pero también Grabois) son una gran mayoría que representan casi el 65% del electorado. Esto tiene grandes consecuencias que más temprano que tarde se notarán en cada ámbito.
2.- Tercios
La polarización como táctica quedó desarticulada (parcial o totalmente). Ya no tendremos discusiones que revivan los “enemigos de siempre” más bien la posibilidad de que los posicionamientos de los espacios políticos y sus dirigentes se vean comprometidos porque quienes antes corrían por derecha pueden ser tildados de tibios y algunos que salen a la caza con un mensaje de centro pueden ser acusados de “infieles”.
3.- Agenda
Por la nueva conformación del escenario, ya se dan cambios en la agenda pública. Hoy los ha instalado el candidato libertario: se habla de sensatez con el déficit y equilibrio fiscal. Una relación consistente con EEUU, dolarización, retroceso del Estado, eficiencia del sistema, concentración en la gestión…
4.- El Congreso
Los nuevos legisladores tendrán la posibilidad de establecer nuevas mayorías, cuando antes debían persuadir o negociar con los que fueron adversarios políticos y por momentos enemigos de la patria.
Cualquiera sea el resultado el ganador necesitará de otra fuerza para tener quórum en ambas cámaras y para conseguir mayorías.
5.- El valor de las estructuras
En esta elección nacional, la libertad de elección de las personas ha primado por sobre el trabajo territorial tradicional. Probablemente porque al ser una PASO, muchos “aparatos” no operaron del modo habitual, sin embargo, es un punto para tenerlo.
La sensación de que la gente recuperó el control cívico está sobrevolando la discusión de los dirigentes.
6.- El cálculo electoral
Se han impuestos los dirigentes más firmes con sus ideas, predispuestos a dar la batalla más que utilizar frases de “focus groups”: Milei, Bullrich, Grabois, también Cristina y Macri.
7.- El contexto inestable
La tensión entre el temor al caos y el pánico a seguir igual está más fuerte que nunca. Esa dualidad navegará en forma inestable hasta la definición y en los primeros meses del nuevo gobierno.
8.- La gestión
La gestión deberá volver al primer plano. Las discusiones ideológicas podrían ser condenadas si demoran más de la cuenta. La ciudadanía pedirá resultados concretos.
Además, las reformas parecen inevitables. La situación del país precisa de cambios y con una legitimidad generada en la primera o en la segunda vuelta la demanda de soluciones será abrumadora.
9.- La desconexión
Tiene consecuencias de las que se debe tomar nota: los temas que aquejan a la sociedad no son los mismos que apremian a sus dirigentes. Y esa falta de representatividad “desconecta” la lógica de la relación. Los políticos miran su metro cuadrado cuando deben mirar el del ciudadano. Cuando el dirigente no “lee” la situación o no reacciona se produce el mal humor y la sensación de incomprensión.
No se puede discutir con prioridad.
10.- Los contratos
Promesas incumplidas, propuestas no concretadas, palabras desmesuradas y planes ambiciosos y ostentosos serán puestos más rápidamente en consideración por los ciudadanos. Cuidado, porque no habrá tanto margen para decir cualquier cosa.
Conclusión:
El agua del enojo llegó al río y eso configuró un nuevo esquema. La relación de los ciudadanos con sus representantes ha sufrido una modificación que tiene consecuencias.
La Argentina cambió quieran o no quieran.

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