¿Que país queremos?
Antropos
No debemos olvidar que cada uno de nosotros tenemos sueños, ilusiones, metas y sobre la base de esto, construimos la vida misma. Esencialmente no pretendemos hacer daño, ni golpear a otros. Procuramos ser respetuosos y llenarnos de confianza para caminar por este mundo, en santa paz.
Pero algo sucede que nos modifica todo este cúmulo de buenas intenciones. Sería ocioso describir las causas de una complejidad humana, difícil de explicar. Filósofos, teólogos, psicólogos, antropólogos, sociólogos y hasta los que están en el mundo de las ciencias naturales y exactas, nos han dado una enorme cantidad de ideas, escritos, libros para que nos logremos entender. Pero pienso, no lo hemos logrado.
Y es el caso de hablar de Guatemala. Toda una historia que está sobre nuestras espaldas. Es lo que da identidad, aunque nos quejemos de tantas cosas como la marginalidad, la injusticia social, la violencia, la explotación, el deterioro de los ríos y la deforestación de las montañas, la desnutrición, el desorden, la suciedad, y miles de males. Pero somos de aquí, lugar donde nacimos y bien que mal queremos a este territorio y a esta gente. Cuando nos alejamos, nos da nostalgia y ansiamos volver, aunque luego nos arrepintamos de una acción como ésta.
Por ello da tanta cólera que los guatemaltecos no podamos hacer algo para un mejor país. Siempre estamos prestos a la crítica, pero aquella que censura y destruye. Le encontramos tres pies al gato y como si buscásemos la perfección o bien a unos ángeles para que puedan conducir los destinos de millones de almas que deambulamos diariamente en este maltrecho país que se ha quedado muy atrasado en relación a los indicadores que miden la calidad de vida en todas las naciones del mundo.
Entonces me pregunto, ¿hay algo que podamos hacer los ciudadanos de a pie, que al final de cuentas somos la mayoría? Creo que sí, dado que, con sólo no arruinar las vidas ajenas, respetarlas y apreciar lo que hacen bien en lo individual o colectivamente, es ya un enorme paso para motivarnos a buscar un mejor país.
Caso contrario, también deberíamos rechazar con una gran contundencia a aquellos individuos o grupos que llevan en sus entrañas la maldad y que sólo buscan provecho para ellos, aunque los otros mueran de hambre o sufran las consecuencias del desorden y violencia que causan en la sociedad. A estos no sólo debemos señalarlos, denunciarlos, sino protestar para que se conduzcan de buenas maneras y dejen de destruir a nuestro país, que hasta donde sé, es el único que tenemos las y los guatemaltecos.
La respuesta de la pregunta central, ¿y qué país queremos?: es un país ordenado, menos sucio, menos violento, más alegre, menos desnutrición, niñas y niños alimentados, inteligentes y creativos, jóvenes con alternativas reales para el cumplimiento de sus aspiraciones. Aspiramos a querer un país con una ciudadanía plena.

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