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Crisis política sin precedentes

Reflexiones

La crisis política actual que se vive en Guatemala es el resultado de años de corrupción, impunidad, desigualdad y violencia. Para salir de esta situación, se requieren cambios profundos y estructurales en el sistema político, económico y social del país.

El país ha sido cooptado por fuerzas antidemocráticas, depredadoras del erario del Estado, que administran el sector justicia por interpósita persona y arremeten con toda crudeza contra quienes han participado en contrarrestar o denunciar esta barbarie que coordina y dirige el non grato pacto de corruptos.

En las pasadas elecciones generales, el pueblo, que de acuerdo a nuestra Constitución Política (artículo 152) es en quien recae el ejercicio del poder público, voto en contra del sistema de corrupción e impunidad representado por el partido oficial y los partidos satélites a este. Eligio al candidato que no aparecía entre los favoritos.

Como dato revelador de nuestra pobre condición humana, Bernardo Arévalo participaba en los foros con otros candidatos académicos (que iban a la cola de las preferencias), foros que no tenían el mismo rating que los foros donde participaban los punteros en las encuestas. Olvidándonos por completo del sistema político defendido por Platón en La República, la Sofocracia, o gobierno de los sabios.  El régimen ideal, pues en el predomina el elemento racional encarnado en el rey-filósofo.  Virtud y conocimiento.

Paradójicamente, el establishment que procura el status quo en el Estado guatemalteco, apoyaba incondicionalmente a los punteros en las encuestas y al conocer los resultados del 25 de junio y del 20 de agosto han conspirado para obstruir el desenlace normal de este proceso el 14 de enero próximo.

Esta conspiración tuvo un efecto inesperado. Los 48 Cantones de Totonicapán fueron los primeros en manifestar su rechazo. Sitiaron desde el 2 de octubre el edificio del Ministerio Público en el Barrio Gerona de la zona 1 exigiendo la renuncia de la Fiscal General Porras Argueta y del Fiscal de la FECI Curruchiche Cucul por sus actuaciones en contra del TSE y del proceso de elecciones generales 2023.

A esta acción de los 48 Cantones se han sumado múltiples manifestaciones y bloqueos a nivel nacional. Es interesante observar que cada una de estas acciones ciudadanas, han sido organizadas de manera espontánea y gozan de autonomía con relación a las demás.  Esto nos indica que existe un cansancio, un hartazgo de la población en contra de las acciones de corrupción e impunidad cometidas en los tres organismos del Estado.

No tiene parangón el tiempo en el ejercicio de sus funciones de los magistrados en la Corte Suprema de Justicia, la aprobación de leyes contrarias al bien común en el Legislativo y la indiferencia a los problemas nacionales, la falta de transparencia, el clientelismo político y la incapacidad de los funcionarios en el Ejecutivo.

En análisis podemos determinar que las manifestaciones de inconformidad han subido de nivel respecto a las manifestaciones del 2015 en contra de Otto Pérez y Roxana Baldetti. Ahora, personajes como Miguel Martínez, pareja del presidente Alejandro Giammattei, ha sido objeto de rechazo público por la ciudadanía, la primera vez en el estadio Doroteo Guamuch y la segunda en la iglesia La Merced en Antigua Guatemala. Viéndolo en prospectiva esto es lo que les espera más adelante a los funcionarios que ya gozan del estigma de la corrupción.

Obviamente la crisis política de este mes de octubre, no se solucionará con un acto de contrición por parte de los funcionarios de los organismos del Estado. Esta crisis hay que abordarla con dialogo, madurez emocional y voluntad política. Digamos NO al maniqueísmo al que nos empuja el pacto antidemocrático.

La Fiscal General, el Fiscal de la FECI y el Juez Séptimo de instancia penal deben renunciar no solo por el clamor popular sino por el bien de la democracia. De lo contrario nos hundiremos más en el fango inmundo de la anarquía.

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