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La creación es armonía perfecta

Desde La Ventana De Mi Alma

DESPUÉS DEL SILENCIO

Había pasado mucho tiempo desde que el planeta estaba vacío, un profundo silencio lo envolvía. Donde era la gran montaña no era más que desierto. Pero una noche inesperadamente reventó un rayo, rompiendo el silencio e iluminando la aurora que apenas empezaba a nacer.

Muy en lo profundo se escuchaba un leve canto de notas indescriptibles, y mientras aclaraba el alba una tenue llovizna empezó a caer sobre la tierra sedienta. A esa hora el viento empezó a soplar muy arriba de las copas desnudas de lo que había sido una arboleda que en abrazo solidario se habían agrupado cerca de un seco manantial, las hojas secas habían formado una especie de colchón protector sobre su débil vertiente ya casi a punto de extinguirse.

El ángel custodio tenía como misión guardar las semillas en lo profundo de la montaña yerma hasta que llegara el día en que la divinidad decidiera hacerlas renacer, era preciso los siglos de silencio para sanar el alma de toda la Creación, que había desaparecido después de siglos de existencia.

Por un momento el ángel rememoro el día en que fueron creadas todas las cosas, cuando todo era obscuridad y silencio, y las aguas llenaban toda la tierra, entonces una fuerza creadora dividió las aguas, y se crearon los valles, los prados y las montañas, los animales, las aves y los insectos y finalmente al hombre y su mujer; era necesario para que la tierra fuera gobernada y la especie humana se multiplicara.

Con cuanto amor y cuidado todo quedó concluido el sexto día, y el día séptimo fue de reposo y complacencia al ver terminada magnífica obra.

Las especies animales y vegetales formaban una sola cadena alimenticia de tal forma que dependían las unas de las otras. Desde ese momento constituían el soporte primordial de la vida.

EL RAYO DE LA VIDA

A partir de la caída del rayo en la montaña se había producido cierto cambio, su estruendo había dejado como un eco, eran unas melodiosas notas que provenían de un lugar insospechado, y desde entonces el manantial empezó a tomar fuerza, y la brisa de la aurora era permanente, unos filamentos de sol color violeta iluminaban los secos troncos sin vida, y por momentos se escuchaban voces desde otra dimensión.

DIÁLOGOS ANGELICALES.

Esa mañana el sol tenia un brillo especial desde la caída del rayo el silencio había escapado de la montaña. De repente había un fuego que no parecía extinguirse entre los árboles, y en un lenguaje sagrado repetían 72 voces distintas las siguientes palabras: «Ana bejoah guedulat yeminja tatir tserura.(te suplicamos a ti con el gran poder de tu diestra desata a los cautivos)» Baruj Shem Kevod maljuto le olam vaed» (Bendito es el nombre de la gloria. Su reino es para siempre y por la eternidad).

Definitivamente eran voces angelicales, 72 ángeles suplicando a la Divinidad para que la humanidad volviera y todo lo creado. Habían aparecido en las llamas y eran puros y brillantes como el sol en su cenit, como si se formaran en el mismo fuego protegidos por la luz.

Después de repetir aquellas frases el ángel custodio se separó un momento de los otros ángeles y regresó después trayendo muchísimas semillas que el viento empezó a esparcir por la tierra la cual estaba húmeda y lista para la siembra, en ese instante se sentía una vibración maravillosa, una sincronía con la música que desde el inicio había sonado milagrosamente en la yerma montaña.

EL ENCUENTRO DE LOS INSECTOS

Cercano al manantial que ahora corría por toda la montaña, la pradera, y los valles, se encontraban un infinito número de insectos, era tan importante ponerse de acuerdo en cuanto a su valiosa función para el ecosistema, ya que son los responsables de la polinización, y era precisamente durante la luna llena cuando se acelera el crecimiento de la vegetación, aumenta la reproducción tanto en los humanos como en los animales; crece la fuerza de las mareas e incluso los bebés tienden a nacer.

¿QUÉ HABÍA PASADO?

Desde el principio toda la Creación era una sinfonía y sus habitantes los músicos contribuyendo con sus melodías armónicas a la obra magistral de la Creación.  Cada una de sus interacciones estaba minuciosamente orquestada por el Gran Maestro, cuyo bastoncillo silencioso nos guía a cada uno de nosotros por el camino, mientras que a través de nuestro libre albedrío, contribuimos a la sinfonía divina de la historia humana.

Es preciso reconocer que nuestra contribución individual completa la sinfonía y su importancia es de gran valor.  La Creación es armonía perfecta, y el propósito de la fuerza creadora era que la creación tuviera un equilibrio. Pero el hombre tergiversó la libertad de elegir y sobrepasó los límites del cuidado y del respeto por todo lo que generosamente se le había otorgado, y no puso atención a la gran sabiduría a la cual podía tener acceso, de tal manera que atento indiscriminadamente contra todo, contra la naturaleza, contra los animales, y contra si mismo. Pero nosotros muchas veces no vemos la causa inicial ni el eventual efecto de nuestros actos, que aunque sean grandes o pequeños, pueden tener consecuencias que alteren el mundo.

LA TRANSFORMACION DEL ADN ESPÍRITUAL DEL HOMBRE.

Cuando parecía que todo estaba en equilibrio los humanos perdieron la sensibilidad, empezó el caos hasta tal punto de perder la identidad con la divinidad, el ADN original de su alma se había contaminado, perdiendo su propósito para lo cual había sido creado.

EL COMIENZO DE LA EXTINCIÓN

Como consecuencia de su ceguera mental y atendiendo sus deseos de obtener para si mismo empezó a atentar contra la vida de los animales y de las plantas, perdió la noción de que al hacerlo estaba atentando contra si mismo y la humanidad entera.

La actividad humana perjudicó gravemente el medio ambiente mediante distintas clases de contaminación, como: La polución, la constante emisión de gases contaminantes a través de los vehículos o industrias ha llevado al creciente sobrecalentamiento global y al cambio climático. Los mares y ríos están contaminados y las especies marinas se extinguen.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

Un nuevo génesis se gestaba en la montaña, el hombre había aceptado su error y estaba dispuesto a empezar con un nuevo nivel de conciencia y procurando elevarse más cada día. Era preciso recordar las enseñanzas de los maestros que habían venido al rescate. Desde ahora en adelante cada quien sería su propio maestro.

Un nuevo génesis estaba vibrando con una alta frecuencia, elevando una conciencia colectiva que llevaría al hombre a otra dimensión de amor por todo lo creado, sin olvidar jamás que, Amar es Cuidar.

(Cuento publicado en la Antología. «Canto Planetario» Hermandad en la tierra” H.C. Editores. Costa Rica)

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Angie Lu

Lcda. en Ciencias de la Educación. Universidad Estatal.Guayaquil. Lcda. en Filosofía y Letras. Universidad Central del Ecuador. Columnista Periódico "EL SOL" Cartagena- COLOMBIA. Columnista Diario. La TRIBUNA. México. Articulista: Revista TOP MAGAZINE. Orlando-Florida Articulista Diario EXTRA. San José. Costa Rica. Articulista periódico Canarias Opina. Telde, Islas Canarias. ESPAÑA. Escribo por vocación para comunicar y por necesidad vital, creo que la palabra escrita es inmortal y es el acto libertario mas poderoso que existe y más aún podemos crear sinergia colectiva a través de la lectura. Escribo para divulgar mis emociones recogiendo metáforas simples o complejas, que me permitan meditar para existir y coexistir buscando la armonía con mis congéneres, y para celebrar con la palabra la belleza de la vida y el universo.

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