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Nuestros políticos y Séneca

Petardo

Lucio Anneo Séneca, llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue cuestor, pretor, senador y cónsul sufecto durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de tutor y consejero del emperador Nerón.

Su papel de tutor durante la infancia de Nerón es representado en la famosa obra de teatro británico de Racine. Séneca destacó como intelectual y como político. Consumado orador, fue una figura predominante de la política romana durante los reinados de Claudio y Nerón, siendo uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados. Entre los años 54 y 62, durante los primeros años del reinado de su joven pupilo Nerón, Séneca gobernó de facto el Imperio romano. Esto le granjeó numerosos enemigos y se vio obligado a retirarse de la primera línea política en el año 62. Acusado, tal vez falsamente, de participar en la conjura de Pisón contra Nerón, su antiguo alumno, lo condenó a muerte y se suicidó en el año 65. En él, Séneca afirma que la vida, aunque lo pueda parecer, no es breve, sino que es el individuo quien hace que así lo sea. Uno de los motivos por los cuales se considera que la vida es corta, es porque no se sabe aprovecharla.

La filosofía de Séneca muestra el sentido de obrar bien en concordancia con una moral que busca alcanzar la felicidad. Pero para ello, es necesario que en las acciones se dé una relación con el espíritu racional que domina el mundo de la naturaleza. En la Epístola 121, Séneca deriva de la concepción física estoica una ética coherente y útil para la vida diaria. Así, el hombre que pretende ser sabio, el proficiens, debe actuar conforme a su propia naturaleza y preservarse a sí mismo de todos los males a los que la vida le empuja.

Séneca dijo sobre la brevedad de la vida: 1) «El tiempo que tenemos no es corto, es que perdemos mucho». 2) «Vives como si siempre hubieras de vivir: nunca piensas en tu propia fragilidad». 3) «Cuanto más disipado está el espíritu, menos capaz es de cosas grandes». ¿Qué dijo Séneca antes de morir? “El morir debe asumirlo cada uno, por sí mismo.  La muerte, en la medida en que ella “es”, es por esencia cada vez la mía. Séneca entiende que la vida es suficiente para todo aquello que nos proponemos hacer. Bastaría con que cada cual sepa planificarla y establecer unas metas. Séneca entiende que la vida es suficiente para todo aquello que nos proponemos hacer. Bastaría con que cada cual sepa planificarla y establecer unas metas.

Séneca añade: “Hasta la mala fortuna tiene sus caprichos: puede que llegue, puede que no.  Por lo tanto, espera, lo mejor”. Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz, el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz, aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida, tiene sus consecuencias La influencia de Séneca en generaciones posteriores fue inmensa. Fue citado por escritores y filósofos cristianos como Lactancio, San Agustín y San Jerónimo.  

Durante el Renacimiento fue «admirado y venerado como un oráculo de edificación moral, incluso cristiana; un maestro de estilo literario y un modelo para las artes dramáticas». En el año 59, la antiguamente gran valedora de Séneca, Agripina, fue asesinada por Nerón, lo que marcaría el inicio del fin de Séneca. Aunque posiblemente no estuvieran involucrados, Séneca y Burro tuvieron que llevar a cabo una campaña de lavado de imagen pública del emperador a fin de minimizar el impacto que pudiera tener el crimen. Séneca escribió la famosa carta al Senado en la que justificaba a Nerón y explicaba cómo Agripina había conspirado en contra de su hijo. Este hecho ha sido muy criticado con posterioridad, y ha sido germen frecuente de las acusaciones de hipocresía contra Séneca. Cuando, en el año 62, Burro murió, la situación de Séneca en el poder se volvió insostenible, al haber perdido buena parte de su capital político y de sus apoyos. La campaña de desprestigio, además, le privó de la cercanía del emperador, el cual, rodeado de aduladores y arribistas como Tigelino, Vitelio o Petronio, pronto comenzaría a hablar de desembarazarse de su viejo tutor. Los políticos que están por entregar su cargo deben leer a este personaje y estar tan preparados como Seneca.

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Leonel Guerra Saravia

Médico y cirujano con maestrías de ciencias sociales, política, relaciones internacionales y filosofía.

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