2024, Centroamérica ante el caos mundial
Está finalizando toda una época de incertidumbre y rezago de los países centroamericanos y el resto de países del sur del río Bravo, conocidos por el apodo indefinido de latinos. Es hora de analizar que nos espera en el año 2024. Todos esperamos que por fin la región inicie su camino hacia el desarrollo basado en la construcción de repúblicas democráticas que sean un ejemplo para el resto de países dependientes.
Primero, qué pasa en el mundo
El mundo cambia aceleradamente, en todos los continentes surgen señales de cambios optimistas para la continuidad de la vida y el bienestar de las personas, y surgen grandes riesgos que ponen en peligro la vida en la Tierra.
En economía los analistas perciben que la inflación por fin se ha estancado y puede disminuir en los países desarrollados. Dando un respiro a todas las economías del mundo. Pese a una leve disminución de la inflación, continúa por encima de los parámetros considerados adecuados por los bancos centrales del mundo, por lo que seguirá, aunque levemente la presión por tasas de interés elevadas, provocando un encarecimiento continuo del capital.
En estas condiciones la política monetaria, la guía de las economías del mundo, seguirá siendo restrictiva. Tasa de interés elevadas, presión sobre el gasto público, rayos x sobre el pago de impuestos y restricción de las finanzas públicas para generar superávits primarios.
Los problemas acumulados se concentran en la incertidumbre. El reto de una alianza Rusia-China-Brics que compitan por el liderazgo económico-político mundial tiende a fragmentar el planeta económico. Lo cual genera pocas opciones para el crecimiento mundial que se desacelera.
El pronóstico del FMI es que el crecimiento mundial se modere de 3,5% en 2022 a 3,0% en 2023 y 2,9% en 2024, muy por debajo del promedio histórico (2000–19) de 3,8%. Es más, todos los países se verán afectados ya que en las economías avanzadas, la desaceleración sea de 2,6% en 2022 a 1,5% en 2023 y 1,4% en 2024, pues el efecto de las políticas de endurecimiento apenas empiezan a surtir efecto.
Este es el pronóstico de un aterrizaje forzado en el mundo:

En el eje del sistema capitalista internacional, causa alerta la mayor volatilidad en los mercados financieros, que enfrentan una serie de riesgos como las tensiones geopolíticas que tienden a generar un enfrentamiento generalizado. Rusia y China continúan su avance sobre las cuasicolonias de Estados Unidos y Europa, con el propósito de romper el mundo unilateral de una sola potencia, y partirlo en varios segmentos dominados por una u otra potencia. Israel, cayó en la doble trampa tendida por los anglosajones desde el fin de la segunda guerra mundial: por un lado al subsumir el Estado israelita en el territorio de otra nación, la palestina, condenándolos a un eterno enfrentamiento, que puede generalizar un conflicto genocida, no solo de Israel contra palestina, sino entre los Estados árabes que compiten por el control de toda la región. Además de la guerra de Rusia contra Ukrania que involucra a la OTAN. Sin olvidar el riesgo de un intento chino por apropiarse de Taiwán, que sería una confrontación de mayores riesgos para la seguridad mundial. Todo un panorama negativo.
El fin del capitalismo financiero
Incluso, analistas europeos con una visión financiera profunda anuncian que se acerca el fin del capitalismo centrado en el control del FMI y los bancos centrales[1]. En una predicción escandalosa, Althea Spinozzi opina que Estados Unidos, el líder, se enfrenta a un riesgo que puede quebrar el sistema liberal democrático y la misma unidad del Estado. Ya que en el 2024 el gobierno USA tendrá que aumentar exponencialmente el gasto fiscal generando un monstruoso déficit fiscal para enfrentar varios temas de confusión ideológica. Por un lado, las elecciones con un partido demócrata debilitado y sin propuesta política positiva, con un presidente sin personalidad; ante la incertidumbre si un Trump, con un pie en la cárcel y otro en la casa blanca, que logra avances con un partido republicano disminuido, y la aparición, por qué no, de un Kennedy que surge como alternativa. Por otra parte, tratar de mantener la economía en marcha por medio del gasto militar y en defensa, y luego el malestar social que amenaza con el rompimiento del tradicional discurso triunfalista de los norteamericanos.
Las predicciones sobre USA indican que debido a las persistentes presiones inflacionarias y a la repatriación de capitales por parte de los inversores extranjeros, la demanda de bonos del Tesoro de EE.UU. sigue siendo lenta, lo que ha provocado que las autoridades estatales aumenten la oferta de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., lo que deja en el aire el financiamiento del Estado, que en un intento desesperado por normalizar los costos de endeudamiento, el gobierno de EE.UU. ofrezca que los ingresos de los bonos del gobierno estén libres de impuestos.
Althea vaticina que “un entorno geopolítico cada vez más incierto obligue al gobierno estadounidense a ampliar el gasto en defensa, mientras que la Reserva Federal sigue endureciendo las condiciones financieras en medio de una segunda ola de inflación. Y para evitar disturbios sociales, el Congreso se vea obligado a aumentar el gasto fiscal”.
Spinozzi predice que con el déficit presupuestario rápidamente por encima del 10% del PIB, un nivel que durante el siglo pasado solo se superó durante la Segunda Guerra Mundial, y que este siglo ya se observó durante la pandemia de coronavirus, el gobierno tenga que endeudarse más. Lo que significa una mayor concentración del poder de los grandes bancos transnacionales que dominan el mundo, afectada su imagen por pertenecer en su mayoría a judíos.
El gobierno pasa a depender de los «Doce Titanes», así les llaman a las doce corporaciones financieras que dominan el mundo, que consolidan su dominio del mercado, ya que se benefician de un menor coste de financiación a largo plazo, mientras que el resto del mercado bursátil se derrumba. En la agenda surge un objetivo inesperado, un largo período de nacionalización e intervención gubernamental en sectores críticos que luchan por atraer capital.
En el siguiente gráfico se muestra la concentración de los mercados en manos de pocos. Se muestra el promedio que dominan los tres principales países dominantes en los mercados más importantes.

Fuente: https://www.imf.org/es/Publications/fandd/issues/2023/12/A-critical-matter-Evans-Santora-STUERMER
Como se ve aparecen países de América del sur del río Bravo.
El mundo está cambiando, cambiará más. ¿Qué le espera a los países de Centroamérica?, ¿en que situación se encuentran?, ¿a que riesgos tienen que enfrentar?
Los analistas internacionales estiman que Guatemala seguirá su vaivén contradictorio, una actividad económica de crecimiento y su estigma político de inestabilidad de odios y resentimientos, con una expectativa de mejora con el próximo gobierno, que pueda superar viejos odios, resentimientos y venganzas innecesarias. La economía seguirá creciendo un 3,4% en 2023, frente a un 4,1% en 2022. Una disminución del ritmo por un menor dinamismo de la economía mundial, así una menor expansión del comercio internacional y un incremento de los costos de financiamiento de su deuda por la incertidumbre de su sistema político, el desastre de los poderes del Estado y la evidencia del manejo del poder por la corrupción y el narco. Existe la duda del destino de aumento del gasto público, que ha registrado un crecimiento acumulado al tercer trimestre del año (4,4% interanual real), que no se sabe si se utiliza para mejorar la inversión real en salud, educación e infraestructura o se usa en corrupción y mejora del bienestar de empleados públicos y militares. El salvavidas de esta economía son los flujos de remesas, que se espera que lleguen a 20.000 millones de dólares (alrededor del 19% del PIB) al finalizar el año 2023.
Por ahora, ¡feliz año nuevo!, que los tamales y la paz reinen en sus hogares.
[1] https://www.home.saxo/campaigns/webinars/2023/12/12/outrageous-predictions-2024
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