OpiniónColumnas

Un mundo patas arriba

Ventana Cultural

Estaba leyendo hace poco un artículo bien interesante, se llama “La Cultura de la Incultura”, aunque, por el nombre, yo lo traduciría como el tema de este escrito: “Mundo Patas Arriba”. Estamos en un mundo patas arriba. Donde nos hemos olvidado del verdadero misticismo, de la magia, no aquella que entretiene sacando un conejo del sombrero, sino, aquella que conecta con la naturaleza divina-espiritual que todos tenemos.

Vivimos en un tiempo donde impera el enanismo mental. Donde se piensa que quien tiene es porque ha robado – que, en muchos casos, por no decir todas las veces, así ha sido – que quienes no tienen es por culpa del que tiene, que el que es pobre lo es porque así lo dispuso Dios, o que no tienen otra mentalidad. En fin, circulan y pululan ideas de la corriente positivista, ideas que no tienen más de 150 años, ideas de igualdad, que todos somos iguales y quienes tienen es que están subidos en una escalera o podio o en algo que los hace ver más grandes. Pero, ese pensamiento tan limitado nos ha llevado a degradar todo lo que nos rodea.

Vivimos con una juventud que admira a artistas sin talento, influencers, como se hacen llamar, que tienen que hacer estupideces para tener vistas, en cambio, aquellos que buscan educar, que investigan, que procuran abrir las mentes y el corazón, son a los que menos les hacen caso, solo los más despiertos lo harán. Lo vemos en como ha cambiado todo, en todo sentido. La música, literatura, artes plásticas, incluso en las interacciones sociales y virtudes.

No cabe duda que los tiempos cambian. Lo que no cambia es lo que trasciende en el tiempo. Como se mencionó antes, estamos ante una cultura de la incultura, admirando celebridades sin talento, músicos que lo único que tienen es un sintetizador y ritmo, sin melodía ni armonía, cuando la música es el estado más sagrado del ser humano, y las artes nos vuelven más humanos, nuestra conexión con el mundo espiritual.

En muchos textos y enseñanzas filosóficas nos hablan de la evolución. Una de las tantas enseñanzas habla de las eras cósmicas. En la actualidad, estamos en una era llamada la era de acuario. Una época donde todo lo místico, mágico y trascendente se va perdiendo en la bruma del tiempo. El mismo Charles Darwin habló en sus libros sobre la teoría de la evolución, pero, en el momento en que vivimos, hablamos de una involución en todo sentido.

El término evolución evoca una mejora continua, la revolución que puede ser cultural, espiritual, o social, evoca el volver a evolucionar, ser mejores de lo que somos actualmente. Necesitamos gente despierta, cuyo valor agregado sea la cultura y desarrollo espiritual, lo demás vendría por añadidura.

Estamos en la época de la cultura de la incultura, un mundo patas arriba, del enanismo mental y espiritual, de la generación de los idiotas sin talento, y, lo poco de bueno que queda, solo son para aquellos que buscan alcanzar las estrellas. Edificando su ciudad alta, en valores y virtudes dentro de su alma.

Citando una entrevista que le hicieron al cantante Arcángel, menciona que el reguetón, ritmo que se ha vuelto viral desde hace casi veinte años atrás, es el género más pobre dentro de la industria musical. Para los verdaderos músicos, deben saber leer partituras, tocar un instrumento a la perfección, tener técnica vocal, cultura literaria para trabajar las letras de las canciones, armonía. En fin, muchas cosas que el reguetón no tiene, solo un ritmo pegajoso y un sintetizador.

La literatura y la pintura se han prostituido. Buscan agradar al gusto más débil. Cuando la literatura, especialmente la poesía, era otra manera de llegar a la divinidad. La poesía alcanza niveles insospechados, desde la denuncia social, el amor o el erotismo. Transformamos los mensajes dentro del libro en entretenimiento barato. No todos están preparados para ser artistas, pero tampoco todos están preparados para disfrutar de una buena pieza de música, literaria, pictórica, danza o escultórica.

Necesitamos artistas que no solo representen el gremio, sino, que tengan el tesón para gritar, alabar o denunciar si es necesario en su rama del arte. Literatura y música van de la mano, una es hija de la otra, complementan a sus hermanas la pintura, danza, escultura, historia y demás. Necesitamos volver a recordar nuestros orígenes, y es allí hacia dónde vamos y el arte es un instrumento para ello para dejar a este mundo mejor de cómo lo encontramos y no sea un mundo patas arriba.

Area de Opinión
Libre emisión del pensamiento.

Le invitamos a leer más de la autora:

Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.