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Lo que ha evolucionado

Petardo

Es interesante saber lo que paso y su evolución para comprender el actual. El orfismo fue un conjunto de creencias y de prácticas rituales que se desarrollaron de un modo poco dogmático y un tanto disperso durante mil años y que tomaron como fundador a Orfeo, un personaje mítico del que se contaba que viajó al Más Allá para rescatar a su esposa difunta y al que convirtieron en mediador entre su futuro.

Esta técnica es una especie de cubismo que llega a la abstracción total.  En ella los colores y la luz cogen forma y movimiento, simulando la música, de ahí su nombre. Entendemos como orfismo una representación del ritmo interior de las cosas. El orfismo fue uno de los movimientos religiosos que denominamos religiones mistéricas o de salvación, que se desarrollaron en el mundo griego al margen de la religión oficial y que se caracterizaban por exigir a sus fieles someterse a un rito de iniciación para poder participar en el culto.

El orfismo es un término que posteriormente se aplicó al arte, pero que inicialmente surgió en la Grecia antigua como una corriente religiosa. Se basaba en la magia de Orfeo, el poeta que bajó a los infiernos y volvió. Orfeo era hijo de la musa Calíope y del dios de la música, Apolo, que le regaló una lira. El canto de Orfeo tenía el don de la belleza y el poder de embelesar y prácticamente hechizar a dioses, hombres y a la misma naturaleza. Y fue con música como enamoró a Eurídice. Ambos se amaban y se casaron.

La doctrina de los órficos –concepción del mundo de los campesinos arruinados y de los esclavos– se contraponía a la mitología, concepción del mundo de la aristocracia gentilicia. En la mitología, la vida de ultratumba se consideraba como continuación de la terrena, el alma era concebida como una esencia corporal.

El mito de Orfeo y Eurídice nos habla del amor que es capaz de ir más allá de la muerte. Se cuenta que Orfeo era un ser muy especial, hijo de Apolo, Dios de la música y de las artes, y de Calíope, también conocida como Clío, musa de la poesía. Ese origen le otorgó a Orfeo un don especial, el de la música. Orfeo simboliza la gran fuerza y vigor de la elocuencia. La lira que lleva, representa toda propiedad el arte del Orador, pues a semejanza de aquella va moviendo los afectos de los hombres con el sonido agudo o grave de las palabras que pronuncia Orfeo era un joven muy apuesto, pero no solo era conocido por eso, sino que era conocido porque con su lira era capaz de tocar las melodías más maravillosas que los humanos hubiesen escuchado.

Al poseer elementos propios de los cultos mistéricos, se le suele denominar también como misterios órficos. Las explicaciones sobre los orígenes y el desarrollo temprano que se discuten en la investigación son especulativas. Ideas y prácticas órficas son atestiguadas por Heródoto, Euripides y Platón. Platón se refiere a los «iniciadores de Orfeo» (Ὀρφεοτελεσταί), y a ritos asociados, aunque no se sabe con certeza hasta qué punto la literatura «órfica» en general estaba relacionada con estos ritos.  En particular, no está clara la relación del orfismo con fenómenos afines dentro de la religión griega, como el pitagorismo, los Misterios Eleusinos, diversas manifestaciones del culto a Dionisio y la filosofía religiosa del presocrático Empedocles. En el siglo v a. C., Heródoto reportó sobre la prohibición de ser enterrado con ropa de lana, una regla de enterramiento llamada «báquica» (dionisíaca) y órfica.  Empedocles, que también vivió en el siglo v a. C., parece haber sido órfico. Según una hipótesis de investigación, no solo se basó en las ideas órficas para el contenido de su poesía, sino que también se basó formalmente en un modelo órfico. Debemos comprender sobe las religiones.  En el mundo hay, aproximadamente; 4.200 religiones vivas e infinitas extintas. Esto equivaldría a pensar que hay 4.199 falsas; porque cada una reclama para sí que es la única y verdadera. Según un estudio del Pew Research Center de 2017, en torno al 77% de la población mundial practica el cristianismo (31%), islam (24%), hinduismo (15%) o budismo (7%) en 2015. El 5,7% se decanta por religiones populares o tradicionales, un 0,8% por otros cultos y un 0,2% por el judaísmo. A las cuales debemos de respetarlas.

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Leonel Guerra Saravia

Médico y cirujano con maestrías de ciencias sociales, política, relaciones internacionales y filosofía.

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