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Dispuestos a construir proyectos incluyentes

Tanmi Tnam

A 500 años de la invasión española, las consecuencias de su impacto en los planos económico, político y cultural todavía están presentes, especialmente en la vida de los pueblos originarios de Guatemala. El poder está organizado sobre los principios y prácticas establecidas desde la invasión, pasando por la colonia y hasta llegar a nuestros días. Ya es tiempo que los pueblos de Guatemala asuman el compromiso de construir la democracia que tome en cuenta los cuatro pueblos que existen actualmente en el territorio nacional.

El control de los elementos naturales está a la disposición de sectores quienes con apoyo del poder y leyes de contenido discriminador hacen y deshacen todo a su favor para obtener más riqueza y en tanto la mayoría se encuentra en el olvido y sobreviviendo con lo poco de tierras donde cultivan lo mínimo que no les alcanza para la alimentación del año. Las estadísticas disponibles reflejan que no hay fuentes de trabajo, especialmente en el área rural. Estas condiciones generan migración de personas de todas las edades. Las condiciones de desigualdad castigan a la mayor parte de guatemaltecos y por lo mismo queda lejos el desarrollo deseado.

En el plano cultural, la mayoría de la población que pertenece a los pueblos originarios se mueve con mucho esfuerzo entre dos culturas:  la cultura materna y la segunda cultura.  Un indicador en este caso, es el uso oral del idioma oficial y el uso oral del idioma materno. Otros viven con el uso de dos tiempos, el tiempo de la cultura materna y el tiempo de la cultura occidental. La segunda cultura es la considerada oficial y es impuesta desde todas las instituciones del Estado y a través de las entidades privadas. La imposición de la cultura oficial, considerada superior sobre las culturas de pueblos originarios, ha provocado que varios elementos de la cultura materna de los pueblos originarios han desaparecido o van en vías de desaparición.  También es de reconocer que la cultura propia de los pueblos originarios en algunas regiones está muy presente.

En el ámbito social, hay instituciones y organizaciones que funcionan con el pensamiento tanto de la cultura materna como de la cultura oficial. En muchos casos, las entidades oficiales provocan conflictos al no identificar y comprender los valores y atribuciones de las instituciones propias de los pueblos originarios.  Un ejemplo claro y vivo es el caso de la presencia de las autoridades comunitarias de los pueblos originarios. Estas autoridades se deslindan muy bien de las organizaciones no gubernamentales, no son las cofradías, tampoco son grupos de folklore y no son los espacios de participación inducidos por el Estado.

Dispuestos a construir proyectos políticos incluyentes, puesto que, en las demandas de los pueblos originarios, hay claridad en que desean ser parte de un Estado incluyente que tome en cuenta a los pueblos de Guatemala. Estos solicitan reconocimiento, respeto y garantías de funcionamiento de las autoridades comunitarias propias de los pueblos, que se fortalezca la administración de la justicia desde su particular manera de resolver los conflictos y conservar el significado y práctica de desarrollo heredado de sus antepasados.

Hay demandas de fortalecimiento de la educación propia de los pueblos originarios y una educación intercultural para todos los pueblos de Guatemala que en el mediano y largo plazos pueda contribuir a la construcción de la democracia que incluya a todos los pueblos. En el campo de la salud, hay demanda por un sistema de salud intercultural para todo el país.

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