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En el Día Internacional de la Mujer

Ventana Cultural

Hoy es 8 de marzo, día internacional de la mujer. Una fecha donde se conmemora la tragedia de una maquila, cuyos dueños la incendiaron con sus trabajadoras adentro solo por exigir mejores condiciones laborales.

La historia no le ha dado el valor que requiere el ser mujer. Con el surgimiento de las religiones patriarcales, la mujer se ha convertido en un ser invisible y relegada a un segundo plano. De por sí, no es de molestarse, el hombre, como sexo masculino y sexo fuerte, es tomado como un ser de desecho. La mujer ha luchado por recuperar el lugar que por naturaleza le corresponde.

Aunque el rol del sexo femenino y la energía que le caracteriza, la hace vulnerable a la cultura en la que fue formada. Una sociedad que, con la instauración e institucionalización de las religiones monoteístas monárquicas, ha olvidado el verdadero significado de la sana convivencia.

Como todo en la vida requiere práctica, esfuerzo y determinación, la sana convivencia se convierte en un arte que se manifiesta en el vivir y dejar vivir.

El cosmos tiene dos géneros, dos fuerzas opuestas, pero altamente complementarias: masculina y femenina. La energía femenina canaliza el amor, la sabiduría, la energía y la vida. La mujer es capaz de dar vida. Tomando en cuenta que dar vida, no solo es traer hijos al mundo, sino formarlos para vivir, darles alas para volar y ancla para reconocer sus límites. Para ello necesita de la energía masculina. Un hombre, sin el sesgo ideológico estúpido que existe.

El hombre no es quien oprime a la mujer como se nos quiere hacer ver, tristemente, somos las mismas mujeres quienes oprimen a otras mujeres. La mujer, en su rol de madre, le enseña al varón que llorar es de débiles, que mostrar su hombría es tener todas las mujeres que quiera, fumar y tomar licor es cosa de hombres, golpear y maltratar es signo de ser un verdadero hombre. A las mujercitas les enseña que deben ser sumisas, que deben atender al marido, complacerlo en todo. O, en su defecto, hay madres que enseñan a sus hijas a ser independientes, para no tener que depender de un hombre. Aunque, paradójicamente, les dicen que el hombre que escojan debe tener riqueza económica, o, estabilidad económica más que la estabilidad emocional.

En algunas culturas antiguas, como la griega, por ejemplo, o la romana, la mujer no era vista como un ser que pueda ser preparado para enfrentar los desafíos de la vida misma. Se las educaba para ser la esposa de, debía seguir a su marido en todo y a donde vaya. Pero había culturas tan avanzadas que tenían a la mujer en lugar especial, no era tratada con deferencia, sino, era vista como una igual. Sabían que ellas tenían un lugar privilegiado, su fuerza radica en el manejo de su energía, y eso incluye la energía sexual.

La historia nos ha presentado a grandes mujeres: Hipatia, Madame Curie, Lucy Lawless, Flora Tristán, Prudencia Ayala, Micaela Bastidas, Claudia Lars, Consuelo Sunciín, Jacinta Escudos, Mercedes Durand, Alice Lardé de Venturino, Alice Lardé López Harrison, Luz Méndez de la Vega, Catalina la Grande, María Antonieta, entre otras.

No hay nada más alejado de la realidad el creer que la mujer es menos que el hombre. Nuestro mundo y nuestro tiempo va a cambiar cuando aprendamos a aceptar y sortear las diferencias que nos separan. Cuando aprendamos a conocer nuestros límites y limitaciones, a no esperar que los otros hagan lo que uno quiere o piensen igual que el otro. Debemos quitarnos esa idea que el hombre quiere abusar de la mujer. Sino que es ella, con sus prejuicios y forma de actuar la que perjudica y puede llegar a ser hasta letal.

Y podemos mencionar muchas cosas más sobre las mujeres, cosas buenas y cosas malas también, porque no hay nada que no tenga su contraparte que le haga equilibrio y redundaríamos siempre en lo mismo. La lucha de la mujer no es en contra de un sistema patriarcal, sino, de recuperar el lugar que la historia le arrebató como un ser capaz de dar vida, nutrir y dar amor sin que eso sea una obligación o una imposición.

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Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.

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