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Centroamérica: avanzamos, ya producimos, consumimos, lavamos y transportamos la cocaína

Sueños…

El mercado de drogas se profundiza en todo el mundo. El estallido de las masas de dinero acumuladas en este mercado hace colapsar a los gobiernos y ponen en serias dudas el futuro de los Estados. Nosotros, en medio de esa catástrofe vamos a indagar las posibles soluciones y las tendencias de este agresivo mercado. La información y gráficos que nos sirven de apoyo los tomamos del estudio de Christopher Newton y Juliana Manjarrés, denominado Balance de incautaciones de cocaína de 2023 del valiente instituto InSight Crime, del 20 de marzo 2024[1].

La oferta y la demanda de drogas, a quién atacar primero

Vamos a realizar un breve y tormentoso análisis de qué pasaría con los productores, consumidores y demás agentes sociales afectados por este nebuloso mercado. Los escenarios son los de cualquier examen de microeconomía eterna de las universidades del mundo. ¿Qué pasaría si las fuerzas de los Estados nacionales y la comunidad internacional atacan a la demanda?, o mejor a la oferta, tal vez mejor a amabas a la vez, y si no atacamos a ninguna y las dejamos en paz.

El ataque a la oferta

    Es lo que se viene haciendo desde finales de la segunda guerra mundial. Las fuerzas del Estado, los organismos de seguridad internacionales y las autoridades mundiales concentran sus fuerzas en ubicar a productores, traficantes y vendedores (al detalle o mayoristas), se satanizan y se les persigue con saña, muerte, cárcel, persecuciones. Su efecto consiste en la disminución de la producción, o en la clandestinidad de los productores, lo que eleva el precio, afecta la calidad del consumo, y genera carteles que se organizan, enriquecen y se confrontan para controlar los mercados.

    El dinero que se acumula se vuelve clandestino y se utiliza para vidas de jeques de los jefes del cartel, aumentar la compra de armas (especialmente en países desarrollados que ven incrementar su capital y mejorar sus tecnologías), aumenta el lavado, tanto en negocios como en inversiones de capital en los grandes bancos transnacionales (de USA, Comunidad Europea, países asiáticos, etc.), aumenta el margen de dinero para la corrupción (de empresarios privados y funcionarios públicos.

    El ataque a la demanda

    Dejemos en paz a productores y distribuidores. Mejor ataquemos a los consumidores, que las leyes castiguen a cualquier individuo que inocentemente compre o comparta la pasta blanca para echarse sus esnifadas. Si las autoridades con rifles automáticos entran a las aulas universitarias de prestigio, a los estudios de grabación de música y comedias, a las fiestas de graduación de las élites europeas o gringas, y capturan, agreden o encarcelan a los consumidores, la demanda bajaría radicalmente, el precio se vendría al suelo, los productores y distribuidores tendrían que inventarse nuevos delitos. La población reclamaría por los derechos humanos. A los productores ametrállenlos, no tiene derechos humanos, más si son americanos del sur del río Bravo, pero a los inocentes consumidores, en su gran mayoría gringos o europeos respétenlos. El mercado disminuye bajo el ataque a los ciudadanos de países desarrollados, que son intocables.

    Ataquemos la oferta y la demanda al mismo tiempo

    Sí los castigos de persecución, cárcel, destierro y muerte fueran igual para consumidores y productores, el resultado sería una drástica disminución de la oferta y la demanda. El precio tendría a ser igual, pero el consumo y la producción estarían en el límite más bajo. El mundo se libraría de la violencia, el caos, los carteles, el dinero que infla el PIB de los países, el exceso de dólares. Y autoridades y profesores de economía se volverían obsoletos.

    El sueño de los economistas, dejar libre la oferta y la demanda, para que sea el mercado el que determine el consumo, el precio y los ingresos. Dejando en manos de las autoridades determinar los niveles de calidad para no afectar, en exceso, la salud de las personas. Tal como pasa ahora con el alcohol, el tabaco, las masas de pan, etc. Las autoridades conocen el consumo, la producción. Cobran sus impuestos de producción e IVA, los funcionarios son felices, los políticos están en las nubes pues salvan sus almas de la corrupción. En fin, la solución mejor es legalizar las drogas.

    La realidad del mercado de la cocaína en la región

    De los sueños de los economistas nos sacan los datos del genial InSight Crime. La realidad es que la producción de cocaína cada año rompe sus récords de producción, ante el aumento imparable de la demanda. Y, es que la demanda aumenta conforme aumenta el ingreso per cápita en la región, que, en condiciones de control de empresarios del crimen organizado clandestinamente, se convierten en caldo de cultivo para la violencia. La persecución de la producción y el tráfico genera mayores inversiones en compra de voluntades de autoridades, mejora en las técnicas de transporte y en la búsqueda de novedosas rutas de transporte. Lo que genera, internamente el ataque furioso con armas de grueso calibre en contra de competidores, autoridades que no acepten sobornos, amenazas a consumidores endeudados, y ataques sin sentido para amedrentar a la población.

    La información pertinente nos indica que dos países nos sirven de ejemplo de lo que le va a pasar a los otros países de la región. Mientras que Ecuador sigue incautando cantidades históricas de cocaína, para el 2023 registró su año más violento. Los carteles controlan cárceles, poblados y regiones. “Costa Rica sufrió un impacto similar, pues su tasa de homicidios aumentó un 41% en comparación con el 2022 en medio de una lucha constante por controlar el tráfico de cocaína a través de sus puertos.” Con zafarranchos entre los poderes del Estado.

    Los analistas nos indican que no hay una relación causa-efecto directa, entre incautación de droga y violencia. En lugares como Bolivia y Perú, donde se cultiva gran parte de la hoja de coca del mundo, las autoridades incautaron más cocaína en el 23 que en 2022, y los homicidios mantuvieron su perfil tradicional. Aunque es sospechoso que las incautaciones en estos dos países fueran inferiores a las de Ecuador.

    El Caribe, un sector bastante activo en la violencia relacionada con las drogas a mejorado el ataque al transporte. Uno de los tradicionales centros de tráfico, como la República Dominicana, “ha llevado a las organizaciones de tráfico de drogas (OTD) a cambiar los puntos de tránsito de sus envíos”.

    Las tasas de homicidios en Centroamérica

    En el gráfico de la tasa de homicidios en América del sur del río Bravo, observamos que, de la tasa de homicidios por 100 mil habitantes, la más alta de Centroamérica es Honduras con 31,1 muy lejos de los líderes San Cristóbal y Nieves y Jamaica. Le sigue Belice con 21,5; mientras que Costa Rica, Guatemala y Panamá vienen en un grupo en que la tasa es entre 11,5 y 17,2; es de resaltar que Nicaragua y El Salvador tienen las tasas más bajas, estos dos últimos tienen más éxito en controlar a los grupos mafiosos violentos.

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    Como van las capturas de droga

    “Colombia y Bolivia, dos de los tres principales productores de coca del mundo, registraron incautaciones récord de cocaína en 2023.”  Perú, el tercero, incautó un poco menos cocaína que en 2022. Hay que seguir las tendencias de mejora del cultivo en los terrenos de Venezuela, Guatemala y Honduras que pueden convertirse en serios aspirantes a producir tanta coca como los líderes, aumentando los ingresos de dinero, así como todos los problemas complementarios.

    En el siguiente gráfico tenemos los datos que pueden obtenerse de las incautaciones de cocaína. La región centroamericana se distingue. Panamá ya es el tercer país con enormes incautaciones. Lo que indica que también aumenta la producción y el tráfico por su territorio. Solo en 2023 se incautaron casi 96 toneladas de coca en Panamá. En segundo lugar, está Costa Rica, con 21,4 toneladas, lo que la convierte en un epicentro de grandes problemas sociales y de seguridad según la tendencia. En el siguiente grupo están Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.

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    Todos los países navegan entre la paradoja de aumentar la lucha contra el trasiego y el aumento de sus producciones y exportaciones. Por ejemplo, Honduras exhibe una drástica caída del 93% en las incautaciones de cocaína de 2022 a 2023. Solo se confiscaron 470 kilogramos en 2023, frente a las 7,1 toneladas del año 2022. Algunos datos indican que el cultivo sigue arraigándose en Honduras. Por ejemplo, “en 2023, las autoridades hondureñas erradicaron 4,7 millones de arbustos de coca, una cifra inferior al récord de 6,5 millones de 2022, pero considerablemente superior al medio millón de plantas de 2021.”

    Guatemala incautó 5,0 toneladas de cocaína en 2023, mientras que en el año anterior fueron 5,9 toneladas. Este descenso del 14,6% en las incautaciones de cocaína sugiere un cambio en las rutas de tráfico que pasan por Centroamérica a países del Caribe, como Jamaica. El cultivo de coca parece ser una tendencia emergente en Guatemala, pues las autoridades prácticamente duplicaron la cantidad de plantas de coca erradicadas, llegando a 7,9 millones, en comparación con los cerca de 4 millones de 2022.

    Síntesis preliminar

    La semana siguiente continuaremos el tema. Por el momento hay que indicar que la tendencia en Centroamérica todavía no iguala los niveles de producción, tráfico y violencia de los países andinos, pero es fantástico y no se puede esconder que el mercado de la droga en el istmo está creciendo.

    [1] https://insightcrime.org/es/noticias/balance-insight-crime-incautaciones-cocaina-2023/

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    Le invitamos a leer más del autor:

    Cristobal Pérez-Jerez

    Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.