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La deuda del Estado, el peligro acecha

Estas anotaciones -y da lo mismo que tengan por base
mucho o poco de sucesos reales son
un intento de vencer la gran enfermedad de la época
no con medios indirectos ni paliativos,
sino procurando hacer a la misma enfermedad
el objeto de la exposición…
(Hermann Hess)

En uno de sus más recientes blogs el Fondo Monetario Internacional nos enfrenta a uno de los retos más temidos por la sociedad, “…los riesgos fiscales y financieros de un mundo marcado por una deuda elevada y un crecimiento lento[1].”  Es el caso que tenemos que analizar estos temas en el marco de riesgos aún mayores. El reto de consolidar un régimen democrático en la región centroamericana, que sea inclusivo, resiliente y disenso. Analizar el tema del déficit fiscal, su compañera la deuda pública y sus resultados es una decisión de actualidad que con Edgar Poe nos deja “un agudo y prolongado grito, un aullido como salido del pecho de una legión de demonios, que parece atravesar el espacio y pasar por encima” de nuestras vidas. Pero no hay alternativa, tenemos que comentar en forma crítica la realidad.

Para enfrentar el último maremoto económico, la gran crisis de los años 2007 y 2008, los organismos financieros internacionales y los gobiernos nacionales tomaron la decisión del suicidio del sistema liberal. Se sometieron a una larga crisis denominada recesión, con el fin de salvar de la bancarrota a los bancos transnacionales y todo el sistema financiero y bancario, la receta fue aumentar en forma escandalosa la deuda de los gobiernos. Todos caímos ingenuamente en la trampa. El resultado ha sido, en lo económico el aumento constante de las tasas de interés que ahogan a los gobiernos y las clases medias, el estancamiento del crecimiento, la vía libre al trabajo informal y el incremento de la deuda, que a su vez ejercen presión sobre los ingresos y gastos de los gobiernos. En lo político, la deuda monumental de los gobiernos ha hecho que los funcionarios públicos aparezcan con salarios y pensiones de lujo, ineficientes en el cumplimiento de las funciones del Estado y con una perdida acelerada de la credibilidad de la ciudadanía en las instituciones y la democracia. La sociedad está encharcada en arenas movedizas sin futuro.

Luego de la caída del muro de Berlín, de la evaporación sin pena ni gloria de la Unión Soviética, el mundo se quedó sin rumbo. El ganador, el fantasmal liberalismo fue incapaz de comprender el fin de la historia y no pudo construir un discurso alternativo, no pudo generar un proyecto de reconstrucción social integral y mundial. Se perdió en la consolidación de su peor cara, la intensificación de la modernización tecnológica y el control financiero del mundo buscando su fin más simple y descarnado: maximizar las ganancias empresariales. Con ese norte la utopía de un mundo mejor se ha perdido. Todos buscamos solamente nuestra propia satisfacción, sin importar la destrucción del planeta y el resto de las especies.

LAS FINANZAS PÚBLICAS Y EL MERCADO:

HACIA UNA CONCEPCIÓN GLOBAL DE LA SOCIEDAD

Al final todo lo que queda para mantenernos con sueños y esperanzas de futuro es la realidad, sociedades capitalistas buscando convivir en democracia. Y la sociedad se construye con base en dos ejes las finanzas públicas y el mercado. Y la única salida es que las finanzas públicas sean competitivas, eficientes e inclusivas. Y que los mercados sean competitivos con un elevado número de pequeñas y medianas empresas.

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Como se nota, la deuda como porcentaje de la producción nacional aumenta inexorablemente en todo el mundo. Es decir, los países para evitar la quiebra de los multimillonarios bancos, nacionales y extranjeros, se endeudaron con locura. Ya no deben lo que producen en una vida. Deben más del 25% de lo que producen.

El aparato productivo nacional se ha conformado como un sistema económico capitalista. En el cual el grueso de la producción está orientado para ser realizado en el mercado. Es decir, a través de la compra y venta orientadas por las leyes de la oferta y la demanda de mercado, y cada vez más por la irracionalidad del monopolio y el control del sistema financiero internacional que se ha partido por la lucha entre Israel, Estados Unidos, Rusia, China y la comunidad europea.

El sistema de producción capitalista es un régimen de producción históricamente determinado. Es decir, se realiza en un momento histórico y bajo las condiciones políticas, sociales y económicas relacionadas con el desarrollo del Estado nacional y en relación con sus vínculos con el resto de economías y sociedades del mundo. Por lo tanto, surge para satisfacer las necesidades de la doble naturaleza del ser humano: El ser un individuo y un ser social, simultáneamente. Los humanos consumimos, simultáneamente, en forma individual (o familiar) y en forma social. Por lo cual es necesario producir bienes de consumo individual (o familiar) y bienes de consumo colectivo (o social). En nuestro sistema, se producen bienes públicos y bienes de mercado. Es un sistema dentro del cual el capital se valoriza en forma social y privada.

Pues produce en forma simultánea y concatenada bienes públicos (en lo fundamental, para el consumo colectivo y social), y bienes de mercado (en lo fundamental, para el consumo individual y familiar).

Para determinar el papel del Estado en la economía, y sus relaciones de cooperación y conflicto con el mercado, tenemos que partir de un concepto de sociedad muy amplio. Partimos de que las sociedades se organizan como complejos sistemas económicos, políticos y sociales. Que sirven para la reproducción en escala ampliada de las condiciones de vida de los seres humanos y su arrollador paso en la construcción de sociedades cada vez más complejas y tecnologizadas, aún en desmedro de las condiciones naturales originarias.

Ese afán de consumo y bienestar humano es el que genera la crisis generalizada que estamos viviendo. Con el ocaso del consenso por la democracia como mejor instrumento para convivir. Las perspectivas son sombrías. El crecimiento de las economía se agota y el sistema no tiene alternativas.

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Un primer reto que surge ante las sociedades, especialmente las centroamericanas, históricamente racistas, cuasi feudales, sin repúblicas consolidadas[2], es como dar sostenibilidad a un sistema muy corroído y que enfrenta un reto inesperado, el poder del crimen organizado de influir por el miedo y el asesinato incluso sobre el poder judicial y el resto de poderes del Estado. La pena de muerte existe en la región …, las bandas deciden quién vive y quién muere sin ningún trámite. Se ametralla a fiscales y jueces si persisten en aplicar la ley.

Tasas de interés muy elevadas son el sustento para la supervivencia de los multimillonarios de financieras y bancos, poniendo en riesgo la convivencia de los distintos sectores sociales.

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En el marco de tanto riesgo, las sociedades buscan sobrevivir. Y una de las tareas es la estabilidad económica, política, social y ambiental. Hay que sostener las finanzas del Estado, como última ilusión. Según el FMI la sostenibilidad de la deuda depende de cuatro elementos fundamentales: los saldos fiscales primarios, el crecimiento real, las tasas de interés reales y los niveles de deuda.

Conclusión:

Como generar la sostenibilidad de las finanzas públicas:

  1. Mayores niveles de saldo primario —es decir, cuando los ingresos públicos superan a los gastos, excluido el pago de intereses—, lo que significa que los impuestos pagan la administración pública, y es lógico que ningún Estado debiera endeudarse para pagar su funcionamiento. La lógica económica es sencilla, llevarla a la realidad es complicado. Los funcionarios públicos fagocitan al gobierno, y lo endeudan para pagar sus privilegios de burocracia.
  2. El crecimiento económico puede contribuir a la gestión de la deuda, siempre y cuando una mayor cantidad de personas en edad de trabajar se incorporen a procesos productivos industriales y de servicios modernos y con salarios promedio adecuados, contribuyendo con honradez al mantenimiento de la sociedad y la naturaleza.
  3. El aumento de las tasas de interés puede provocar las ganancias de financieros y burocracia, empeorando las brechas sociales, y encareciendo la inversión y la producción. Y adicionalmente pueden quebrar al gobierno.
  4. Mientras más crece la deuda como porcentaje del PIB, más se gasta en amortizar la deuda, encareciendo los servicios públicos y deteriorando la calidad.
  5. Seremos racionales los seres humanos, el resultado final, ya muy cercano de estos problemas nos dará la respuesta.


[1] Tobias Adrian, Vitor Gaspar, Pierre-Olivier Gourinchas, https://www.imf.org/es/Blogs/Articles/2024/03/28/the-fiscal-and-financial-risks-of-a-high-debt-slow-growth-world

[2] Con la notoria excepción del gran pueblo costarricense, cuya democracia es sólida, aunque en el momento actual amenazada.

Le invitamos a leer más del autor:

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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