Agotamiento emocional
Vocación de Libertad
En esta interesante y estimulante tarea de columnista u opinionista como muchos le llaman, existen siempre ciudadanos, amigos, conocidos y hasta desconocidos que tienen el tempo, la gentileza y diría yo, una sana disposición a colaborar con quienes la realizamos y por ello regresan sus comentarios como retroalimentación a lo que entienden sobre el contenido de lo que escribimos.
Personalmente, siempre he agradecido a quienes se toman el tiempo y el interés en hacerlo, puesto que esto guía de alguna manera y retroalimenta las inquietudes de quienes escribimos.
Hace uno días, recibí la siguiente reflexión de un buen amigo lector a una de las columnas en El Siglo GT, columna en la que exponía algunos criterios en torno al Crimen Organizado y el Estado. El amigo me comenta así: “ Uhh, cuán complejo es la situación de hoy, y cuán lejana está la solución por la miopía de poder y ambición. Cuando la democracia se duerme, cuando el patriotismo es verbal, cuando es más lo que hablamos que lo que hacemos y lo que hacemos es para nuestro interés, entonces vemos y oímos lo que cabal dicen en este comunicador social, el caos se hace amigo de la corrupción y la corrupción esclaviza a todo el pueblo bajo sus interés mezquino. Dios salve a América y a Europa.”
Por supuesto, debo agradecer profundamente al amigo que me envió su comentario, puesto que se tomó el tiempo y la elaboración de sus procesos de pensamiento para contribuir con su entendimiento a la profundidad de las ideas que deberían ocuparnos sino a todos, a una buena parte de quienes Dios nos ha premiado con dones, oportunidades de conocimiento e inteligencia como para hilar ideas con las cuales bien hacemos para tejer formas de pensar y hacer que provoquen una mejor forma de vivir, una mejor y civilizada cultura.
No olvidemos que somos seres humanos, imagen y semejanza de Dios, somos pensantes y en estos pensamientos se fincan nuestros paradigmas, mismos que inclinan nuestras actitudes hacia la vida; actitudes desde donde asumimos conductas que forman hábitos y estos dan forma a nuestra forma de vivir. Por supuesto, no obvio reconocer que tristemente y por falta de uso, hay miles de hombres y mujeres que ya han ido perdiendo esta capacidad de reflexión filosófica y ello impide el intercambio fecundo de ideas, con lo cual, muchas veces nos limitamos al chisme y la superficialidad en nuestros aportes.
“Cuando la democracia se duerme, cuando el patriotismo es verbal, cuando es más lo que hablamos que lo que hacemos y lo que hacemos es para nuestro interés, entonces vemos y oímos lo que cabal dicen en este comunicador social, el caos se hace amigo de la corrupción y la corrupción esclaviza a todo el pueblo bajo sus intereses mezquinos.” Tomo prestada del amigo que me escribió su comentario, el párrafo anterior para profundizar en el contenido que encuentro valioso para seguir construyendo.
Una democracia que se duerme es provocada precisamente porque nosotros, las personas, supuestos interesados en lograr mantener la vida y la libertad como fundamentos de vida individual, familiar y societariamente, nos permitimos el lujo de aletargarnos y pasamos a ser “zombis” que existimos sin vivir. Existimos estadísticamente, pero dejamos de vivir y con ello vamos, como hemos venido haciéndolo desde hace ya varias generaciones, asesinando en silencio ese don maravilloso de Dios: La vida
¿Por qué creería usted amigo lector que en estos tiempos, cuando escuchamos de los miles de muertos en guerra o en pandemia o en procesos ya tan normalizados de desnutrición, no nos alarmamos y menos aún nos preocupamos? Simple: el valor del don de una vida, dada por Dios a un ser humano, ya no tiene la dimensión y menos el significado que en las tempranas horas de la creación y su desarrollo en el tiempo logro alcanzar, cuando al lado existía mayor certeza y convicción de que Dios estaba en esas vidas.
“Cuando es más lo que hablamos que lo que hacemos y lo que hacemos es para nuestro interés…” es otra línea de pensamiento que orienta nuestra actitud egoísta, individualista y materialista que se realiza por la forma en que vivimos desde negar las posibilidades de nacimientos de hijos e hijas según voluntad de Dios tanto por razones personales y voluntarias, hasta la lucha por la legalización del aborto como una forma que maximiza un humanismo que desdeña al supremo creador. Hedonismo y narcisismo incluidos han tomado espacio en esta sociedad fluida que hoy vivimos.
“Entonces vemos y oímos lo que cabal dicen en este comunicador social, el caos se hace amigo de la corrupción y la corrupción esclaviza a todo el pueblo bajo su interés mezquino.” Lapidaria conclusión que empíricamente muchas naciones del mundo, Guatemala entre ellas, puede testimoniar en su historia y más aún en este ensayo de nuestros ya 38 años de querer darle sentido a nuestra democracia republicana y constitucional.
Hoy ya se sienten síntomas de agotamiento emocional, un estado personal, familiar, empresarial y estatal en el que la anarquía avanza silenciosamente, ante el irrespeto e ignorancia deliberada de la ley y su aplicación, de cara a formas de vida que han abandonado fundamentos tradicionales que en su momento dieron vida a la llamada Cultura Occidental, otrora Cultura Cristiana. Piénselo, antes que el hedonismo y narcisismo imperante, se coman lo poco que aún nos queda de seres humanos.
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