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¿Hablar en voz alta?

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En muchas ocasiones para localizar a un docente de la escuela, bastaba con dirigirme al patio y por sus vozarrones, me dirigía al aula correspondiente. ¿Justificado o no? Dependerá de la cantidad de estudiantes, pero también del control que se tenga sobre ellos. No queda duda que para aquellas personas que nos toca el importante papel de educar, una de nuestras herramientas fundamentales, además de la vocación, la preparación académica y aunque poco nombrada pero sí muy utilizada es la voz.  

Largas jornadas en las que todo el conocimiento sale tanto de la garganta como del cerebro, son las que con el pasar de los años traen a la vida de los maestros diversas dolencias relacionadas con la voz y el aparato de fonación. No queda duda que, para esta digna profesión, la voz constituye una herramienta de trabajo, componente vital de nuestra fuente de ingreso.

Usualmente el primer día de clase, más allá de ver caras nuevas donde a pesar de los años, me pongo nervioso, suelo hablar más alto de lo normal, inclusive no siendo necesariamente el grupo muy numeroso, y surge la pregunta ¿Por qué? Se le achaco al descanso, entre un semestre y otro.

¿Y al final del día? Cierto dolor en la garganta, acompañado de ronqueras, carraspera y algún que otro “gallo” ¿Y la cura? Descansar un poco, aunque todo dependerá de la cantidad de grupos que tengan, según el horario, pero también si debo atender un grupo detrás del otro el mismo día.

Hay quienes, al regresar a la casa, solemos manifestar que estamos fatal de la voz, haciendo señas en la garganta. Indiscutiblemente que no contamos con una cultura previsora para el cuido de nuestras cuerdas vocales, aunque sepamos que no optemos por un Grammy.

¿Qué sería lo recomendable? La enfermedad de vernos afectados en el habla recibe el nombre de disfonía, ¿Cómo reducir posibilidad de adquirirla? Veamos algunas medidas, que resultan poco compleja: Aprender a respirar, entiéndase inspirar por la nariz, llevar el aire al diafragma (vientre) y hacer una pausa para después espirar por la boca, en forma de soplo suave y prolongado, soplo que produce la voz, sonido que se crea por la vibración de las cuerdas vocales en tensión, debido al aire que pasa entre ellas.

¿Qué más? Consumir bastante agua, que no debe estar ni fría ni caliente; mínimo 8 vasos diarios; Realizar calentamiento de cuerdas vocales y rutina diaria de ejercicios vocálicos; En la mañana, puede chiflar o silbar (en la ducha o mientras se dirige al trabajo), o tararear suavemente.

Repita este mismo ejercicio en diferentes intervalos de su rutina, para descansar la garganta y al final del día para enfriar la voz; Reducir la ingesta de café porque deshidratan los pliegues vocales: Evitar las comidas demasiado condimentadas pueden irritar la laringe; también es importante una alimentación sana y ligera antes de iniciar la jornada laboral, que facilite una buena digestión. 

No fumar, ya que el tabaco es un gran enemigo de la salud vocal, es el camino más fácil hacia el cáncer laríngeo y finalmente: ¡No gritar!

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Ernesto González Valdés

Nació en la ciudad de La Habana, Cuba y es nacionalizado Nicaragüense tiene estudios superiores de Licenciatura en Pedagogía y posgrados en Química Orgánica y elaboración de materiales didácticos.