Cuando el río truena…
BARATARIA
Esta semana, en Los Estados Unidos se dio una noticia que pasó desaparecida quizá para aquella nación norteamericana pero que causó mucho revuelo e impacto en Guatemala. En efecto, resulta que el señor Jose Armando Ubico, ex diputado al Congreso de la República de Guatemala y expresidente de la Comisión de Defensa Nacional, aquella comisión parlamentaria encargada del enlace entre el Legislativo y el Ejercito de Guatemala, se declaró culpable frente a una corte estadounidense. Es decir, que el exdiputado José Armando Ubico, aceptó y confesó haber conspirado o sea formado parte de una trama para introducir drogas a Los Estados Unidos de América.
La oficina de la fiscalía de Nueva York en un comunicado que cito textualmente indica “Más aún, como Presidente del Comité de Defensa Nacional del Congreso de la República de Guatemala, Ubico era responsable, en parte, de la seguridad nacional de su propio país. En cambio, Ubico traicionó a su país cuando decidió asociarse con conocidos narcotraficantes y otros funcionarios corruptos. Estamos agradecidos con nuestros socios extranjeros encargados de hacer cumplir la ley por garantizar que a Ubico, y a otros como él, no se les permitirá esconderse detrás de sus posiciones de poder” . Estos señalamientos son graves, dada la investidura del exdiputado y su poder para controlar la comisión de la Defensa Nacional durante dos periodos en los que el Congreso guatemalteco estuvo controlado por los gobiernos de Jimmy Morales y de Alejandro Giammattei.
Sin embargo, resulta todavía más lapidario comprender que este personaje, el señor José Armando Ubico ya había sido condenado en una primera vez por cargos de narcotráfico en Estados Unidos en dónde pago una condena y luego, al volver a Guatemala, corrió para la diputación del departamento de Sacatepéquez en dos ocasiones que ganó a fuerza de compra de votos, manipulando el sistema y en especial utilizando grandes cantidades de dinero para hacerse del poder en dicho departamento, al pasó de que muchos de los Alcaldes que fueron favorecidos por el “honorable diputado” al igual que él lograron reelecciones en dos periodos, perdiendo la ultima en virtud de que el señor José Ubico salió “huyendo” tras emitirse un pedido de extradición y ya no paticipó en la ultima contienda electoral. Es casi seguro que sus tentáculos, su influencia, el dinero que invirtió en campaña no llegó a cubrir las necesidades de muchos candidatos a Alcaldías en Sacatepéquez y perdieron tales elecciones, tanto así que ni su hermano que corrió por el mismo partido a la diputación por Sacatepéquez logró ganar la elección.
Saco a colación este caso, dada la grave facilidad con que un candidato cuestionado por sus vínculos con el narcotráfico, con el crimen organizado o con la corrupción gubernamental y que fácilmente es inscrito para cargos de elección popular, gasta grandes cantidades de dinero en una elección cuyo origen esta claramente visible: es del narcotráfico, del crimen organizado y de la corrupción gubernamental. Y, por supuesto, tiene muchas más ventajas frente a los demás candidatos quienes cumpliendo la ley, no logran despuntar y pierden tales elecciones. En todo esto, la ausencia del Estado es evidente y cada cuatro años los guatemaltecos debemos soportar, como a ciencia y paciencia de las instituciones los millones de dinero del propio Estado, del crimen organizado o del narcotráfico y corren de un lado a otro para para financiar las campañas de muchos que corren desde las alcaldías, las diputaciones hasta la presidencia de la república.
Esta decadencia moral guatemalteca ha producido verdaderos mecanismos alternativos en el proceso eleccionario, dos sistemas para la elección: El sistema electoral guatemalteco con sus estrictas normas para el financiamiento electoral, para la inscripción de candidatos con requisitos hasta demasiado subjetivos como determinar la honorabilidad de un candidato por el criterio del delegado departamental, del registrador de ciudadanos o de los “honorables” Magistrados electorales y, a la par esta el sistema electoral corrupto, en donde pueden competir verdaderos delincuentes confesos o no, exconvictos o no, quienes pasan los filtros sin el menor recato de las autoridades electorales. Si no lo creen, pues en las elecciones pasadas El Registro de Ciudadanos, del Tribunal Supremo Electoral tuvo que revocar la inscripción de la planilla de Comité Cívico La Plantita, que había sido inscrita para correr por la Alcaldía de Ocós, San Marcos, pese a que figuraba como candidato a Alcalde el señor Carlos Danilo Preciado Navarijo, quien se encontraba preso en Estados Unidos, por cargos de Narcotráfico y había sido extraditado desde Panamá a Estados Unidos, por vínculos con el narcotráfico. Imaginemos cómo puede ser que en un municipio cuyas actividades de narcotráfico son el pan de cada día, en una elección fácilmente es inscrito como candidato a Alcalde una persona que ya se encuentra prisionera en Estados Unidos precisamente extraditado a aquél país por cargos de narcotráfico.
Así, cada cuatro años, la elección discurre en campañas asimétricas, unos candidatos con recursos tales que pueden comprar al electorado literalmente acarreándoles y pagándoles por el voto, otros candidatos con la dinámica del miedo porque son los grandes señores (narcos) del lugar y cuya temeridad hace que muchos se inclinen por ellos y aquellos que han sido favorecidos por el gobierno central, con recursos públicos para sus campañas merced a generosos contratos que les proporcionan dinero para sus campañas, además de ello el gobierno central les otorga plazas, fantasmas claro, para que muchas personas “trabajen” en sus campañas y que así, puedan lograr la elección con una facilidad inimaginable. Además tenemos a aquellos que se han hecho del poder local, aquellos señores que utilizan las municipalidades como verdaderos comandos de campaña y que, en año electoral, inflan las planillas, aumentando hasta en un 300% de personal para que les sirvan como promotores de campañas, como personal de proselitismo y así lograr sus reelecciones. Así, tenemos al flamante Alcalde de la Ciudad de Guatemala, que repitió al pie de la letra las lecciones de su antecesor el señor Arzú, y nadie se explica como un tipo timorato, incapaz, ha logrado hacerse nuevamente de la Alcaldía capitalina, cuando la Ciudad de Guatemala es un desastre de ciudad, en donde la movilidad es un caos de diario y en donde las carencias básicas de una ciudad el manejo de desechos, los servicios de agua potable, el servicio de transporte público son desastrosos pero que cada cuatro años sigue quedando la misma pandilla, la misma mara, la misma clica, los mismos delincuentes que han tenido la municipalidad por más de treinta años y que, en esta ultima elección apenas ganaron por unos miles de votos, pero seguramente dentro de cuatro años, van a volver a utilizar todos los recursos públicos municipales para ganar otra elección. Todo esto a ciencia y paciencia de un Contralor General de Cuentas cuya función es nula e imperceptible en Guatemala, porque no le interesa a dónde van los recursos públicos, sino quedar bien con los funcionarios cuya influencia es superior para promoverlo a otros cargos.
Así, es que, en Guatemala cuando el rio truena es porque piedras lleva y es allí en dónde las instituciones gubernamentales han fracasado en su función y los funcionarios a su cargo han sido verdaderos monigotes al servicio de intereses particulares y no al servicio de la nación. Lo vimos en la ultima magistratura del Tribunal Supremo Electoral, estos magistrados fueron literalmente serviles con el señor Giammattei, con la señora Sandra Torres y con la señora Zury Ríos. En el congreso fue evidente la alianza de estos partidos. Al señor Gimmattei le siguieron al pie de la letra sus caprichos e incluso le permitieron que iniciara su campaña electoral de hecho muchos meses anticipados, a la señora Sandra Torres le devolvieron un partido en donde ella ya no tenía nada que ver, pero con ellos y el poder judicial con un juez corrupto le devolvieron el partido con el que corrió y de la señora Zury Rios pues ya sabemos que participó. Pero al tiempo, al pasar la elección y ganando un candidato incómodo al poder factico, los “honorables” magistrados electorales se vieron entre la espada y la pared, debían de favorecer los intereses particulares de los oficialistas y trastornar todo el resultado electoral o decidir por la débil democracia, al voltearle la espalda a los corruptos les ha costado una persecución que ellos mismos se ganaron por no ser incólumes sino torcidos como fueron, favoreciendo a un poder factico que pretendía continuar en el poder y luego arrepentidos, giraron a la democracia.
Es así, Guatemala ha caído en una decadencia moral, ser narco no es un problema para llegar al poder, ser parte de cualquier grupo del crimen organizado no es un problema para llegar al poder, ser corrupto en el ejercicio del cargo no es un problema para reelegirse o llegar al poder. Porque el sistema lo favorece y los filtros no existen para estos. Sin embargo, la gente honorable que hace campañas de altura, se debe quedar al margen del acceso al poder porque estos cargos ya están destinados para el sistema corrupto. El control que ejercen las instituciones deberán ser la base para reencauzar el país en la senda de la legalidad y alejar de la decadencia moral y ética en la que ha caído. Nos preguntamos si habrá tiempo para esto, en realidad depende mucho de la voluntad política que tenga el actual gobierno, porque gran parte de los dineros públicos que se utilizan en las campañas políticas vienen precisamente del Gobierno y sus ministerios.
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