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Luchar por la paz

Tanmi Tnam

Un vistazo a los acontecimientos de la vida a nivel mundial causa preocupación porque en muchas partes hay guerras que ocasionan miles de muertes, saqueo, hambre, desnutrición y maltrato a la Naturaleza. En estos ámbitos reina la tristeza, las enfermedades y el terror. Hay irrespeto a la vida. Los avances de la ciencia y de la tecnología son sorprendentes para la fabricación de medios que ocasionan de manera premeditada la muerte de pueblos enteros incluso puede ser de la humanidad.  En tanto para terminar con la extrema pobreza, el hambre y la desigualdad en todo el planeta, los conocimientos quedan cortos y los resultados están a la vista. Hay que cuestionar seriamente los argumentos que resuelven los conflictos con más violencia y guerras. El mundo entero debe recapacitar responsablemente qué liderazgo puede salvar la vida de la humanidad y del planeta.

Los pueblos del mundo deben revisar valores y prácticas que llevan a las generaciones actuales a tener inclinaciones al uso de la violencia con la idea de que las generaciones del futuro introduzcan en todos los actos humanos alguna dosis de respeto y admiración por la vida.

Se contribuye a construir la paz desde instituciones y espacios pequeños. En la familia, es necesaria la vivencia de la ternura, la comprensión, el respeto y el diálogo. La paz debe tener sus cimientos desde el seno de las familias y por ello es importante disminuir o eliminar las acciones de violencia como el maltrato a mamá, la falta de atención a las necesidades y la marginación de las niñas y la aplicación de castigos severos de padres a hijos.

Las organizaciones de los pueblos deben posicionar y practicar valores que apoyan la paz como el respeto a la vida, la justicia, la igualdad, la tolerancia y el cuidado de la Madre Tierra. Las instituciones públicas, especialmente las dedicadas a educación, deben orientar los momentos dedicados al aprendizaje y para la convivencia aquellas prácticas que atiendan de manera equilibrada la diversidad. En la actualidad, es necesario construir la paz entre los pueblos sobre el reconocimiento de los derechos humanos y colectivos con políticas y acciones que eliminen la violencia de todo tipo.

Para alcanzar la paz, uno de los medios al alcance de un alto porcentaje de la niñez y la juventud es la educación escolar.  Una educación que discuta los argumentos y las prácticas para la paz. En este sentido, la escuela debe eliminar prácticas que marginan a las niñas, sustituir conceptos y prácticas que fomentan el racismo y cuestionar los modelos políticos y económicos que poco o nada valoran la vida.  Corresponde a la educación escolar la práctica de los valores como el respeto, la solidaridad, la tolerancia y el reconocimiento del otro.  La docencia para orientar e inducir a la práctica de la paz en las aulas es posible a través de conferencias, vídeos, películas, festivales de arte, reportes, visitas, trabajos grupales, investigaciones, debates y diálogo, entre otros. En estos tiempos, los medios de la tecnología de la información facilitan el estudio y análisis de los efectos y el impacto de las guerras sobre la vida de las personas, de los pueblos y de la tierra.

Hay que reconocer que somos iguales y diferentes, hay que partir del fortalecimiento de la autoestima y de la identidad y saber dialogar con otros. Somos pueblos con diferentes visiones acerca de la vida, sin embargo, es necesaria la lucha por la convivencia armoniosa y solidaria. Hay que reflexionar sobre el vivir juntos en paz. El 16 de mayo de cada año la ONU señaló el Día Internacional de la Convivencia en Paz.

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