Palos de ciego en la diplomacia
El 10 de mayo pasado, la representación del gobierno guatemalteco ante las Naciones Unidas votó a favor de otorgar nuevos «derechos y privilegios» a Palestina y reconsiderar su ingreso como miembro número 194 de la Organización de Naciones Unidas. Desde una perspectiva geopolítica, este voto debe considerarse un error de la diplomacia guatemalteca, debido a la complejidad del conflicto palestino-israelí, que requiere no tomar partido y respetar la soberanía de Israel. Esta postura se basa en relaciones estratégicas sustentadas en acuerdos e intereses compartidos a nivel internacional.
Además, Guatemala mantiene vínculos económicos y comerciales con diversos países y regiones del mundo, por lo que la decisión podría tener implicaciones económicas negativas, como el riesgo de represalias comerciales o la afectación de acuerdos existentes. Apoyar la fundación del Estado de Palestina podría exacerbar las tensiones y la inestabilidad en la región. Por lo tanto, hubiera sido recomendable adoptar una postura neutral con un enfoque diplomático más amplio para abordar el conflicto.
Guatemala tiene relaciones estrechas con Estados Unidos, tanto políticas como económicas. Estados Unidos ha sido un fuerte aliado de Israel y ha expresado su apoyo a su derecho a la autodefensa. Esta decisión podría tener repercusiones negativas en la relación con Estados Unidos. Durante mucho tiempo, Guatemala ha buscado y dependido de la cooperación y el apoyo de Estados Unidos en temas como la migración, el comercio y la seguridad. La estabilidad y el mantenimiento de relaciones positivas con Estados Unidos son consideraciones clave para Guatemala, las cuales parecen no haber sido tomadas en cuenta en esta decisión.
Las relaciones de Guatemala con otros países de América Latina y el Caribe no reflejan una posición coherente con sus aliados regionales. La acción de la diplomacia guatemalteca tendrá impactos políticos, económicos y sociales debido a esta decisión, con posibles implicaciones negativas a nivel regional e internacional, así como en las relaciones bilaterales con diferentes países. Además, existe la posibilidad de que esta decisión afecte la imagen y la reputación de Guatemala a nivel global.
Guatemala ha mantenido una relación cercana con Israel a lo largo de los años. Fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Israel en 1948, y ambos países han mantenido relaciones diplomáticas y cooperación en diversas áreas como la agricultura, la tecnología y la seguridad. La ruptura de esta relación histórica podría afectar negativamente la relación con Israel y los beneficios obtenidos de esta cooperación.
Es importante enfocarse en cuestiones internas y regionales que son más urgentes y relevantes en lugar de involucrarse directamente en un conflicto en el Medio Oriente. La lucha contra la pobreza, el desarrollo sostenible y la gobernabilidad merecen más atención en la agenda nacional que la fundación del Estado de Palestina. En lugar de tomar partido en ese conflicto, Guatemala debería optar por centrarse en abordar los desafíos internos y buscar soluciones a nivel nacional.
Además, se debió considerar que en los estatutos de las organizaciones que mantienen el poder en Palestina, se estipula la intención de destruir al Estado de Israel. Votar a favor de Palestina implica respaldar el terrorismo y todo lo que ello conlleva. No se tuvo en cuenta que la población guatemalteca, en su mayoría conservadora, profesa su religión con arraigados principios judeo-cristianos. Parece haberse obviado que un embajador representa al pueblo, no a una persona, y menos aún con base ideológica en lugar de intereses nacionales.
Los guatemaltecos no votaron por la ideología de Arévalo, votaron por su promesa de cambio y lucha contra la corrupción. Parece haber olvidado que tiene la función de dirigir la política exterior de acuerdo con la naturaleza y deseos del pueblo.
El voto emitido es un respaldo a Hamas, Hezbolá y el terrorismo, lo cual traiciona también al pueblo palestino, que es utilizado como escudo por los extremistas. Señor Presidente, ha cometido usted un grave error.
POR UNA NACIÓN LIBRE, JUSTA Y SOLIDARIA
Le puede interesar: