La Cultura del Amor
Zoon Politikón
Una nueva controversia ha surgido después de que Chris Hemsworth, quien interpreta a Thor, el hombre más poderoso de la mitología y del cine, declarara que todo lo que ha logrado ha sido gracias al apoyo incondicional de su esposa. Hemsworth comentó que ella decidió relegar sus propios sueños para apoyarlo, ser madre y esposa, y estar siempre a su lado. Él, ahora en el Salón de la Fama de Hollywood, agradeció con un emotivo discurso a la bellísima Elsa Pataky, su esposa, por todo su sacrificio.
Sin embargo, en lugar de que este gesto fuera motivo de alegría y reconocimiento por lo valiosas que son las mujeres, algunas voces críticas se indignaron. Para ellas, el feminismo, con su raíz profundamente materialista y utilitaria, equipara poder con dinero, valor y precio, sin considerar el incalculable valor de una madre y una esposa. Estas mujeres pueden aportar mucho más a la sociedad desde el amor que desde un trabajo de jornada completa.
Es más, al investigar un poco, se puede encontrar la consigna «sin feminismo no hay socialismo», que aparece incluso en pancartas y consignas feministas, mostrando la justificación histórica de este fenómeno. En México, por ejemplo, el 8 de marzo no celebran a la mujer, sino el inicio de la Revolución Comunista, lo cual se debe al profundo arraigo entre estas doctrinas político-ideológicas. Pero lo más importante es detenerse a reflexionar: donde se encuentran estas ideologías, también existe un profundo resentimiento.
Algunos incluso afirman: «No se dice feminista, se dice resentida con tu papá y con tu ex». Y esa es una realidad que se puede ver claramente. Nada sana mejor el resentimiento que el amor, por lo que es fundamental sembrar este amor desde el hogar, con la presencia paterna y la responsabilidad afectiva. Esto evita que queden heridas y rezagos que, con el tiempo, absorban a las personas bajo doctrinas que las convierten en meros seguidores sin pensamiento propio. Aunque suene crudo, es la realidad.
El sabio Chesterton decía que el feminismo convenció a la mujer de que era esclava si atendía a su marido, pero empoderada si estaba sometida a su jefe. Por eso, es vital apelar al amor, que es lo que verdaderamente libera.
Un ejemplo de esto es la imagen de Elsa Pataky mirando a Chris Hemsworth durante el Met Gala (claro, no en los premios). Es impresionante ver cómo, después de años de matrimonio, hijos y adversidades, siguen amándose profundamente. Basta con contrastar esta relación con la de los dos hermanos Hemsworth: uno casado con Elsa Pataky y el otro con Miley Cyrus. ¿Cuál matrimonio ha durado más? Después de separarse del hermano de Hemsworth, Miley Cyrus lanzó el éxito I Can Buy Myself Flowers, un himno de empoderamiento femenino que dice: «No necesito de un hombre, ni siquiera para comprarme flores, puedo hacerlo yo misma». Sí, es cierto, pero no es el mismo gesto. Es precioso que una mujer se sienta valorada, halagada y consentida por el otro.
En esta era de igualdad, es crucial destacar las profundas diferencias. Estar en sintonía con su espíritu femenino implica, para una mujer, ser receptiva, incluso en lo sexual. Existen chistes donde se compara lo masculino y lo femenino con un enchufe, haciendo sátira de la ideología de género aplicada a la electricidad. De manera similar, cuando una mujer es receptiva, se alinea con esa sintonía y puede inspirar la generosidad del otro. La caballerosidad no es más que una forma de protección y entrega al otro.
Por ello, es fundamental abordar estos fenómenos desde una perspectiva propositiva. La mayoría de las mujeres aún creen en el amor, aunque una minoría ruidosa intente captar a las personas más heridas. Historias como la de Hemsworth y Pataky deben ser destacadas. En un mundo tan complicado como Hollywood, es importante resaltar lo bueno y recordar que aún existen ejemplos de amor, familia, futuro y bienestar. Con ello, la alegría y el amor deberían silenciar cada vez más las voces negativas.
Como decía Benedicto XVI: «Aunque el mal haga más ruido, el bien siempre vence». Así que debemos triunfar desde el amor.
¿Qué harán ustedes en sus círculos? Si la batalla es cultural, nuestro rol es primordial: cambiar la cultura desde el discurso y el lenguaje. La lengua es materna, y todos tenemos la responsabilidad cívica y moral de gestar una cultura basada en el amor, la unidad y la cooperación.

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