OpiniónColumnas

Venezuela: Vergonzoso Monumento de la Involución Bolivariana

Barataria

Venezuela llegó a ser hace ya muchos años de los países más admirados del continente americano, por su grado de desarrollo y riqueza que alcanzaron gracias a su geografía y el mercado del petróleo.  Así, llegó a dominar en Latinoamérica el mercado del petróleo y fue miembro activo de la Organización de Productores de Petróleo junto a los países petroleros árabes. Con todo, los descontentos trajeron cambios en la política venezolana y con, los vientos que trajo una serie de elecciones presidenciales en los países suramericanos cuyos gobiernos llegaron al poder con gran apoyo popular lo cual fomento una serie de reformas a los Estados mediante la convocatoria de Asambleas Nacionales Constituyentes que cambiaron, de tajo, la institucionalidad de esos países.  Así, Venezuela, junto con Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil, se encaminaron a constituirse en fortalezas de ideología de izquierdas que trajeron serios cambios en cuanto a la elección presidencial, reelección presidencial indefinida en muchos casos o, como en el caso boliviano cambio hasta cambios radicales. 

De manera que desfilaron por largos periodos presidenciales uno, tras otro, personajes como Evo Morales, Lula Da Silva, Ernesto y Cristina Kirchner, Rafael Correa y otros más, quienes junto a Hugo Chavez dominaron la política suramericana y muchos de ellos planearon eternizarse en el poder, previendo para ello constituir a alguien que ocupara la presidencia por un periodo para luego volver a proponerse para la silla presidencial.  En el caso venezolano luego de que dos partidos se permitieran gobernar un periodo presidencial cada uno alternativamente lo que permitió que Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera fueran presidentes en dos periodos distintos, porque Venezuela era la finca de dos partidos políticos quienes monopolizaron el poder en acuerdo cuya ruptura se dio con el triunfo Hugo Chávez y su proyecto político bautizado como “Revolución Bolivariana” y del cual se adueño del ideario, discutido por cierto, de Simón Bolívar y sobre ello planificó sentar las bases de una Venezuela que fuera un paraíso de la equidad y la igualdad. 

 Hugo Chávez inició los acercamientos con otros países fuera de la geopolítica americana y, con los recursos que brindaba el petróleo, cuya explotación iba viento en popa, desarrollaría una nueva Venezuela de libertad y prosperidad, que eliminara la oligarquía y que, además de ello fuera un nuevo sistema político basado en la decencia de los gobernantes, el uso estricto del dinero publico para el pueblo y el acercamiento del gobierno al pueblo para solucionar sus problemas.  Mucho se habla de aquellas jornadas en dónde “el comandante Hugo Chávez” iba a los pueblos para conocer de primera mano cómo funcionaba el gobierno allí y solucionar de tajo todos los problemas del país.

Venezuela no iba para adelante, en realidad estaba retrocediendo a pasos agigantados, su punto de inflexión se dio cuando muere Hugo Chávez y llega al poder Nicolas Maduro, de allí en adelante todo es historia.  De allí que, la reelección, en tanto la contiene el texto constitucional es legitima y quien aspira a un segundo mandato, naturalmente puede participar. Así lo han hecho otros gobernantes que de alguna manera han optado por dejar el poder al momento de perder las elecciones o cuando su popularidad ha venido en descenso.  Le pasó a Correa en Ecuador, a los Kirchner en Argentina y a Lula en Brasil.  Es decir que si no se alcanza el poder mediante la acumulación legítima de sufragio popular hay que proceder a reconocer la derrota y dar un paso al costado, especialmente porque todos estos gobernantes llegaron al poder de la misma manera es decir por sufragio popular.

En la Venezuela de Chávez no fue así, su muerte repentina crea una crisis constitucional en dónde se juegan diversos factores para que, quien debería haber ocupado la presidencia no lo haga porque es impopular, y sí quien es vicepresidente pero dice que es “un designado del comandante Chávez”.  Así no importó la constitución bolivariana, porque Diosdado Cabello que debería haber ocupado temporalmente el poder a la muerte de Chavez, pero que era y es impopular, no lo ocupa y surge la figura de Nicolas Maduro como el sucesor.

En realidad, la mal llamada “revolución bolivariana”, ha llegado a ser una verdadera “involución” porque lejos de promover un desarrollo en el pueblo de Venezuela lo ha llegado a sumir en el subdesarrollo, la pobreza, la marginación y ha causado la salida millones de venezolanos y venezolanas del país hacia otros destinos porque en Venezuela ya no se puede vivir. Un país en dónde la inflación galopante es inusual.  Lo peor de todo es que la democracia es un verdadero chiste de mal gusto.  En efecto, se celebran elecciones generales, pero se asume que ha perdido el candidato opositor, luego resulta que la oposición sí cuenta con las actas que avalan su elección y el señor Maduro resulta que no cuenta con nada porque evidentemente no ganó la elección.  La solución es muy sencilla: Si Maduro ganó la elección como dice haberlo hecho únicamente debió haber mostrado las actas o, en todo caso la autoridad electoral debía haberlas mostrado, sin embargo bajo argucias judiciales (que esta de moda en todos los países) se apresura a que la autoridad electoral le declare ganador y se apresura a tomar posesión.  Así las cosas, si un gobernante no quiere abandonar el poder porque cree que el puedo le tiene que aguantar, ya es hora que ese pueblo le heche.  No se puede fraguar fraudes y permanecer en el poder así por así.  Esto fue lo que le pasó a Evo Morales con su incierta victoria en las elecciones lo que le obligó a renunciar y no renovar el mandato.  Ahora resulta que Nicolás Maduro, continúa en su afán de ser un dictadorzuelo de pacotilla para continuar en el cargo, como si nada ha pasado, sin embargo no esta alerta a los tiempos que soplan desde el norte.  Maduro ya resultó ser muy incomodo no solo para el nuevo gobierno estadounidense de Donald Trump, sino hasta para sus mismos pares, los gobiernos de izquierdas que no ven con buenos ojos ese manoseo a la democracia.  De esta manera, a regañadientes, México y Colombia, tuvieron que exponerlo como un dictador al advertirle de mostrar sus actas electorales si quiere ser reconocido. Más fuerte fue el mensaje de Lula Da Silva, quien le advirtió que debe dejar el poder si perdió la elección porque así es la democracia.

Del lado europeo las cosas no pintan bien para el dictadorzuelo de Maduro, muchos de los gobiernos que le han sostenido porque son de izquierdas, ahora están más asertivos observando qué va a pasar, porque aquellos apoyos que tenía ciegamente ya no le son muy claros, precisamente porque Maduro se ha burlado de todos, del pueblo Venezolano, de la comunidad internacional y, especialmente de todos sus aliados que ven cómo tomó posesión sin siquiera demostrar que ganó la presidencia, sino así por así, y esto es algo que en la era moderna será muy difícil de perdonar.

Dada la contumacia y atrevimiento que el tozudo Maduro tiene para continuar pese al cerco y aislamiento internacional que mantiene, además de que, con el nuevo gobierno de Trump, la tiene muy difícil mantener firme sus alianzas con Rusia, China e Irán tal parece que los días del dictadorzuelo Maduro están contados debido a que no se podrá sostener en el concierto internacional de la manera firme en que lo había venido haciendo años antes.

Así Venezuela viene siendo un monumento más a la involución de aquellos que creen que los proyectos a largo plazo en dónde un grupúsculo de “patriotas” toman el poder ofreciendo el oro y el moro al pueblo, cuando en realidad “amagan con la izquierda y patean con la derecha” van a continuar engañando al pueblo toda la vida, no es necesario mencionar muchos países para saber que, la ambición del ser humano se sobrepone a sus más firmes ideales y luego terminan no solo de traicionar sino de sacrificar al pueblo que les dio la oportunidad de cumplir esos ideales y hacerlos una realidad.  Estoy seguro que los pueblos de Venezuela, Cuba, y Nicaragua para citar algunos, aunque hay muchos más,  abrazaron la idea de elegir gobernantes o apoyar revoluciones para que al cabo de muchos años esten peor que lo que estaban ellos o sus padres.  La única revolución que vale la pena es aquella que trae un cambio real a las condiciones de vida de los pueblos y que sus gobernantes se someten a la voluntad del pueblo para continuar o salir del poder.  Todas las demás mal llamadas “revoluciones” son en realidad una “involución”, un regreso a la edad primitiva.

Area de Opinión
Libre emisión del pensamiento.

Le invitamos a leer más del autor:

Emilio Estrada

El Doctor Emilio Estrada, es abogado egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, obtuvo su PhD en Sociología en la Universidad de Salamanca, España, es abogado litigante.