Educación, Economía y Empleo
Antropos
La Educación es una esperanza para todos. Nos abre puertas a un futuro mejor.
Papa Francisco.
La Educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.
ONU.
Los modelos educativos se han derrumbado y tal parece que las fuerzas motrices que arrastraban el mundo se han esfumado ante la diversidad de crisis que enfrentamos hoy día. Por esto es importante considerar como principio básico, la educación para el empleo, convertido este en un planteamiento transversal para la vida activa. El propósito está orientado en el sentido que el estudiante no se limite solamente a almacenar conocimientos, a ampliar su horizonte de formación, sino a desplegar competencias y destrezas para la vida diaria, la vida del empleo en las condiciones del presente y el futuro. Esto exige al Estado y a la sociedad compromiso responsable en la búsqueda de soluciones.
Lo cual se traduce en la preocupación que hoy existe por la educación, valorada como una de las salidas a la crisis, pero integralmente unida a un proyecto nacional donde se compagine con la economía, salud, innovación tecnológica, emprendedurismo y seguridad ciudadana. Es evidente que los empresarios están interesados en el fortalecimiento de la calidad de la educación y la incorporación de la innovación tecnológica, porque les preocupa la formación del recurso humano capaz de producir competitivamente frente al mercado regional y global.
Estas consideraciones enfatizan que el esfuerzo nacional en educación debe contemplar el tema del empleo y formación ciudadana, lo cual exige que se abran opciones en el ámbito de las competencias “porque éstas, dice Gimeno Sacristán, educador y teórico español, son aquellas que todas las personas precisan para su realización y desarrollo personal, así como para la ciudadanía activa, inclusión social y empleo”, entre las que se destacan: “comunicación en la lengua materna; comunicación en lenguas extranjeras; competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología; competencia digital; aprender a aprender; competencias sociales y cívicas; conciencia y expresión cultural”.
En tal sentido, hay nuevos requerimientos que exige no sólo modificar los aprendizajes, sino se requiere una actualización constante e innovadora para optar a los puestos de trabajo. La oferta y la demanda adquieren en este siglo veintiuno, otras características, en la que se debe hacer un esfuerzo para articular los temas de educación, empleo, economía, en el marco de la formación de las nuevas competencias, que pareciera ser que se orientan en torno a una cultura emprendedora en educación, tal y como lo señala la educadora argentina, Irma Briasco: “el emprendimiento parte de la habilidad de un individuo para convertir ideas en actos. Incluye la creatividad, la innovación y la asunción de riesgos, así como la habilidad para planificar y gestionar proyectos destinados a lograr objetivos”.
La formación de competencias y el emprendedurismo con los jóvenes, posibilita desde ya, vislumbrar que tipo de empleo se podría generar dentro de diez o quince años, o bien, si efectivamente habrá empleo y por lo tanto se hace necesario formar competencias y destrezas especiales para el autoempleo. La preocupación de los empresarios por formar técnicamente a los jóvenes obedece al hecho qué en nuestros días, las grandes estrategias en el ámbito de la producción de bienes materiales obedecen a las demandas del mercado internacional en donde se privilegia la innovación tecnológica y la calidad de los productos.
Significa la impronta de una nueva concepción educativa organizada en torno a las tecnologías de la información y la comunicación y definida como un cambio del paradigma tecnológico en el que las nuevas tecnologías emergentes le dan su sustento metodológico y epistemológico. Lo cual se explica, según el pensador argentino, Tedesco, que hoy se reafirma que el “acceso al conocimiento supone encarar los desafíos que plantean las nuevas tecnologías de la información a las instituciones y los métodos de enseñanza”.
O sea que, las políticas educativas de cada país son el resultado de políticas globales, de esta manera, frente a la relación educación-trabajo, no se trata de que los educadores de cada nación acepten pasivamente las demandas del mercado global, sino que es preciso mirar críticamente cómo se genera, organiza y reparte el trabajo y cómo educaremos el intelecto y la sensibilidad para que esa división sea más racional y justa.
La economía de nuestro país implica invertir en educación y capacitación de los ciudadanos guatemaltecos para abrir los caminos a los sectores populares hacia buenos empleos que pagan salarios dignos. De ahí que la educación y el acceso a la tecnología hoy pasan a constituir un elemento estratégico, porque las políticas del Estado deben aumentar sus esfuerzos para elevar la calidad del capital humano, a través de facilitar el acceso a un amplio rango de habilidades y, especialmente a la capacidad de aprender.
Efectivamente, al sistema educativo se le exige un papel más destacado en la formación de la fuerza de trabajo, por ello éste se ha convertido en aspecto clave a fin de encontrar por esta vía, una de las posibilidades para enfrentar la crisis económica. En ese sentido, se asigna a las instituciones educativas, la responsabilidad de formar los recursos que requiere la transformación productiva, en un nuevo escenario en el que también se exhorta a los empresarios a realizar actividades de capacitación, que se complementarían con las que lleva a cabo el Estado. Por tal motivo, las instituciones educativas públicas y privadas deben redefinir su papel en función del entorno, especialmente en la relación educación-trabajo.
Se espera que el sistema educativo nacional, provea a los estudiantes de las competencias básicas, para enfrentar un mundo competitivo y desafiante, y a su vez, también para que las sociedades educadas sean capaces de innovar y generar continuamente nuevas condiciones que viabilicen óptimas calidades de vida.
La experiencia del país muestra que los jóvenes necesitan mejores herramientas conceptuales y metodológicas que les posibiliten desempeñarse con éxito en su quehacer laboral y una propuesta educativa que los prepare para enfrentar con seguridad el desafío de una sociedad en donde el empleo y la empleabilidad es central para una vida humana con calidad. Particularmente, porque ahora los grandes empresarios del mundo en el ámbito de las tecnologías se posicionan en espacios estratégicos del nuevo gobierno de Trump, lo cual incidirá más temprano que tarde en nuestros países. En ese sentido, sugiero abordar la temática desde las siguientes perspectivas: incorporación urgente de las competencias básicas en todo el sistema educativo nacional, que promuevan un proyecto de vida digna, estudio y trabajo.

Le invitamos a leer más del autor: