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La Realidad Guatemalteca

He dejado de escribir por un tiempo debido a problemas de salud, los cuales ya voy subsanando gracias al Creador.

Hoy quiero exponer un problema muy grande que adolece Guatemala: todos los puestos de elección popular están totalmente devaluados. Esto se debe a que, en las últimas décadas, se ha permitido que nos impongan a imbéciles tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo y municipal.

Esta situación devalúa el puesto y no eleva a la persona que lo ocupa. Como dice el dicho popular: «el hábito no hace al monje.» Por ello, hoy existe una desmedida oferta electoral, y la situación va a empeorar, ya que hay al menos nueve partidos más en gestación.

Actualmente, cualquier persona con un poco de educación formal cree que llena los requisitos para hacer un gobierno. Ha habido diputados que a duras penas han podido firmar, y alcaldes sin el más mínimo conocimiento sobre saneamiento ambiental y mantenimiento vial.

Ya es hora de establecer un listado de requisitos para optar a los cargos de elección.

Un presidente que no conoce la ley del país que pretende gobernar, como es el caso del actual mandatario, es una desgracia para la nación. No tiene asesores capaces, pues ha cometido errores tremendos, como elaborar una lista de a quién pagar y a quién no, sin tomar en cuenta al ministro a cargo. Eso es un delito, y no puede excusarse diciendo que no lo sabía.

Ante estos desaciertos, cualquier hijo de vecino cree, con razón, que lo puede hacer mejor.

En las alcaldías, da pena ver personas que no tienen idea de que los barrancos son cuencas de ríos, por lo que no pueden ser utilizados como basureros. Aquí incluyo al alcalde capitalino, quien debería ser un ejemplo, pero ahí sigue el basurero de la zona 3.

En verdad, da pena la falta de cultura y conocimiento de nuestras autoridades.

Por este medio, le pido a aquellos que pretenden guiar a esta nación que, por favor, hagan un análisis de con qué cuentan en términos de acervo cultural y tecnológico antes de ir a hacer el ridículo, pretendiendo ser estadistas cuando ni a finquero llegan.

Si no tienen capacidad gerencial ni conocimiento legal, ¿a qué van?  Solo a hacer el ridículo, como el actual presidente.

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Ricardo Roesch Gálvez

Ingeniero Industrial con experiencia en trabajo en 7 países del mundo. autodidacta en política. De visión libertaria, conservador. De misión buscar la verdad en este mundo de mentiras.