La Transformación Espiritual: Un llamado a la Luz y la Responsabilidad Colectiva
Desde la Ventana de Mi Alma
En nuestro mundo, existen personas cuyo corazón parece estar endurecido, aferradas a su egoísmo y a comportamientos dañinos. El sagrado Zohar describe a estos individuos como aquellos que rechazan la posibilidad de cambiar los aspectos oscuros de su naturaleza. No buscan el camino hacia la transformación espiritual ni se abren a la luz del Creador. Si bien todos nosotros, en alguna medida, poseemos aspectos de estos rasgos negativos, es la decisión de transformarnos lo que marca la diferencia. Cuando decidimos cambiar nuestras vidas, nos convertimos en agentes de cambio que, a través de nuestras propias experiencias, podemos influir positivamente en otras vidas.
El poder de una acción positiva se multiplica cuando influye en otros. El Zohar nos recuerda que, cuando alguien es tocado por una buena acción, esa influencia permanece para toda la eternidad. Y lo maravilloso es que, cuando el segundo individuo utiliza esa misma influencia para influir a otros, la energía positiva creada regresa a la persona que inició el ciclo. Este principio es igualmente válido para nuestras acciones negativas: cada pensamiento, palabra o acción que emite una vibración de oscuridad tiene implicaciones que se propagan más allá de lo que podemos ver, afectando no solo a quienes nos rodean, sino también a nosotros mismos.
Muchas veces no somos conscientes de las implicaciones profundas y a largo plazo de nuestras acciones. Esta falta de conciencia nos lleva a comportarnos de manera desenfrenada, a menudo con negligencia hacia los demás. La naturaleza humana tiende a justificar y desechar las conductas insensibles e intolerantes, pero la responsabilidad de cada uno recae sobre sus propias acciones. Reconocer que somos eslabones de una cadena, chispas emanadas de una misma fuente de luz, es lo que debe inspirarnos a tratar a los demás con compasión y tolerancia, tal como deseamos ser tratados.
Cada día es una oportunidad para honrar al Creador y vivir en reverencia a Él. Debemos acercarnos con gratitud y humildad, reconociendo nuestra necesidad de disciplinar nuestros sentidos y evitar caer en la necedad. ¿Ante quién debemos inclinar nuestro rostro con gratitud? ¿Por qué el mundo se empeña en tergiversar la verdad acerca de quién es Dios? La sabiduría y la paz provienen de un ser supremo, fiel y bondadoso, único e inamovible. Solo Él nos otorga la capacidad de reconocer la verdad, de ver nuestras faltas a la luz de Su santidad, y de progresar en virtud.
Es crucial que nos alejemos de filosofías conspirativas que atentan contra nuestra fe y nuestra libertad de elegir vivir de acuerdo a la pureza que Él desea para nosotros. Solo el Creador tiene el poder de trabajar en las partes más profundas de nuestro ser, transformándonos desde adentro hacia afuera, guiándonos hacia la luz y hacia una vida de amor, compasión y verdad.

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